¿Qué es el miedo? ¿Es la sensación de que nuestra realidad está a punto de quebrarse? ¿Puede de algún modo esa sensación incómoda, angustiosa … e inexplicable, hacernos sentir cómodos? Estas y otras preguntas plantea de forma inicial el libro ‘Europa’, que el cineasta y escritor Luis López Carrasco (Murcia, 1981) acaba de publicar con la editorial Anagrama. Aunque no se puede decir que el libro sea nuevo, porque ha viajado desde el pasado hasta el futuro al meterse en la máquina del tiempo de la corrección del propio autor, que escribió estos textos hace algunos lustros en lo que supuso su debut narrativo con la editorial Gollarín, de Caravaca de la Cruz. Después de haber triunfado como director de cine y haber alcanzado el éxito y diversos reconocimientos nacionales e internacionales –entre los que destacan los Premios Goya a Mejor Documental y Mejor Montaje por su película ‘El año del descubrimiento’–, en 2023 ganó el Premio Herralde de Novela con la obra ‘El desierto blanco’. Ahora, el fundador del grupo audiovisual Los Hijos ha dado una nueva vida a ‘Europa’, lo que para él también ha sido, en cierta medida, «como viajar un poco a ese pasado» en el que empezó a escribir estos relatos. Y plantarse de repente, casi quince años después, en ese futuro (presente) que atisbaba en ese libro. «El concepto del libro sigue siendo el mismo, pero es una versión revisada. Le hemos dado un nuevo brillo», resume.
Atiende López Carrasco por teléfono a LA VERDAD desde la estación de Sans, en Barcelona, donde acaba de presentar ‘Europa’. Próxima parada, Madrid, aunque ahora pasa unos días en su Murcia natal por unos compromisos familiares. «Hace mucho tiempo que no veía a mi sobrino», admite.
–¿Cómo surge la idea de rescatar y revisar ese primer libro?
«El mundo y la realidad se han vuelto imprevisibles, y eso genera mucho desasosiego» «Ahora, de repente, el libro se ha vuelto más hiperrealista; tenía una parte imaginativa y ahora es mucho más perturbador»«Marisa López Soria me dijo: ‘Tú eres escritor, no lo olvides nunca’. Cuando estás empezando, eso es superimportante»
–En el momento en que ‘El desierto blanco’ gana el premio Anagrama y Anagrama lo publica en su colección Narrativas Hispánicas, les propuse la posibilidad de rescatar esa publicación. Por un lado, porque originalmente había tenido poca distribución. Y luego también desde el punto de vista del tono y de los géneros. Es una especie de ciencia ficción cotidiana, minimalista, íntima. Y compartía también el tono y el enfoque de ‘El desierto blanco’. Y los recuerdos de adolescencia que uno puede vincular a la Murcia de los años 90 también están en ambos libros.
–¿Qué recuerdos son esos?
–En ‘Europa’ hay como dos partes, por así decirlo. Los tres primeros relatos son de una ciencia ficción más clásica, porque el planteamiento se puede desarrollar en diferentes lugares y nos lleva a cuestiones que uno vincula a la ciencia ficción de viajes en el tiempo, de una especie de aparato tecnológico que te permite ver los sueños de tu familia, de grabar los sueños, aunque siempre dentro de esa especie de desarrollo para mí de preocupaciones personales que hay detrás de estas máquinas y de estas cosas más urbanas, que es también lo que me interesa. Me gusta cambiar la manera en la que nos relacionamos con la realidad. En la segunda parte del libro sí intenté introducir elementos locales, elementos basados en recuerdos míos o cuestiones que tuvieran que ver con esa memoria generacional. Por ejemplo, en uno de los relatos cuento una historia que tiene que ver con un recuerdo mío de adolescente, cuando iba al instituto Cascales, en Murcia, e hicimos un fanzine.
–¿Y?
–El fanzine era un poco cafre y eso nos supuso un montón de problemas, casi la expulsión del centro. Fue una buena movida, la verdad. Como le decía, en ‘Europa’ me gustaba esa idea de intentar contar cosas personales o cosas cercanas, pero contadas desde el futuro. Es decir, contadas desde una persona que igual está en un futuro que vinculamos más a la ciencia ficción, pero que está recordando nuestro pasado. Y esa mezcla de tiempos es lo que hace que el libro tenga un tono en el que muchas personas se sienten reconocidas.
«Perturbador»
–Un libro del pasado que habla sobre el futuro y que se revisa en ese futuro del que hablaba en el pasado. ¿Cómo ha sido la experiencia?
–Hay algunos relatos que se desarrollaban en el futuro, y ahora me doy cuenta de que se desarrollan literalmente en el 2025. Y es un ahora donde están sucediendo cosas muy amenazantes desde el punto de vista colectivo. Esas cosas que yo intentaba que estuvieran cerca de ser posibles. Un amigo me dijo que era una fantasía realista. Y lo que ha sucedido es que ahora, de repente, el libro se ha vuelto aún más hiperrealista. Esas profecías de las que yo hablaba casi se han hecho realidad. El libro, que tenía una parte más imaginativa, ahora se ha vuelto mucho más perturbador. Es como, ¡ostras!, es que está pasando o está a punto de pasar todo eso que yo contaba.
