La enfermedad de Chagas, causada por el parásito Trypanosoma cruzi, afecta a millones de personas en América y representa una amenaza silenciosa para la salud cardiovascular. Uno de los riesgos más graves de esta infección crónica es la cardiomiopatía chagásica, una complicación que puede derivar en arritmias, insuficiencia cardíaca o incluso muerte súbita. Ahora, un equipo internacional ha detectado tres biomarcadores microARN en suero que se asocian con la gravedad de la cardiomiopatía chagásica. El hallazgo abre nuevas posibilidades para el diagnóstico y pronóstico temprano de esta enfermedad desatendida.

En el estudio multinacional, publicado en Journal of Infection, está liderado por el doctor Lorenzo Bermejo, de la Universidad de Heidelberg, Alemania, y cuenta con la participación, desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, de Inés Zulantay y Werner Apt.

Según explica la doctora Zulantay, “se secuenciaron pequeños ARN (microARN) en muestras de suero de 228 pacientes con Chagas, 54% procedentes de Bolivia, 43% de Chile y 3% de otros países latinoamericanos. Tras procesar bioinformáticamente los datos de secuenciación para cuantificar la expresión de microARN en el suero, se aplicaron técnicas de regresión logística para identificar los microARN diferencialmente expresados en pacientes con anormalidades en el electrocardiograma, el bloqueo de rama en ese mismo examen y altas puntuaciones de Kuschnir, que es una escala que evalúa la gravedad de la cardiopatía en Chagas”.

En ese sentido, el doctor Werner Apt añade que “hasta ahora, pocos estudios han investigado los microARN circulantes como biomarcadores de la cardiomiopatía chagásica. Los tres microARN identificados en nuestro estudio —miR-629-5pmiR-101-3p y miR-576-3p— no habían sido descritos previamente en este contexto”.

Los resultados evidenciaron que “el riesgo de presentar hallazgos anormales en el ECG fue mayor en hombres y aumentó con la edad. Este hallazgo representa un potencial avance diagnóstico que podría facilitar el pronóstico temprano de la enfermedad”.

El doctor Apt agrega que “actualmente, la evaluación del daño cardíaco en estos pacientes requiere exámenes especializados como el ECG y radiografías, que pueden no estar disponibles en zonas rurales o con recursos limitados. Además, el estudio encontró una asociación entre la disminución de miR-629-5p y la expresión de la molécula inflamatoria CCL5, lo que refuerza la idea de que la inflamación crónica es un motor clave en la progresión del daño cardíaco en la enfermedad de Chagas”.

La urgencia de nuevas líneas de investigación

Durante muchos años, la enfermedad de Chagas ha persistido como un problema de salud pública en América. El doctor Werner Apt explica que “la cardiomiopatía chagásica es una complicación terminal de la infección por T. cruzi y tiene un pronóstico desfavorable, que se puede manifestar como arritmias, insuficiencia cardíaca o muerte súbita. En Chile, especialmente en la Región de Coquimbo, constituye un importante problema de salud pública como causa de morbilidad y mortalidad”.

En ese mismo sentido, la doctora Zulantay añade que este estudio implicó una importante labor en terreno y vinculación con el medio: “Sin duda, este ha sido un trabajo de largo aliento, con importante compromiso académico para alcanzar los hitos comprometidos en el proyecto EU-LAC Health.

El trabajo de terreno se desarrolló durante cuatro años, con pesquisa, caracterización epidemiológica, clínica, serológica, parasitológica y electrocardiográfica de las personas diagnosticadas, y posterior derivación de los ADN genómicos al Centro Helmholtz de Análisis del Genoma en Múnich, Alemania. Todo ello con consentimiento informado, aprobado por el Comité de Ética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y la autorización del Comité de Ética Norte del Servicio de Salud Coquimbo”.

La importancia de este estudio es que no solo identifica nuevos biomarcadores específicos para la cardiomiopatía chagásica, sino que también vincula directamente la expresión de microARN con la progresión de la enfermedad. “Los resultados abren la posibilidad de desarrollar nuevas herramientas diagnósticas más accesibles y precisas, e incluso, a futuro, estrategias terapéuticas basadas en la modulación de estos microARN”, concluye la académica.