¿Se puede escribir una historia de los años de la democracia desde la arquitectura? Se puede y así lo atestigua el libro que se presentará en la Biblioteca Regional de Toledo el día 15 de octubre, miércoles, a las 7 de la tarde. Se puede y se ha conseguido escribiendo un libro grupal en el que cada uno de los escritores (Antonio Peña, Teodoro Sánchez Migallón, Carmen Mota, José Antonio Arce Inés, José Ramón de la Cal, José Rivero, Miguel Cortés Arrese, Manuel Valero, Ramón Peco o Manuel Serrano de la Cruz y José Luis García Rayego) aporta a la totalidad del libro su visión de la Región. Unos más técnicos, otros más literarios, todos ajustados a la realidad de un territorio de nueva creación, producto de una democracia plural y diversa. La interrelación complementaria entre unos textos y otros que resulta difícil en libros devarios autores ha resultado posible aquí. Al lector corresponderá organizar la información proporcionada para armar sus propios juicios. Cualquiera que quiera conocer la Comunidad en los años de la democracia deberá utilizar el libro que ha editado la Biblioteca Añil, otro éxito del infatigable Alfonso González Calero.
El titulo ‘Castilla-La Mancha fea’ traslada a unos territorios rurales en transición hacia otra cosa aún no concretada, un titulo y una visión que, en el ámbito nacional, nos descubrió una España levantada con una arquitectura apresurada, urgente, monocorde, tediosa, basada en la fealdad de la especulación inmobiliaria que hizo ricos a quienes no lo eran y a los que lo eran les enriqueció un poco más. Ahora contemplamos un fenómeno similar de fealdad, la proliferación de los edificios Cebra. Hechos en serie, blancos con ribetes negros o grises, impersonales, donde habitan seres anónimos como en la Colmena de Cela que pugnan por sostener a duras penas su propia individualidad. La que perdieron cuando en los años del desarrollismo, y luego se ha mantenido, iniciaron el desplazamiento hacia las grandes urbes en las que para todo hay que hacer cola. Fue una España, al menos en el Centro, de pisos construidos con las tierras de La Sagra y con el poco gusto de los especuladores. El fenómeno también se dio en Castilla-la Mancha cuando empezaba a estrenar una nueva organización territorial descentralizada.
El libro que se presenta es, además de un manual de historia reciente, una guía para enterarse de algunas de las cosas que han pasado en estos años, varias olvidadas y otras vendidas como logros de la nueva época. Castilla-la Mancha ha copiado lo peor de la gran ciudad y de sus barrios dormitorios. Y en los últimos años está siendo arrasada por naves uniformes y con pisos de costes reducidos impulsados por los movimientos de gentrificación de Madrid. Estos movimientos constructivos, al parecer cósmicamente imparables, asfixian a Guadalajara y a Toledo por la expansión anárquica de los Corredores de la Sagra y del Henares. El modelo se irá replicando en casi todos los pueblos de la Comunidad en los que se confunde progreso y crecimiento con uniformidad y bajos costes.
¿Es Castilla-La Mancha fea?: “Estamos llegando a un concepto bipolar del territorio”

Y unos consejos para leer el libro. No pretendan leerlo de un tirón, se les atragantaría. Vayan por partes, por capítulos, por provincias, que aún es una división territorial del siglo XIX que sirve para separarnos. Lean los libros a los que se remite en las notas y citas, conozcan las historias más detalladas de cada lugar. Y realicen visitas, guiadas o no, fijándose en las obras de reciente construcción en las que, salvo excepciones, se plasma la fealdad de un tiempo caracterizado por la banalidad, por la ausencia de conocimientos, por el embotamiento de los sentidos, por la estética de la rapiña y por la confusión entre modernidad y antigüedad, entre progreso y futuro.