¡Qué difícil es encontrar hoy en día a un hombrede palabra! Ayer, mientras Morante de la Puebla se cortaba la coleta en la plaza de toros más importante del mundo, Las Ventas, en un escenario a la altura y con todos los detalles cuidados al máximo, otro hombre, cuya trayectoria modesta y nunca comparable con la del cigarrero -una evidencia- Alberto Álvarez, se iba del toreo sin ocultarlo pero sin venderlo frívolamente.

Eran pocos los que lo sabíamos con certeza o los que intuían que ayer lo dejaba, pero haciendo honor a su trayectoria como torero y como hombre, actuó en consecuencia. Mantuvo su compromiso de no volver la cara a la primera adversidad: apechugar con la bazofia de corrida de Salvador Gavira que hubo que traer a toda prisa y con nocturnidad para reemplazar, sobre la campana, a la gatada que, irresponsablemente, empresa y ganadero acordaron embarcar y terminaron perpetrando. Ni el peso mínimo daba de la Pincha ¡coño!

Así que Román, que había cortado una oreja en Madrid el viernes a la de Victorino debió de rumiar para sí: pinto en Zaragoza menos que un requeté en la zona roja. Mientras, en los corrales de La Misericordia, se echaron para atrás hasta diez toros en los reconocimientos previos: siete de Pincha y tres de Julio de la Puerta.

«Hemos venido a devolver a Zaragoza la categoría que nunca debió perder» afirmaba el señor Zúñiga Manso en el palacio de Sástago en su presentación como empresario hace cuatro años. Y llegaba con la experiencia taurina alquilada al señor Bernard Domb (alias Simón Casas). Un indicio. Claro, así fueron desfilando uno tras otro los escombros a nombre de Salvador Gavira que se habían enchiquerado a la mañana.

El primero de la tarde, un torancón con dos petacos para colgar un abrigo de lana mojado en cada uno, fue fachada y se derrumbó volviendo a corrales. En su lugar salió una prenda de iguales hechuras, de la misma casa. Recortado de badana, sus carnes vareadas, esos cuernos breves, arremangaos, astifinos… y unas intenciones de manso escondido detrás de la mata esperando a que Álvarez se confiara para ponerle los pitones en el cuello y arrancárselo.

Y el de Ejea se piró a la de tres. Puede trincarme toreando pero no de manso, se diría. Ese lo había brindado al público y el postrero lo brindó a su esposa sabiendo que el toro no tenía ni un pase. Y no se equivocó. Aquello duró un par de minutos y el Alberto Álvarez torero ya es historia. En distinta situación se encuentra Molina, que es como gusta anunciarse ahora a José Fernando Molina, de Albacete.

Muy insistente y porfión en su primero, se empleó a fondo en faena larga de muletazos cortos. Era como si estuviera matando un toro a puerta cerrada pero con público. Por la insistencia sin expectativas, la extensión de aquello sabiendo que no había premio después del esfuerzo. Qué descontextualización más extravagante. En esa línea de insistencia y amor propio, ante el sobrero de Julio de la Puerta (5º bis) tampoco halló recompensa.

El toro era horrible y muy protestado de salida. Dolían los ojos de ver ese cuerpote estrecho con un cuello degollado que lo asimilaba más a una vaca. Qué ridi.

Con un comportamiento chungo en banderillas que jodió el tercio antes de esconderse cobarde en la muleta tirando, eso sí, la cuchillada que te desanuda el corbatín en cuanto te descuidas. Entretanto, el salmantino Ismael Martín llegaba para sustiuir a Román.

Su perfil de Fandi de laboratorio, con el número de las banderillas tan protagonista, esa animosidad permanente, su toreo artificioso y explosivo fue el marco de un muleteo en su primero de acercarse (que no es lo mismo que arrimarse). Amontonado -característica del perfil de torero multifunción que se mostró- en el otro se dejó enganchar la muleta en varias ocasiones y aquello fue barullo y frenesí coronado con una estocada con derrame. Calma, maño.

La ficha

TOROS DE SALVADOR GAVIRA

Que sustituían a los anunciados de Pincha. 1º devuelto y reemplazado por uno de Gavira y 5º por otro de Julio de la Puerta.

ALBERTO ÁLVAREZ

Se retiró de la profesión (sin corte de coleta). Silencio y pitos.

MOLINA

Ovación tras aviso y silencio.

ISMAEL MARTÍN

Sustituía a Román. Ovación y vuelta tras petición.

ENTRADA

Un tercio.

Se rechazaron previamente diez toros (7 de Pincha y 3 de Julio de la Puerta).