La sonrisa un tanto tímida pero plena de un chaval –de tan solo catorce años– como la que lucía este jueves el gijonés Álvaro Tomillo, tras retirar otra temporada más su carné de socio del Sporting, explica muy bien qué significa este club para la ciudad: «Es el equipo de mi vida», dice el joven, feliz, ante su padre –también abonado del club rojiblanco– que aguarda detrás en un segundo plano. Y Álvaro, que guarda en sus manos el carné como un tesoro, sigue explicando sus razones. Las explica con una naturalidad apabullante. Razona que esto de renovar no va de resultados, sino que es una cuestión mucho más profunda. Un tema de sentimientos: «Toda mi familia es del Sporting. Es un sentimiento. Es todo. Es una pasión», insiste.
La historia de Tomillo es la de tantos gijoneses, asturianos, residentes o en el exilio. Es la historia de miles de sportinguistas que ven en el club sus orígenes, sus genes, no un equipo de fútbol. La última campaña podría haber hecho mella, pero en la gente que se guía por su corazón no cabe el desgaste de casi diez años en el infierno, sino que se guía por la ilusión.
Ilusión renovada
«¿Y por qué no vamos a subir este año? Siempre se empieza de cero. Cada año se afronta con la misma ilusión. Hay que dejar atrás la negatividad. Hacer un «reset» y pensar en ¿por qué no?», repite una y otra Ignacio Fernández, otro socio ilusionado que renueva pese a vivir al otro lado del planeta. «Renovamos por fidelidad. Hay que confiar», admiten a la vez Sergio Azurmendi y Juan Ortiz, otros dos socios que se mantienen fieles al club.
Sergio Azurmendi y Álvaro Tomillo, con sus abonos. / Ángel González
A última hora del jueves, el Sporting superaba ya los 20.500 socios registrados para la temporada 2025-2026. Un ejemplo para poner en valor esta sobresaliente cifra: después de una campaña muy dura para la institución, con momentos incluso de mucho de vértigo, la entidad supera en mil socios el número de inscritos con los que terminó esta fase la campaña pasada, que ya fue muy positiva. Contra los resultados, la dinámica de socios es ascendente.
Corredera y Pablo Vázquez, ayer, en la oficina de abonados de El Molinón. / RSG
Otro dato: el club también suma más de 900 altas. Cifras todas muy importantes tras dejar atrás el primer umbral de los 20.000 abonados. Nadie en la entidad quiere ahora marcarse un fijo, pero en Mareo algunos ya se hacen una pregunta: ¿Camino del récord de abonados? «Sobre todo una palabra: lealtad. No es una sorpresa, es lo habitual en esta afición. Es la grandeza de este club», celebra David Guerra en palabras a LA NUEVA ESPAÑA. «Trabajamos para que se sientan representados cada día. Dentro, exigencia y responsabilidad máximas», recalca el presidente ejecutivo del Sporting. Hoy es el último día para que los socios renueven manteniendo su asiento. La oficina de El Molinón permanece abierta desde las 09:30 de la mañana hasta las 19:30 horas de la tarde. Además de la vía on-line.
Álvaro Tomillo muestra con su nuevo carné rojiblanco. / Ángel González
Pasadas las 17: 30 horas de la tarde, una multitud se concentró en el entorno de El Molinón. Un miércoles caluroso de verano en una ciudad que no garantiza el sol, pero mucha de la gente de esta peculiar ciudad prefirió asegurarse un sitio en su estadio antes de garantizarse un hueco en la playa de San Lorenzo. La sorpresa para muchos fue que dos de las caras nuevas –Corredera y Pablo Vázquez– fueron los encargados de darles la felicidad y repartirles el carné de socios.
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