Phil Scrubb hace las maletas rumbo a la Superliga Turca. El jugador canadiense de 33 años, que el año pasado defendió la camiseta del Leyma Coruña en ACB, jugará en las filas el Aliaga Petkimspor. El escolta ha encontrado su hueco tras la lesión de Stanley Whittaker y regresará a una competición que no le es ajena, pues militó en el Bahcesehir Koleji de Estambul en el curso 2023-24, antes de aterrizar en el Coliseum.

Con la elástica naranja no llegó a conseguir un puesto fijo y alternó titularidades y suplencias. Su rendimiento se vio mermado por una lesión muscular en el ecuador de la campaña que le apartó un mes y medio de la cancha, pero logró regresar con fuerza y su versatilidad fue una pieza muy valiosa para los planes de Diego Epifanio. Promedió 6,9 puntos, 3 rebotes y 2 asistencias en 30 partidos.

Con este movimiento, casi todos los componentes de la plantilla ACB del Leyma han encontrado nuevos destinos. Beqa Burjanadze, Aleix Font y Atoumane Diagne continúan en ACB, enrolados en las filas del Covirán Granada, el Bilbao Basket y el Hiopos Lleida, respectivamente. En Primera FEB, Jakovics reforzó al Palencia y Yunio Barrueta, Goran Huskic y Olle Lundqvist se marcharon junto a Epi al Obradoiro compostelano.

Fuera de las fronteras españolas, Brandon Taylor continúa en el Virtus Bolonia de la Serie A italiana y Karlis Silins será rival de Scrubb en Turquía, tras incorporarse al Trabzonspor. Thomas Heurtel regresó a Francia para vivir una tercera etapa en el Asvel y volver a disputar la Euroliga. Más exóticos han sido los destinos de Augusto Lima y Trey Thompkins. El brasileño se mudó a Indonesia para jugar en el Rans Simba Bogor y el americano compite en Taiwán con la camiseta del Formosa Dreamers. Y Alonzo Verge Jr, que tuvo un paso express para suplir la salida de Taylor en los últimos tres duelos en la máxima categoría, milita en el Rasta Vechta alemán.

De este modo, solo quedan Ángel Núñez y Álex Hernández sin equipo, con la campaña 2025-26 ya en marcha y los ecos de la aventura naranja fallida en ACB como un eco cada vez más lejano.