Ficha del festejo

Ganado: se lidiaron seis toros de Victorino Martín, bien presentados. Primero complicado. Segundo soso. Tercero bravo, ovacionado en el arrastre. Cuarto manejable aunque tendente a tablas. Quinto humillador y falto de recorrido. Sexto manejable por el izquierdo.

David Galván (de carmelita y oro): herido en el primero.

Román (de azul rey y oro): estocada entera algo contraria y descabello en el que estoqueó por David Galván (silencio); estocada entera desprendida (oreja); estocada entera atravesada que hizo guardia y descabello (ovación con saludos).

Ginés Marín (de malva y azabache): pinchazo y entera arriba (ovación); pinchazo hondo y entera baja (silencio tras aviso); dos pinchazos y media arriba y dos descabellos (silencio tras aviso).

Incidencias: Iván García saludó tras banderillear al segundo.

Parte facultativo de David Galván. Traumatismo craneoencefálico con pérdida de conocimiento. Puntazo corrido en cara posterior de hemitórax izquierdo, con contusión en parrilla costal izquierda pendiente de estudio radiológico. Es trasladado para posterior estudio al Hospital Gregorio Marañón.

Plaza: Las Ventas de Madrid. Corrida de toros. Sexto festejo de la Feria de Otoño. 22.447 espectadores.

La corrida de Victorino Martín, tan apegada a determinados nombres en los últimos años, presentó en esta Feria de Otoño una combinación original y escasamente manida que se saldó con un destacado Román, quien brindó a Enrique Ponce la lidia del tercero, de nombre Madrugador, un ejemplar bravo que metió la cara abajo y que permitió al valenciano cuajar un trasteo eminentemente pasional, con el toro acometiendo a cámara lenta. Román lo condujo con escasa estética pero pulseado, evitando que tropezara tela por la acción del viento y se violentara. Todo ello contando con la receptividad de los tendidos, que rugieron, haciendo pensar en la posibilidad de que, si mataba a la primera, como hizo, se le pidiera el doble trofeo, si bien el premio quedó en una oreja.

Y en la mano tuvo la salida a hombros Román en el quinto, un ejemplar que humilló y rebañó a partes iguales. Ello dotó de nuevo de emoción a lo realizado por el rubio torero, que llevó sometido al de Victorino y anduvo rápido para quitarse de allí nada más pasaba el toro. La oreja podría haber caído, y con ella la puerta grande, pero la defectuosa estocada (hizo guardia) impidió ambos extremos.

La tarde comenzó con sobresalto como resultado de la siempre indeseable combinación de viento y lucimiento. El primero de Victorino rebuscaba los tobillos de David Galván, que intentaba lidiar con toro y Eolo, sin posible lucimiento. En uno de los embroques el toro lo prendió, volteó y buscó en la arena hasta que lo encontró, alzándole con el pitón izquierdo, hiriéndole y siendo trasladado a la enfermería desmadejado. Román se quitó de en medio pronto al cárdeno y se recompuso el orden de actuación al quedar el festejo en mano a mano improvisado, con Ginés Marín haciéndose cargo del segundo, al que cuajó un muy estimable fajo de verónicas cerradas con una magnífica media.

Eso fue antes de que Iván García pusiera la plaza en pie tras banderillearlo, y de que Marín intentara sacarle jugo a una embestida sosa y a media altura, logrando lo más jaleado en una tanda de naturales en las que aguantó y tiró de la remisa embestida hasta lograr que pasara, levemente, de su cadera. Poco más hubo que rascar.

En el cuarto, con clara tendencia a tablas, hubo algún atisbo de toreo en redondo a cargo de del jerezano-extremeño por el pitón derecho, único con posibilidades, aunque sin llegar a tomar altura. Mientras que en el sexto, de nuevo Marín alcanzó lo más reseñable por el lado zurdo, el único con opciones, robándole dos series meritorias pero que no llegaron al nivel de «premiables».