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El clima de Singapur es muy distinto al de España; se caracteriza por ser ecuatorial/tropical húmedo, con temperaturas promedio que oscilan entre los 26 a 33 ºC casi todos los días del año. En el país asiático no hay estaciones marcadas, lo que significa que no tienen invierno ni verano (la diferencia entre el mes más fresco y el más caluroso es prácticamente nula, por no decir ridícula: apenas uno o dos grados centígrados. A esto hay que sumar la alta humedad (hasta el 95 %), que hace que el calor sea más intenso al subir la sensación térmica.
Los turistas que visitan Singapur sufren su clima, considerado uno de los más calurosos y húmedos del planeta. Sin embargo, los nativos están muy acostumbrados a él, llevando una vida plenamente funcional porque la ciudad-estado está totalmente adapta a dichas condiciones.
La inmensa mayoría de los edificios están climatizados porque el aire acondicionado no es un lujo, sino un elemento básico y esencial. Los más modernos incorporan vegetación vertical, techos verdes y jardines en el interior para reducir la temperatura. Además de que el diseño urbano prioriza la sombra, existen incluso corredores cubiertos que conectan edificios y zonas para que la gente no tenga que caminar por la calle.
No obstante, hay días excepcionales en los que el calor aprieta más de lo habitual. Por ejemplo, durante la celebración el Gran Premio de Singapur de Fórmula 1. La FIA (Federación Internacional del Automóvil, la organización sin ánimo de lucro que regula las competiciones de automovilismo a nivel mundial) declaró alerta por calor al preverse temperaturas de más de 31 ºC. Por este motivo, se habilitaron chalecos refrigerantes, los cuales se crearon por el GP de Qatar de 2023, marcado por los vómitos, mareos y desfallecimientos de los pilotos debido al calor extremo.
Los chalecos refrigerantes son funcionales, pero su duración es muy limitada
Chillout Motorsport
Chaleco refrigerante de Chillout Motorsport
El GP de Qatar de 2023 es recordado por “aniquilar” a los pilotos de Fórmula 1 debido a las altas temperaturas. Fernando Alonso llegó a decir que “el asiento está ardiendo, colega, ¿hay algo que podamos hacer en una parada”, sugiriendo que le lanzaran un cubo de agua mientras estaba montado en su monoplaza. Los pilotos que subieron al podio coincidían en que tenían la cara enrojecida, hinchada y empapada en sudor. Oscar Piastri no era capaz de mantenerse en pie, llegando a tumbarse en la sala prepodio. Esteban Ocon llegó a vomitar durante dos vueltas dentro del habitáculo.
Para evitar incidentes similares en el futuro, la FIA desarrolló unos chalecos/camisetas refrigerantes para que los pilotos los usaran debajo del mono. Este invento cuenta con una serie de circuitos de tubo (algunos con hasta 50 metros de longitud) por los que circula un fluido refrigerado, el cual está en un depósito o caja donde se enfría. El sistema está diseñado para extraer, al menos, 200 W de calor cuando la temperatura ambiental es de 40 ºC. No se puede utilizar hielo seco como refrigerante, sino que el medio debe ser aire, agua o una solución acuosa de sales, como el cloruro de sodio o potasio.
En el reciente Gran Premio de Singapur, celebrado el pasado 5 de octubre en el circuito de Marina Bay, el sistema generó una división de opiniones. Mientras que algunos pilotos se mostraron a favor de su uso, otros cuantos no tuvieron buenas palabras para ellos. No obstante, la mayoría decidió utilizarlos para probar su funcionamiento en un entorno adecuado para su uso, con la excepción del campeón del mundo Max Verstappen (que tuvo que llevar un lastre de 500 gramos para compensar la ventaja de peso).
Charles Leclerc, piloto monegasco por Ferrari, declaró que “funcionó bien durante cinco vueltas, y después hacía bastante calor, así que no hubo diferencia”. Fernando Alonso comentó a ESPN que en su caso el efecto del chaleco refrigerante pareció durar un poco más: “Funcionó en la primera hora, pero no tanto en la última”. Afirmó que no le pareció incómodo, a diferencia de a Lewis Hamilton. Gabriel Bortoleto, piloto de carreras brasileño por Sauber, explicó:
Funcionó bien durante las primeras 10 o 15 vueltas, después el propio chaleco se calienta bastante, así que es mejor desconectarlo. No sé si el chaleco refrigerante tuvo algo que ver, pero todo el mundo decía que sería la carrera más dura del año y no sé, no lo parece. Pero aun así fue agotador
La conclusión a la que se puede llegar con los chalecos refrigerantes es que son funcionales, pero sus efectos no son duraderos. Los pilotos tienden a notar cierto frescor durante las primeras vueltas de la carrera (en el mejor de los casos, una hora), lo que quiere decir que la tecnología es prometedora, pero tiene todavía muchas cosas por mejorar.
Los esfuerzos deberían centrarse en aumentar la duración del frío, pues parece que en carreras muy largas o con temperaturas muy altas no está siendo todo lo efectivo que debería ser.