Un coro de voces protagoniza Marciano. Seres que fueron reales, pero que parecen de ensueño, de muchos sueños que se combaten entre sí. Seres que han muerto, que siguen vivos, pero sus vidas actuales habitan otras dimensiones, orbitan universos equidistantes. Algunos han sido más olvidados y otros, y otras, han quedado en las múltiples capas de nuestra memoria. De cualquier manera, no importa desde dónde resides, es un recuerdo colectivo, un dolor patrio, una suma de duelos y desconsuelos con distintos rostros y distintos fantasmas en un mismo sueño, mundos antagónicos que susurran desesperanzas.
Este es un relato en que la protagonista es la propia autora: una voz principal que pregunta a la vez que transmite su propia experiencia. Como interlocutor, una polifonía encabezada por Mauricio Hernández Norambuena, más conocido en Chile y en el mundo de la guerrilla como el Comandante Ramiro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Nona Fernández lo conoció en la Cárcel de Alta Seguridad de Rancagua el año 2022, cuando Hernández Norambuena había sido extraditado desde Brasil después de diecisiete años de presidio por el secuestro del publicista Washington Olivetto. Ahora estaba en “la Gonzalina” para cumplir las condenas pendientes por el asesinato de Jaime Guzmán, el año 1991, y por el secuestro del hijo del dueño del diario El Mercurio, Cristián Edwards, el año 1992.
MÁS MARCIANOS QUE MARCIANOS
Se supone que Nona Fernández trabajaría en una serie donde él sería la principal fuente de información y, para ello, contaba con un permiso para visitarlo en medio de su estricto régimen de aislamiento. La serie, que quizás habría sido protagonizada por Pedro Pascal o Santiago Cabrera, nunca se realizó. De esa experiencia, Fernández heredó la posibilidad de seguir visitando a Hernández Norambuena. El libro se distribuye en once encuentros y comienza con una interesantísima cita de La teoría de la bolsa de la ficción de Ursula K. Le Guin: “Por eso me gustan las novelas: en lugar de héroes, contienen personas”. Una cita que te hace todo el sentido cuando terminas la lectura.
Se han dicho muchas cosas de Nona Fernández a propósito de Marciano, pero, desde el punto de vista literario, Fernández no falla. Nada de lo que conversó en la cárcel con el Comandante Ramiro fue grabado; algunos apuntes y una grabadora en el auto que relata rápido el recuerdo inmediato. Todo está en su mente y en una pila de documentos que fueron investigados y llevados al diálogo por Fernández. Diálogos increíbles y declaraciones que chocan contigo y entre sí. Muchas voces conversan con ella; van y vuelven como en una danza de declaraciones poéticas, personajes míticos son humanizados hasta más allá del fondo de la tierra. Nada de superhéroes o supervillanos, ni personas con habilidades especiales que caminan sobre las aguas o cargan metralletas por horas sin cansancio. Más humanos que humanos, aunque, en estricto rigor, más marcianos que marcianos.
UNA NOVELA SOBRE MAURICIO
“Marciano” es el sobrenombre que tenía Mauricio Hernández Norambuena cuando jugaba en el Orompello, allá arriba en los cerros de Valparaíso, en el Esperanza. Parece que tenía las orejas grandes, por eso el apodo. Pero escuché una entrevista de Nona Fernández que decía que en esta experiencia también se encontró con un personaje que ya no es de este planeta, muy “marciano” en términos de sus convicciones, de sus ideas del mundo: “Un grupo de jóvenes que en algún momento decidió, en el contexto en el que estaban, por supuesto –que era la dictadura militar–, arriesgarlo todo aunque ellos no fuesen beneficiarios de lo que pudiese ser ese objetivo”. Ya no existen personajes de esa raza, piensa Fernández: “Pensemos en el atentado a Pinochet: estaban totalmente seguros de que iban a morir; por supuesto que les daba muchísimo miedo, por supuesto que no querían morir –nadie quiere morir a los veinte, treinta años–, pero estaban dispuestos a hacerlo con alegría. Eso, yo creo que no es de este planeta no más. O sea, tal cual como vivimos la contemporaneidad…”.
Nona Fernández aclara que este no es un libro documental ni una investigación periodística, sino una novela. Y no es una novela sobre el Frente Patriótico Manuel Rodríguez ni sobre el Comandante Ramiro, sino sobre Mauricio: “Este es un libro que intenta meterse en la psiquis, en el hipotálamo, en el tiempo del encierro plegado que vive Mauricio Hernández Norambuena”. En cierto modo, Fernández lo logra o, al menos, logra una increíble ficción de todo aquello que escuchó. Y de eso se trata la literatura, de ese navegar entre la precisión y la interpretación, como dice Janet Malcolm: toda narración implica un cierto grado de construcción y contiene ese influjo sobre cómo se perciben las historias, cómo se crean verdades.
FINALES REALES, SOÑADOS, MARCIANOS
Siempre recomiendo los libros de Nona Fernández especialmente porque creo que tiene una obra muy creativa y particular. A pesar de que la historia que subyace en este libro es difícil de calificar, Fernández logra un relato dialógico lleno de poesía y palabra, de sentimiento y escritura. Interiores sufrientes sin arrepentimientos, porque el arrepentirse invalida todo lo que ahí ocurrió. Almas que reflexionan tanto en la tortura del encierro, como en la paz de los momentos. Esta es una novela de varios finales: finales reales, finales soñados y locos, finales de abducción que conectan con la portada de Marciano. Un libro gordito, pero con una utilización particular del espacio; el blanco del silencio y la ausencia es más poderoso aún que las mismas huellas que dejan esas palabras que, para la Nona, son “sonidos hechos de aire”.
Fernández escribe lindo, así que esta historia, que no es linda, te deja ese halo de hermosura del que solo es capaz el lenguaje.
Fantástica Nona Fernández.
Por Pepa Durán, de @aqui.se.lee.
Magister en Lengua y Literatura Hispánica, Universitat de València.
Magister en Educación, Universidad Católica de Chile.
