Ya doctorado por Sebastián Castella, antes de tomar la muleta y dar muerte al toro de su alternativa, Pajarraco, de Núñez del Cuvillo, Cristiano Torres invitó a ingresar en el ruedo a su padre, el exmatador Ricardo Torres. Los dos tomaron asiento en el estribo, iniciando un diálogo repleto de lágrimas. Llorando se nace y llorando se muere. Y llorando, también, se triunfa, como este viernes hizo el matador zaragozano. Una vez cortadas las dos orejas, Ricardo Torres, entre toro y toro, confesó el llanto entre padre e hijo. «Cristiano me ha dicho siéntate aquí. Esto es para ti y para mí. Esto es por todo lo que nos ha costado, por nuestros esfuerzos, por nuestras alegrías, por nuestros lloros«, señaló Ricardo Torres, visiblemente emocionado en el burladero. «Dios, que está allá arriba, nos va a dar nuestra recompensa. Y después, nos hemos echado a llorar», concluyó Ricardo Torres. Las mismas lágrimas derramadas que cuando Ricardo se cortó la coleta… a manos de Cristiano. Después llegaron dos orejas y una puerta grande que va a poner a caminar a este matador que llega dispuesto a todo. Y todo consiguió en su gran tarde de alternativa.