Tras su paso por el Festival SXSW (South by Southwest), Good Boy lograba captar la atención del público a través de una trama tan sencilla como un perro enfrentándose a las fuerzas del mal y la oscuridad. Con el lanzamiento posterior del tráiler y de los pósters, la ópera prima del cineasta Ben Leonberg se viralizaba en las redes sociales, y lo hacía acompañada de una pregunta: ‘¿Muere el perro?’.

El furor era incontestable y venía aupado por una campaña promocional hacia el perrito Indy, el canino protagonista que pertenece realmente al director. Una estrategia que hacía que incluso IFC y Shudder, dos de las grandes compañías de terror del mundo y encargadas de la distribución en EE UU, enviaran una carta a la Academia de Cine, firmada presuntamente por el propio Indy, para incorporar una categoría para las interpretaciones de animales.

Su carácter adorable, su valentía a adentrarse en lo desconocido y su lealtad se transforman en las claves del éxito de Indy, el perro de la película con el que comparte nombre el verdadero, y que es fruto de más 400 jornadas en un periodo de tres años para poder recoger comportamientos naturales y genuinos de este. 

A priori, la idea de recoger las reacciones cotidianas y espeluznantes de un perro resultaba descabellado, al menos para el que no tiene uno. Y es que las miradas perdidas y los ladridos a la nada siempre han dado mucho juego con nuestros amigos de cuatro patas, ya que la amplificación de sus sentidos nos hace plantearnos qué ven ellos que nosotros no.

Eso sí, se echa en falta que la película de Leonberg arriesgue más y no se convierta en otro ejercicio cinematográfico efectista y resultón, que poco estaría dando de hablar si no fuera por Indy, quitando acertadamente el foco de su dueño Todd, interpretado por Shane Jensen.

‘Good Boy’ aterriza en Sitges antes de su estreno en cines

La película compite estos días en Sección Oficial de la 58ª edición del Festival de Sitges, donde el director se desplazaba y daba la mala noticia de que el canino no podía volar, a pesar de lo cual la organización del festival se vestía de gala para los perretes. 

Al menos se agradece que Good Boy se aleje de la imagen de los perros más violentos del cine de terror, una constante desde su inicio con decenas de ejemplos como Perros asesinos (Burt Brinckerhoff, 1976), Cujo (Lewis Teague, 1983) o Aullidos (The Breed) (Nicholas Mastandrea, 2006). 

Con todo ello, para aquellos que quieran ver Good Boy como la película del año, servidor ya te avisa que su guion deja mucho que desear, pero si lo tuyo es suspirar durante 72 minutos por ver a un perrito haciendo cosas de perrito en la gran pantalla, esta es tu película.

En su fin de semana de estreno en Estados Unidos y Canadá, la película recaudaba más de 2 millones de dólares, resultando un verdadero éxito para un filme de bajo coste. En España, Good Boy nos llega de la mano de Filmin el próximo 17 de octubre a las salas de cine, y todo apunta que posteriormente formará parte de su catálogo en streaming.