–¿Ha sentido miedo revisando el libro?
–Hay un relato donde se explica cómo va a ser la Tercera Guerra Mundial y se habla concretamente de unos bombardeos en el Mediterráneo Oriental. Un momento que en el libro se llama ‘Noviembre Negro’ y que describe una atmósfera de colapso y catástrofe que se asemeja con la situación en Gaza, con la absoluta sensación y certeza de que el mundo y la realidad se han vuelto imprevisibles. Eso creo que genera mucho desasosiego. Eso en el libro ya estaba hace años, porque lo escribí en un momento de muchísima incertidumbre y desasosiego: en la crisis económica de 2008 y 2010. Y, de repente, esos desasosiegos contemporáneos se han potenciado. Entonces, sí. Es más escalofriante. No sé si llamarlo miedo, pero sí preocupación. Luego el libro es muy entretenido, muy vivo y no tiene una atmósfera angustiosa ni opresiva. Pero bueno, sí que es verdad que hay situaciones que ponen la piel de gallina.
Denuncia social
–Cuando escribió el libro, ¿se lo planteó como una denuncia social, como una advertencia de lo que podría estar por venir?
–No estaba en el planteamiento inicial. Sí que tuve una sensación de apagón, de colapso desde el punto de vista generacional y laboral en 2010. Dije, joder, qué ha pasado, que nos hemos quedado sin suelo bajo los pies, todo se ha vuelto gris, oscuro. Y quise esforzarme, aunque fuera desde la ciencia ficción, en imaginarme vidas posibles. Sí que es verdad que los personajes que aparecen en el libro siguen con cierta precariedad y en esa situación de no saber qué va a ser de sus vidas, pero digamos que la crítica social es más una cosa emocional. Pero no forma parte de un propósito, sino de algo que se va infiltrando. Que depende de la conclusión que saque cada lector cuando acaba de leer el libro.
–Y después de haber llegado al futuro que de alguna manera se describía en ‘Europa’, ¿ahora llegará un ‘Europa 2’?
–La continuación natural de ‘Europa’ fue ‘El desierto blanco’. Luego uno pone en marcha proyectos que tardan en hacerse realidad un montón de tiempo. Sí que tengo una película pensada que se desarrolla en el futuro, en el año 2050 en ‘Europa’, en la luna de Júpiter. Gente que está en una luna en el futuro y lo que hace es ver vídeos domésticos de cuando vivían en la Tierra. Eso ya llegará, son proyectos que tardan en llegar, y tampoco hay nada concreto. Pero sí que tengo la idea de una película que fusione todos los libros y todas las películas anteriores y que se desarrolla en Europa, la luna de Júpiter, en el año 2050.
–Después de todos estos años desde que escribió esa primera versión de ‘Europa’, ¿qué le ha sorprendido en el proceso de revisión? ¿Se ve mejor escritor?
–Hombre, ha sido muy curioso porque es como volver a esa época, volver a recordar dónde vivía, volver a recordar qué cosas me preocupaban. También me parece un libro tremendamente adaptable al cine, aunque a mí no me gusta adaptar lo que yo escribo, me gusta hacer cosas nuevas. Pero le diré que me ha sorprendido para bien. Quizá suene un poco presuntuoso, pero sí.
–Ha viajado a su pasado.
-Sí
–Como montarse en una máquina del tiempo.
En la sierra de Madrid
–Viajemos, pues, a ese momento en el que escribió esa primera versión de ‘Europa’.
–Este libro originalmente lo escribí en una Semana Santa en Murcia. Tuve la suerte de que seleccionado en el CreaJoven (ahora CreaMurcia) y ganó un accésit. Me acuerdo de que uno de los miembros del jurado, la escritora Marisa López Soria, vino a hablar conmigo y me dijo: ‘El relato me encanta, aunque no has ganado el primer premio, quiero que sepas que tú eres un escritor. No lo olvides nunca’.
–Vaya espaldarazo.
–Sí, eso me dio un montón de confianza. Cuando estás empezando, que alguien te diga eso, es superimportante.
–¿Y después?
-Luego, en 2010, me fui a vivir a la sierra para escribir, y allí escribí ‘Europa’. Era la sierra de Madrid, por la zona de Rascafía, con un montón de nieve, un escenario que me vino muy bien para imaginar ese desierto helado que es Europa. Lo que quedaba del libro me lo escribí del tirón a finales de 2011, viviendo con mi hermano en Madrid en la zona del Rastro, en un piso que teníamos los dos. Yo me había quedado sin trabajo y también estaba muy preocupado por el futuro.