El estilo industrial del siglo XXI: la nueva tendencia que marcará la arquitectura del futuro y una de las apuestas de nuestros Best of España

Si tuviéramos que señalar con el dedo a un experto en dar un sentido estético al ladrillo, el candidato definitivo sería William Morris. Los edificios, según Morris, debían cumplir un papel social y el arquitecto era un creador de belleza en el contexto de la Revolución Industrial, cuando las ciudades comenzaban su metamorfosis hacia la vida moderna, creciendo a la velocidad de la luz a base de, sí, ladrillo, chimeneas y naves diáfanas. En la Red House (1859), a las afueras de Londres, Morris se afanó en dar belleza a unos materiales en bruto, inspirándose en la Edad Media y en la sensualidad de la naturaleza, diseñando un hogar-barra-obra de arte total con muebles, vidrieras y murales.

Arco ojival blanco de edificio industrial

Una imagen del interior de los antiguos lavaderos de la Colonia Güell, en Barcelona, ahora vivienda y galería.

© Arale Reartes

Casi por la misma época, a las afueras de Barcelona, se construía la Colonia Güell por iniciativa del empresario Eusebio Güell, para trasladar allí la industria textil que tenía ubicada en Sants. El proyecto de colonia obrera ideado por el empresario disponía de un hospital, escuelas, comercios, teatros y capilla, además de las fábricas y viviendas de los trabajadores. Todo en ladrillo y con la firma de, nada menos, Antoni Gaudí y colaboradores, quienes, como Morris, buscaron oponerse al diseño masificado, revalorizando la artesanía y proponiendo una belleza democrática de formas orgánicas. “Hay una tendencia a rehabilitar estos espacios industriales y recuperar técnicas de construcción ligadas a cada lugar”, confirma el arquitecto Jordi Veciana, a quien últimamente han visto mucho por las calles modernistas de la colonia –que, por cierto, sigue en pie y habitada–.

El auge de los suburbios

“Un marchante de arte nos pidió rehabilitar lo que fueron lavaderos, de 200 metros cuadrados, para transformarlos en vivienda y galería. Hablamos con vecinos, acudimos a los archivos del Ayuntamiento, investigamos en el pasado. Aquí no hay esa cultura inglesa de cuidar y respetar el patrimonio, pero sí es cierto que cada vez más se ven estos cambios de uso en edificios industriales, hay falta de espacio en las ciudades y los precios empujan a los suburbios a quienes necesitan metros cuadrados”, argumenta Veciana, cuyo espectacular proyecto en colaboración con Skye Maunsell añade una capa más a un edificio histórico (fue declarado Bien de Interés Cultural en 1991), que tiene diez espectaculares arcos ojivales en la fachada.