¿Por qué se produce el alzheimer?

Si hablamos de la enfermedad del Alzheimer, que representa un problema de salud pública importante, hay que destacar algo curioso: no sabemos definirla. Las enfermedades se definen por su etiología, las causas que las originan, y por su fisiopatología, los procesos que conducen a la pérdida de la función. ¿Cuál es la etiología del alzheimer? No lo sabemos. De lo que sí tenemos constancia es de que se produce una serie de lesiones patológicas que son las que dañan las neuronas. Unas lesiones relacionadas con el depósito de unas proteínas anormales. Aparecen en la porción medial del lóbulo temporal, donde se ubican estructuras clave como el hipocampo o la corteza entorrinal, que son el sustrato anatómico de la memoria episódica. Sí sabemos que empiezan ahí y luego se van extendiendo por otras zonas del cerebro, pero no sabemos cuál es el primum movens, la causa exacta. Una neumonía, por ejemplo, te la puede producir una bacteria, un virus, un parásito, un irritante químico o el humo. Pero, en el caso del alzheimer, no se conoce, y definir una enfermedad sin saber la causa es un problema.

¿Cuáles son las primeras señales?

El primer síntoma es la confusión. Nos desorientamos, no sabemos en qué día vivimos. A lo mejor tu pareja te propone un plan para el próximo fin de semana, pero llega el momento y no te acuerdas. Llega ese «a mí no me has dicho nada». Y para la persona es verdad, porque para ella esa conversación no se ha producido. No recuerda que se lo has dicho. No es que no haya prestado atención, sino que no ha consolidado la información. Algo que enseñamos a nuestros residentes es que aquellos que vienen y te cuentan que se les olvidan las cosas, pero te acaban dando todos los detalles, seguramente lo que tenga sea un problema de atención. Pero si aseguran que no tienen ningún problema y que acuden porque lo dicen otros… malo. La persona que tiene un problema de memoria por enfermedad, probablemente tipo alzheimer, no es consciente de su déficit inicialmente.

¿Cómo evoluciona la enfermedad?

El lenguaje de las personas con alzheimer es cada vez más pobre, les cuesta encontrar palabras. Al principio, pueden saber para qué sirven unas gafas, pero no recuerdan su nombre. Al final, no recordarán ni para qué se utilizan, porque su conocimiento conceptual ha ido desapareciendo. Además, poco a poco se van alterando las funciones motoras, la capacidad de tragar y acaban falleciendo por una complicación de inmovilismo.

¿Cuáles son los últimos tratamientos?

Hace dos décadas aproximadamente, solo existían tratamientos para paliar los síntomas momentáneamente y las alteraciones de conducta. Hay que tener en cuenta que los enfermos pueden volverse más suspicaces, agresivos, delirantes o alucinantes. De hecho, esto hace que muchas veces las personas claudiquen, porque los pacientes de alzheimer se agitan, pierden el ciclo de vigilia y sueño y acaban durmiendo de día en vez de por la noche. Sea como fuere, ahora se han aprobado dos fármacos para una de las consecuencias de la enfermedad, que es la patología amiloide. El problema es que son dos fármacos, en principio, muy caros, que solo se pueden dar en un margen muy limitado de la historia natural de la enfermedad, muy al principio. Así, nuestra obligación es diagnosticar a los pacientes lo antes posible, para ofrecerles estos tratamientos. Además, va a requerir unos controles radiológicos, porque pueden tener efectos secundarios de edemas o microsangrados. De momento, la Agencia Europea del Medicamento lo ha aprobado, pero ahora depende de si las agencias locales lo van a financiar o no y en qué condiciones. En cualquier caso, creo que llegará, si no es el año que viene, será el siguiente. Una vez que se empieza la carrera, todo luego viene muy rápido. Vienen tratamientos cada vez más seguros, más perfeccionados y con mejores resultados. Eso sí, no hay que perder de vista que la prevención es fundamental, y tenemos que seguir incidiendo en ello para que cada vez haya menos casos.

¿Qué hábitos son saludables?

Realizar actividades que estimulen la actividad cerebral; evitar el sobrepeso y realizar algún tipo de actividad física de forma regular; evitar los tóxicos como el alcohol, el tabaco, la contaminación y cualquier tipo de droga; controlar factores de riesgo vascular, como la tensión arterial, la diabetes o la hiperglucemia; potenciar las relaciones sociales y afectivas; seguir una dieta equilibrada, optando por alimentos naturales; tener un sueño de calidad; moderación en el uso de Internet, pantallas digitales y redes sociales; y proteger a tu cerebro de las agresiones físicas del exterior, mediante el uso del cinturón en el coche o del casco en una moto o bicicleta.

¿Esas medidas de prevención se han notado de forma positiva?

Sí, hay datos de que la enfermedad de Alzheimer está disminuyendo su incidencia y es gracias a esas medidas de prevención. En concreto, la incidencia se ha reducido en 11 países, incluido el nuestro. Lo que ocurre es que la gente cada vez vive más, entonces, aunque los nuevos casos están disminuyendo, cada vez hay más casos globales.

¿Hay datos sobre la evolución en los diagnósticos del alzheimer en Cáceres?

El problema de esto es que no tenemos bases epidemiológicas, pero no depende de nosotros. Es una cuestión de salud pública. Ahora mismo las cifras que manejamos en la Sociedad Española de Neurología es que aproximadamente hay 800.000 casos de demencia, aunque a mí me gusta más hablar de deterioro cognitivo (la demencia equivaldría a lo que es el deterioro cognitivo grave). Sea como fuere, de todos ellos unos 500.000 corresponderían al alzheimer. Además del alzheimer, encontramos demencia vascular y demencia mixta. Finalmente, encontramos otros tipos de demencia, pero son minoritarias.