La historia del mallorquín Arturo Pomar (1931-2016), el niño prodigio que popularizó el ajedrez en una España marcada por la miseria y necesitada de ídolos, la del franquismo, y que llegó a enfrentarse a Bobby Fischer en 1962, en Estocolmo, llega ahora a la gran pantalla con El petit peó. Un documental que podrá verse del 16 al 18 de octubre en la Sala Agusta, en tres funciones, la primera (a las 21 horas, las del viernes y sábado son a las 18.30), con la presencia del director, Joan Gamero, y el biógrafo Jeroni Bergas, quien en 2009 le dedicó el libro Artur Pomar, jugador d’escacs.
Producción de Minimal Films y La Perifèrica, con la participación de RTVE, en coproducción con XARXA, 3cat, la participación de IB3, el apoyo de ICEC e ICIB y la financiación de ICO, El petit peó, premiado al Mejor documental Memoria Histórica en el Cerdanya Film Festival 2025, rescata de la penumbra la figura de un niño que a los 12 años hizo tablas con el campeón del mundo Alexánder Aliojin, que dijo de él que si hubiese nacido en la Unión Soviética hubiese sido un serio aspirante al título mundial. Arturito, como era conocido popularmente, apareció en portadas y revistas, poniendo de moda el juego de las sesenta y cuatro casillas, convirtiéndose en uno de los deportistas españoles más famosos de la posguerra, sobre todo tras su actuación en el torneo de la Victoria en Londres en 1946, pero que, por su rostro amable, fue explotado por el franquismo para ganar prestigio: utilizaron su imagen en simultáneas y exhibiciones, aprovechándose de su juventud. En la memoria colectiva queda la idea de que, al dejar de ser niño, dejó de jugar y cayó en el olvido, pero la realidad es que Pomar siguió progresando en el ajedrez mucho después de ser considerado un niño prodigio.

Cartel de ‘El petit peó’ / .
De joven, sin apoyo oficial, recorrió América durante tres años, ganando torneos y dilapidando sus premios. El dinero no tenía valor para él; su mundo era el ajedrez. Regresó a España, se casó y tuvo siete hijos, trabajando como funcionario de Correos, pero nunca abandonó su pasión. A pesar de las responsabilidades, continuó compitiendo. “El ajedrez es un camino de perfección espiritual, ennoblece a quien lo practica”, diría en una de sus últimas entrevistas.

Los hijos de Arturo Pomar, en un momento del documental / .
Su momento culminante llegó en el Interzonal de Estocolmo de 1962, el torneo previo al campeonato mundial, donde se enfrentó a los mejores, incluidos los rusos y Bobby Fischer. La preparación agotadora y la falta de descanso lo llevaron al límite, desencadenándole una esquizofrenia que marcó el fin de su carrera en la élite. “Al llegar el momento cumbre de su carrera, apenas le conceden un permiso sin sueldo en Correos, cuando era el primer español que llegaba a la antesala del Campeonato del Mundo. Ya no interesaba, lo cual le convierte en una figura heroica y trágica. Y eso que había sido el Messi que aficionó a miles de niños al ajedrez”, diría de él Paco Cerdà en una entrevista concedida a este diario con motivo de la publicación de El peón, libro que vio la luz en 2020.
Con El petit peó, el director catalán Joan Gamero rinde homenaje a este genio del ajedrez, tratando a fondo su trayectoria y ahondando también en su personalidad. Está previsto que a finales de año, la película llegue también a las televisiones nacionales, autonómicas y locales.

El ajedrez fue la gran pasión de Arturo Pomar / .
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