Se levantó Adriana Mallo a falta de seis segundos porque “no quedaba otra opción”. Elevó su cuerpo desde unos nueve metros con dos defensoras delante y soltó el brazo: “Hasta cerré los ojos para darle toda la fuerza”, admite. Y el balón entró, incluso sin saber el lugar exacto porque “ni vi la trayectoria” con toda la gente que había delante. Así ganó el partido el Porriño al Elda, con el lanzamiento de la primera línea viguesa. “Siempre te motiva seguir haciendo las cosas bien. No hubiese servido de nada sin el trabajo previo del resto del partido. Me quedo también con eso”, amplía la jugadora sobre la acción y, rebuscando en la memoria, admite que «no recuerdo ningún otro gol para ganar un partido».

La primera línea viguesa regresó este año a Galicia para militar en el Conservas Orbe Zendal Porriño tras cuatro campaña en el Beti-Onak, desde que terminó su etapa juvenil. A los 17 años llegó a Villava y creció, pese a que apenas contaba para el juego de ataque en las dos últimas campañas en División de Honor. “Con 22 años, ya quería dar un paso más porque me sentía algo limitada. Sentía que, dentro de lo que me gusta defender, también tengo otras capacidades y fue una de las razones por las que decidí venirme al Porriño. Obviamente, no contaba con participar tanto en ataque como hasta ahora”, relata la jugadora. De hecho, admite que “venía con la idea de tener más protagonismo que en el anterior equipo, pero no tanto ni tan de golpe. Las cosas vienen como vienen y estoy contenta de poder aprovechar esta oportunidad. Estoy siendo importante para el equipo y espero poder seguir siéndolo”.

En los últimos años apenas jugaba en ataque, contaba con hacerlo más, pero no tan de golpe”

Sentía que tenía más y opté por el cambio; estoy muy contenta y es básico para sentirse bien”
— Adriana Mallo – Jugadora del Porriño

Mallo es una de esas jugadoras de gran nivel defensivo, que necesita el nuevo Porriño de la presente campaña, pero desde los primeros partidos ya tuvo presencia en ataque. Y, en los últimos, se incrementó por las bajas de compañeras y porque la olívica demostró capacidad goleadora. Ante su exequipo en Navarra ya anotó cuatro dianas en un 24-25 y, con la baja de Aitana Santomé, hizo cinco ante el Málaga y los mismos que ante el Elda, incluído el de la victoria. Contra el conjunto alicantino llegó en uno de esos encuentros extenuantes porque, además de la morracense, causaron baja Vicky Szembery, Aroa Fernández y Juliana Santos. “Sabíamos que podía ser un partido duro porque estamos con muchas bajas y es algo que lastra. El bloque demostró madurez y solidez, aunque en los últimos minutos no pudimos aprovechar bien las superioridades que tuvimos. Ellas fueron capaces de darle la vuelta al marcador tras estar nosotras cuatro arriba. Demostramos que sabemos sufrir y es importante para poder estar arriba”, describe.

La última en caer fue Szembery, con la que comparte posición en el lateral y la lógica indicaba que sería su recambio para, al menos, respirar en algunos de los ataques. No pudo y la viguesa completó un encuentro extenuante con más de 50 minutos en la pista. “Se hace duro jugar un partido así, sin apenas cambios. Especialmente de cabeza. No soy la única que tiene que estar tantos minutos en la pista y forma parte del deporte. Las cosas son como vienen, pero sí que me gustaría estar alguna más para descansar algo, pero tenemos que afrontarlo tal cual llega”, indica sobre el desarrollo del partido y añade que “con tres primeras línea sólo, ya no había opciones. Estamos justas. Desde la lesión de Aitana Santomé -fractura en un dedo- sabíamos el resto que nos iba a tocar asumir muchos minutos”. Lo que pasa es que las bajas aumentaron hasta el punto de quedar sin rotación, con tres jugadoras de primera línea ante el Elda. «Espero que las compañeras vuelvan lo antes posible y, poco a poco, repartir el tiempo de juego”, amplía Adriana Mallo.

Adriana Mallo hace un escorzo para intentar sacar un lanzamiento ante el Elda.

Adriana Mallo hace un escorzo para intentar sacar un lanzamiento ante el Elda.

Sobre sus capacidades, Mallo explica que esta campaña y, sobre todo, en los últimos partidos “defiendo en el penúltimo y disfruto mucho el trabajo atrás. Tengo suerte de no hacerlo en el centro, que todavía fatiga más”. Un papel que asumen Katia Zhukova y Carmen Prelchi que “son muy buenas en el centro y permiten que pueda estar en el dos». Respecto al ataque, la viguesa explica que “realmente soy más lateral izquierdo. Aunque es cierto que en las categorías base jugaba de central. En el Porriño vine con la idea de ser central, tras dos temporadas de apenas jugar en ataque, pero es cierto que las lesiones me están obligando a hacer otras cosas». Eso sí, explica que en el sistema de Isma Martínez, “las jugadoras que están en el puesto de central en este equipo varían por toda la primera línea. Apenas están en el medio”. De esta forma, sentencia: “Soy primera línea”.

Así, regresa a ese lanzamiento, que era lejano porque “no quedaba otra”, amplía Adriana Mallo y argumenta que “antes sí que practicaba más el lanzamiento exterior y en el partido ante el Málaga ya mostré que tenía esa capacidad. Otra cosa es que lo practique más o menos, pero existir, existe”. Su voluntad y la confianza de Isma Martínez en el nuevo Porriño facilitan que la figura de la viguesa emerja como un elemento decisivo, también en ataque. Mientras, la jugadora vive entre Vigo y O Porriño. “Como estoy con las prácticas de enfermería, que es lo que me queda para terminar, paso más tiempo en Vigo, pero otros días estoy en la casa de O Porriño, según me cuadre”. Un aspecto más para estar contenta y “cuando tu vida está tan centrada en el balonmano, estar cómoda es clave. Es el 70% como mínimo para sentirse bien”. La joven lo disfruta y el club también, que encontró una jugadora que ya es clave y de la cantera viguesa. Todo un acierto.