El primer videoclip de la nueva era musical de Taylor Swift (35 años), The Fate of Ophelia, se convierte —una vez más— en un icono de estilo y narrativa visual. Cargado de simbolismo y múltiples referencias, sobre todo, a la a Ofelia de Hamlet, el vestuario vuelve a estar cargado de significados y referencia.

El primero de ellos, un vestido blanco, muy romántico y con un largo que llega hasta el suelo, lo firma Lorenzo Serafini para Alberta Ferretti, marca de moda que puedes encontrar en España, concretamente en la boutique Love is in the air.

La elección no es casual: desde Alberta Ferretti llevan décadas explorando la feminidad etérea y la elegancia sin esfuerzo, esa que combina ligereza y presencia en una misma silueta. La intérprete de temas como Love Story, que siempre ha entendido la moda como un vehículo narrativo, encuentra en esta firma italiana el equilibrio perfecto entre fantasía y autenticidad tan característico del que es su duodécimo álbum de estudio.

Paula Echevarría en un acto público.

Vestido blanco que se puede encontrar en la boutique Love is in the air.

Vestido blanco que se puede encontrar en la boutique Love is in the air.

Aunque este diseño se trata de una pieza a medida hecha exclusivamente para que la cantante estadounidense pueda lucirlo en el primer videoclip de su álbum The Life of a Show Girl, Isabel Ruiz, fundadora de Love is in the air, cuenta con otras piezas de la firma, pertenecientes a su colección de fiesta y vestidos de noche.

En esta boutique multimarca conviven la artesanía, la exclusividad y la pasión por la moda, donde es posible descubrir las mismas colecciones que fascinan a artistas como Taylor Swift. Una invitación a vestirse con la misma poesía que inspira a la estrella más influyente del pop contemporáneo.

Al comienzo del videoclip, la artista aparece literalmente sacada de un museo, enfundada en un vestido blanco diseñado a medida por Lorenzo Serafini para Alberta Ferretti. Con mangas románticas que rozan el suelo y un bajo de volantes escalonados, el look es una oda a la pintura prerrafaelita, con ecos del romanticismo inglés y la sensibilidad pictórica del pintor británico John Everett Millais. Un momento shakesperiano, acompañado de un look a la altura, que reafirma su poder para transformar cada aparición en una pieza obra de arte convertida en una realidad.