La nueva Telefónica que nacerá el próximo 4 de noviembre, fecha de presentación del esperado plan estratégico del grupo, podría recaudar hasta 14.000 millones de euros, suficientes como para salir de compras por Europa sin comprometer la salud financiera de la teleco. La posible adquisición de Vodafone España aparece en el entrecejo de la empresa, con un precio regateado de 9.000 millones de euros. Y también buscará oportunidades entre las compañías tecnológicas de tamaño mediano. Para rematar la faena, el grupo español ambiciona construir el mayor operador europeo, sueño que indefectiblemente pasa por la fusión con una gran teleco continental. Por eliminación, el mercado apuesta por el rojo del grupo Vodafone.
A simple vista, las hojas de cálculo soportan casi todo: lo probable, lo posible y hasta lo descabellado. Si las paredes de las war room de Distrito C pudieran hablar, sobrarían los argumentos para un best seller. De esa forma, el referido botín de 14.000 millones de euros puede amasarse a través de ventas de filiales, ampliaciones de capital, reducciones del dividendo, desinversiones societarias, reestructuraciones, regulaciones laborales, liquidación de inmuebles y hasta con cabriolas sobre el alambre.
Hasta el momento, la única certidumbre se ciñe a las instrucciones del presidente Marc Murtra: «Tenemos que crecer, ser relevantes en Europa, pero con pleno sentido y bajo una férrea disciplina financiera». Tan ciclópeo mandato parece tan imposible como la cuadratura del círculo. No obstante, los designios del jefe no se someten a las reglas de la geometría. Además, el peculio para acometer esas operaciones se presume limitado, aunque las posibilidades de arañar recursos son abundantes.
Por lo pronto, la exuberante diversidad de dimes y diretes invita a tomarse como un juego las grandes sorpresas del futuro Plan Estratégico. Algo así como la frívola quiniela que acompaña estas líneas. Ahora es el momento de desglosar los hipotéticos ingresos.

3.700 millones en ventas en Hispam
Las ventas de todas las filiales de Hispanoamérica ya están descontadas, con unos ingresos extraordinarios sólo este año de 3.270 millones, incluidas las subsidiarias ya transferidas y las apalabradas. Entre las formalizadas se encuentran las filiales de Argentina (1.200 millones de euros), Perú (de apenas 900.000 euros, pero sin el lastre de 1.200 millones de deuda) y Uruguay (370 millones de euros). Antes de fin de año se debería materializar la salida de Ecuador (300 millones), Colombia (400 millones) y Chile (1.000 millones). El precio por fugarse de México y Venezuela es complicado de estimar, en este último país con intrincadas derivadas geopolíticas, pero con cuantías irrelevantes para la suma final.
4.000 millones al ampliar el capital
Una eventual ampliación de capital puede proporcionar a la teleco pingües ingresos, siempre en función del tamaño de la misma. Tan delicado movimiento podría capitalizar al grupo 4.000 millones de euros, aunque esa dilución del valor de los títulos provocaría severas heridas en el grueso del accionariado. La decisión corresponderá al núcleo duro de la multinacional, con casi un tercio del capital, repartido en partes iguales entre la Sociedad Española de Participaciones Industriales (Sepi), Criteria Caixa y Saudi Telecom (STC). Si estos socios están dispuestos a tirar de chequera por la causa, nada impedirá que Telefónica aumente su valor de la noche a la mañana. Está en juego el futuro no sólo de la compañía más estratégica del país -según palabras del Gobierno- sino también el líder europeo… si se hermana con otra gran teleco.
1.700 millones por el dividendo
Igualmente arriesgado sería desacralizar el dividendo en una cotizada abonada a la retribución cada seis meses. Pero si eso llegara a ocurrir, el grupo podría destinar para otros fines alrededor de 1.700 millones de euros al año, equivalente al desembolso anual de 0,30 euros por acción. No obstante, también cabe la posibilidad de rescatar el dividendo flexible (scrip dividend), dejando así el grifo del dividendo a medio cerrar o a medio abrir, con ahorros también difíciles de peritar.
3.300 millones disponibles en Brasil
Brasil es fuente inagotable de alegrías y sinsabores para Telefónica, siempre en función del veleidoso canje del real con el euro. En el mayor mercado latinoamericano, Telefónica atesora el 70% del capital de la subsidiaria que cotiza en Sao Paulo. Por lo tanto, podría poner en el escaparate poco menos del 20%, para así conservar el 51% y seguir consolidando el activo. En ese caso, un socio con ganas de aventura podría aportar a Telefónica alrededor de 3.300 millones de euros.
1.300 millones en venta de sedes
Las razones del corazón son malas consejeras en el mundo de los negocios. Con ese axioma, el centenario grupo se ha planteado la venta del icónico edificio de Gran Vía 28, prácticamente en desuso salvo para la Fundación Telefónica. Se trata de una golosina para algún titán hotelero con apetito inversor. Por lo tanto, el que fuera el mayor rascacielos de Europa podría tasarse en más de 300 millones de euros. Igualmente sorprendente es la venta de los 15 edificios que conforman el Distrito C de Las Tablas, sede de la compañía. Los empleados no tendrían que mudarse, ya que se diseñaría una operación de Sale & Leaseback, es decir, venta vinculada a un contrato de alquiler a muy largo plazo. El precio de este complejo rondará los 900 millones de euros, según estimaciones procedentes del sector. En la misma dinámica, el grupo puede buscar comprador a decenas de pequeños inmuebles que hasta hace unos meses albergaban las ya jubiladas centrales de cobre. Esto último puede sumar un valor de mercado de hasta cien millones de euros.
Creación de nuevas ‘fibercos’ y alianzas
Telefónica debería subir el sueldo al estratega que en su día descubrió las ventajas de promover la figura de las fiberco. Son sociedades diseñadas para compartir con otros socios la inversión y comercialización de las infraestructuras de telecomunicaciones fijas. Este modelo de éxito podría adaptarse a las redes móviles, sin esperar al 6G. Por su parte, la alianza británica con Virgin Media (VMO2) ofrece escaso margen de maniobra, no sólo por tratarse de una venta bloqueada hasta junio de 2026, sino por el peso de una deuda compartida de 21.000 millones de euros.
Ajuste de plantilla…, por las buenas
El runrún de un gran recorte de plantilla flota en el ambiente, en respuesta a la recurrente petición de los empleados más veteranos del grupo. Los previsibles y bien retribuidos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) disparan los costes laborales del ejercicio (con menoscabos milmillonarios), pero también aligeran las estructuras a medio y largo plazo.
Revisión de Movistar TV, Telefónica Tech e Infra
La nueva hoja de ruta de Telefónica se sustenta sobre el análisis y revisión de todos los negocios. Ese estudio ha salpicado a Movistar+, así como a las filiales Tech e Indra, todas ellas actividades susceptibles de acoger socios comprometidos.
Objetivo: Grado de inversión
Garantizar la soberanía tecnológica es importante para los principales accionistas del grupo (empezando por el propio Gobierno, con voz y mando en el consejo de administración a través del 10% de la Sepi), pero por delante de los condicionantes políticos se impone el objetivo de aproximarse al grado de inversión. No será sencillo conseguirlo. Entre otros detalles, hasta el pasado junio, la relación deuda/ebitda de Telefónica se situaba en 2,78 veces, por encima de la media sectorial europea (2,42 veces). Los analistas más optimistas rebajan ese ratio en 2026 hasta equipararlo con el promedio continental, aunque todo eso dependerá de las ambiciones de consolidación de la compañía.
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