Si alguien conoce a Morante de la Puebla es Curro Vázquez. De torero a torero. De torería a torería. De clasicismo a clasicismo. Al maestro madrileño le convenció el sevillano para torear, ¡a sus 74 años!, un festival pro monumento a Antoñete en Las Ventas. « … Era una locura, pero tenía que hacerlo y me he preparado para ello». Curro enamoró a la afición, desempolvó nostalgias de esa naturalidad imperecedera, de ese empaque de otro tiempo, y cortó dos orejas a su novillo de Garcigrande.

Fue Morante el que se lo propuso, «con mucho cariño, porque con mucho cariño me han arropado todos los toreros», y allá que fue para homenajear al torero del mechón blanco y el pitillo negro. «Se lo debemos a Morante, que ha hecho cosas buenísimas por la tauromaquia, tan pendiente de cada detalle». Lo que no se esperaba Vázquez era que el de La Puebla del Río se fuese a cortar la coleta en este domingo de histórico doblete: «No lo sabía; cuando ocurrió todo lo que ocurrió, pensé que a lo mejor podría haberlo preparado… El homenaje a Antoñete, Madrid, el toro blanco… Fue entrañable, me emocionó mucho y me alegré mucho. Porque estaba tan entregado, tan expuesto, con tanta pasión, que este año, a un torero que no le cogían, le han cogido mucho los toros, ayer mismo con esa cogida tan fea». Lo define como «el torero más completo y con más pasión por la tauromaquia, un torero grandioso que se ha preocupado por la tauromaquia y ha atraído a muchos jóvenes». Y cuenta que desde novillero «ya se le veía su clase y ha ido crecido, arriesgando mucho, con pureza». Como torero dice que «no sabe si se toma un descanso o se retira». Para setenciar: «Saldrán otros toreros; para que salga otro Morante tendrán que pasar cien años».

Quién sabe si volverá o no, ni los suyos lo saben; quizá ni el propio Morante lo sepa. ¿Algún festival? Festivales le han llovido a Curro Vázquez d España y América. Tajante su respuesta: no. «Eso es una locura, yo no le doy otro berrinche a mi familia, yo no asusto más a los míos».

La nostalgia se ha adueñado de Sevilla, donde Morante es columna vertebral de cada temporada. Pablo Aguado comentó que «se va el foco que ha alumbrado a todos los toreros de mi generación. Se marcha un referente, un ejemplo y mi ilusión cada vez que me veía anunciado con él. Morante nos lega una tauromaquia mejor que la que él se encontró».

«Una tristeza tremenda» invadió a Juan Ortega. «Los primeros recuerdos que tengo de toros son hacia el año dos mil. Me crié con esa generación de toreros, me crié viendo torear a Morante. Siempre le estaré agradecido por lo que me ha hecho crecer como torero y por todo lo que me ha ayudado a lo largo de mi vida. Pero por encima de todo le tengo que dar las gracias por haberle entregado su vida al Toreo».