En un mes clave para el desarrollo del euro digital, en el que se espera el informe del ponente sobre el texto legal de la iniciativa, el Banco Central Europeo empieza a despejar las dudas que rodean el proyecto. La gran banca ha expresado en varias ocasiones el temor de que el euro digital fomente una fuga de depósitos; por ello, la máxima autoridad monetaria de la eurozona estudia aplicar un límite de tenencia. En un análisis publicado este viernes asegura que este mecanismo restringe de manera efectiva las salidas de depósitos y garantiza la estabilidad del sistema financiero. Pero advierte de que sin euro digital, activos alternativos como las stablecoins en dólares, que no tienen límites de tenencias, fomentarían “retiros sin restricciones del sector bancario” en un contexto de crisis. “Esto podría provocar una disrupción mucho mayor del sistema financiero”, advierten.

Establecer un mecanismo como el límite de tenencia es esencial para las entidades financieras. Cuando una entidad atraviesa problemas, los ahorradores tienden a sacar su dinero de la misma, para llevarlo a otro banco o a efectivo, aumentando así la magnitud de la crisis. Con el euro digital, también podrían hacerlo: al tener un wallet con euros digitales en su móvil, podrían mover los ahorros de sus cuentas al monedero digital, manteniéndolo en dinero respaldado del BCE. Pero si se establece un límite, solo podrían mover una cantidad limitada de sus ahorros, que por ahora se estima que será de unos pocos miles de euros.

Así pues, los colegisladores pidieron al BCE un análisis técnico sobre el impacto potencial del euro digital si se estableciera un límite de tenencia de entre 500 y 3.000 euros por persona. En su informe, la entidad estima que en un contexto de normalidad el impacto sería limitado, pero calcula que en una situación de estrés financiero y corrida bancaria la salida agregada de depósitos aumentaría desde los 156.000 millones de euros, con un límite de tenencia de 500 euros (equivalente al 0,5% de los activos totales del sector bancario), hasta los 699.000 millones de euros con un límite de 3.000 euros (el 2,2% de los activos totales del sector bancario).

En este último escenario, que el BCE describió como muy improbable, 13 de los 2.025 bancos analizados agotarían su colchón de efectivo obligatorio, medido por el Coeficiente de Cobertura de Liquidez (LCR). De esos, nueve entidades podrían correr el riesgo de que sus colchones de liquidez cayeran por debajo del 100%, apuntan.

Pese a ello, la máxima autoridad monetaria de la zona euro recuerda que en una situación de estrés financiero el dinero se quedaría en el sistema. En cambio, sin el euro digital, los consumidores podrían buscar otras alternativas como los activos digitales. Podrían retirar sus ahorros de los depósitos bancarios y mantenerlos en stablecoins denominadas en dólares. Esto provocaría una fuga de los depósitos sin control (porque no tienen límite de tenencia) y podría dar lugar a una dolarización de la región, con implicaciones macrofinancieras desestabilizadoras y de mayor gravedad.

“Aunque la probabilidad de este escenario es difícil de cuantificar, una creciente prevalencia de la digitalización en dólares socavaría la soberanía monetaria, al comprometer la capacidad de controlar la moneda dentro de la zona del euro, lo que afectaría de manera significativa la capacidad del banco central para aplicar una política monetaria eficaz y, en última instancia, mantener la estabilidad de precios“, insiste el BCE.

La decisión sobre la cantidad de este límite no está tomada, y será compartida entre el BCE y el Consejo. El presidente del Eurogrupo, Pascal Donohoe, insistió recientemente en que el regulador bancario fijará la cantidad, pero deberá escuchar también la opinión de los países miembros antes de establecerlo. “No hemos hablado de límites. Hemos hablado de un mecanismo que implica un techo y un umbral, pero no de un umbral concreto y, en estos momentos, sería prematuro hacerlo”, recalcó la presidenta de la entidad, Christine Lagarde. Fuentes de algunos bancos centrales de la zona euro afirman que la cantidad se establecerá más adelante, cerca de la fecha del lanzamiento del euro digital.

Por ahora, el Banco Central Europeo está desarrollando una metodología para establecer este límite de tenencias, que se basa en tres pilares: garantizar que el euro digital pueda ser utilizado como un medio de pago conveniente, lo que implica que pueda preservar el papel actual del dinero del banco central, mantener la estabilidad financiera y asegurar una implementación y transmisión fluida de la política monetaria.

Costes

En otro informe, el BCE también estima los costes que el euro digital puede suponer para el sector bancario. Basándose en varios estudios realizados por la industria, y asumiendo un contexto de colaboración entre los bancos con soluciones compartidas tal y como lo hacen ahora con los métodos de pago, por ejemplo, el BCE estima que los costes podrían rondar entre los 4.000 y los 5.700 millones de euros, o entre 1.000 y 1.4000 millones de euros anuales durante cuatro años, en línea con las previsiones de la Comisión, que sitúan los costes totales para los bancos de la eurozona entre los 2.800 y 5.400 millones de euros.

Estas estimaciones quedan muy por debajo de las que refleja un reciente informe de PwC, que estima que el gasto que deberían asumir los bancos sería sensiblemente mayor, de unos 18.000 millones de euros. Una cifra, además, que podría elevarse a 30.000 millones si se incluyen también funcionalidades más complejas, como el pago offline. El BCE ha criticado este estudio al considerar que presenta lagunas metodológicas, falta de transparencia en las estimaciones de costes y verificación insuficiente de los datos.

La entidad asegura que quiere mantener lo más bajo posible los costes de desarrollo y los posibles gastos operativos; por ello aclara que está abierta a colaborar con la industria bancaria para minimizar la inversión necesaria, “reutilizando en la medida de lo posible los estándares y soluciones de pago existentes, y permitiendo que los estándares y soluciones del euro digital puedan ser aprovechados por los esquemas de pago europeos”, incide en el documento.

Las entidades financieras del Viejo Continente, que están trabajando en el desarrollo de una solución privada paneuropea, como un Bizum continental, reclaman desde hace tiempo que los más eficiente es reutilizar aquellas soluciones que ya existen, sin crear algo desde cero. Algunas, por ejemplo, abogan por desarrollar la interoperabilidad entre aplicaciones privadas, desarrollando la infraestructura en la que se basan, y permitiendo que estas soluciones funcionen con el proyecto del BCE: por ejemplo, facilitando el uso de Bizum con euros digitales.

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