El fotógrafo estadounidense David Hornback pretende atrapar la inmutable Venecia desprovista de turistas y tráfago contemporáneo, aquella ciudad milenaria, la Serenísima República monumental. «Con las … cámaras estenopeicas puedo eliminar todo lo que se mueve y los lugares parecen vacíos», explica. El autor, radicado en Bilbao, ha sido favorecido por el programa de intercambio entre la Fundación BilbaoArte y la italiana Belvilaqua La Masa y disfrutará de una residencia en la ciudad hasta final de año.

Esta disciplina resulta muy simple, en opinión del autor, que llegó ayer a la Ciudad de los Canales. «La gente piensa que es algo complicado y que debes comprar aparatos caros, cuando la verdad resulta mucho más sencilla», aduce, y muestra los dispositivos que él mismo ha creado. «Se trata de una cámara provista de un agujero hecho con un alfiler y que guarda un soporte sensible a la luz». La exposición a la luz precisa de entre uno y dos minutos, mientras que a la sombra o un día nublado requiere de cuatro a ocho minutos. «No hay visor», señala. «Miras el reloj y, pasado el plazo, tapas y has hecho la fotografía».

Los interesados por esta técnica, de la que hay alusiones en la Grecia clásica, se fabrican sus propios dispositivos. «Las hago con cajas de teléfonos móviles. Cuando comencé a practicar este procedimiento, en la Secundaria, hacíamos talleres para chavales de doce años y ahora he puesto en marcha un curso al que acudió un niño de cinco que lo aprendió perfectamente».

Los frutos de este proceso poseen una belleza particular. «Partes de una idea muy vaga del resultado y siempre sorprende», afirma. El sistema prueba-error guía a sus seguidores. Las imágenes difusas, de un color sepia, se antojan evocadoras. Entre la abstracción de la mancha y una imprecisa figuración, destilan sugerencias poéticas, incluso cierta reflexión en torno a la realidad y el paso del tiempo. «Me gusta porque ahora todo el mundo hace fotos con el móvil y poseen cámaras de calidad, pero el producto viene a ser más o menos el mismo. Este método supone regresar a algo muy simple que, sin embargo, parece capaz de captar el pasado».

El proyecto ‘Venecia no nos ve’ intenta reflejar esa presencia inmutable, eliminando la huella efímera de sus numerosos visitantes pasajeros. Propone, de alguna manera, el rescate de aquellos entornos saturados por la presión turística dotándolos del absoluto protagonismo visual. «Frente a ese actual interés por lo fugaz, aquí se privilegia lo que no varía», indica, aunque también exhibe piezas en las que aparecen personas, registradas tras largas permanencias ante la caja.

Fotografías tomadas con cámara estenopeica en San Sebastián y Zarautz.

Fotografías tomadas con cámara estenopeica en San Sebastián y Zarautz.

David Hornback

El trabajo precedente sobre la capital vizcaína alienta este presupuesto. En algunas ocasiones, las instantáneas de la villa proporcionan panorámicas imposibles. «Se pueden hacer cámaras con dos agujeros y las escenas obtenidas se fusionan generando una nueva, y si los abres a la vez la imagen se duplica». Las copias se materializan tras escanear los negativos y acudir al plotter y el soporte de lienzo en el caso de los grandes formatos, o imprimiendo las de dimensiones menores, tal y como ha hecho recientemente para su próxima exposición en Polonia.

Hornback se formó en el fotoperiodismo en la Universidad de Kansas, fue nombrado Fotógrafo Universitario del Año en Estados Unidos y trabajó con la revista ‘National Geographic’ cuando tan sólo tenía 22 años. «Pero lo que me gusta es hacer fotos a personas», apunta, y confiesa que esa pasión la pudo desarrollar durante una estancia en Berlín. «Quería pasar tres días y estuve dos años ganándome la vida con fotografías de calle que vendía a la prensa». En su país, obtuvo el Premio Pulitzer por la cobertura de un terremoto en San Francisco. «Pero ansiaba regresar a Europa y hacer lo que realmente me gustaba».

El autor mantiene una intensa actividad. El año pasado realizó unas doce exposiciones y este ya ha clausurado otras cinco. Algunas muestras son de fotografías y otras han estado dedicadas a la obra gráfica que también lleva a cabo, mezclando individuales y a dúo con la artista Mara Reguilón en la iniciativa conjunta Amor/Amargo, en Madrid, Palma de Mallorca o Roma, entre otros destinos. Además de su estancia en Italia, prepara cinco libros de fotografía urbana y una retrospectiva que se celebrará el próximo año en la ciudad de Wichita, donde creció este angelino de nacimiento.