Y al décimo día concluyó. La feria del Pilar 2025 ha resultado un camino tortuoso con demasiados sobresaltos cada jornada, resultados modestos y en medio de un ambiente general entre la decepción y el cabreo en el que el grito más escuchado desde el tendido ha sido ¡Zúñiga, vete ya! en relación al empresario del coso.

El peor pecado de esta empresa que este lunes ha concluido su contrato de explotación ha sido intentar gestionar La Misericordia como si fuera el coso de un pueblo grande y no el de la cuarta ciudad de España. Zúñiga y toros, SL, ha hecho largo de pico y corto de billetera a la hora de comprar. Todo pivotando en torno a la fuente de la abundancia que son los festejos populares.

Sin ningún vínculo

Aun así, ni un cartel en los comercios o en los espacios habilitados, cero publicidad en los medios locales; han pisado la ciudad lo justo para llegar, dar los festejos y pirarse, sin crear ningún vínculo con su clientela. El señor de Valladolid deja un recuerdo imborrable por nefasto.

A lo visto los años anteriores, muchos aficionados especulaban con que el anuncio de Morante y Roca Rey era un camelo, una engañifa para asegurar dos entradones. Uno nunca quiere pensarlo pero al final, no vinieron.

El rosario de sustituciones ha sido antológico, bien es verdad que por cuestiones sobrevenidas. Hasta ocho actuantes han sido reemplazados. Pero lo más indignante ha sido lo del ganado. Viendo el sindiós que cada día había en los corrales, por ejemplo para sacar una corrida de toros el día del Pilar para tres toreros sin fuerza para imponer nada (excepto su propia dignidad, claro está) que vieron cómo hasta las 11.00 horas del mismo día no llegaba un camión con la corrida que sustituía a la que se habían apuntado y que no pasó ¡por falta de peso! No dio el peso sabiendo desde julio o antes que tenían que lidiarse el 12 de octubre.

Más descalabros

Otro descalabro que retrata a esta empresa es el barullo para sacar adelante la novillada del día 7: se presentaron nueve utreros aprobándose sólo cuatro de ellos. Ese es el termómetro de lo que se ha vivido en corrales. Porque de las tres ganaderías distintas para el mano a mano entre Castella y Aarón Palacio ya ni hablamos.

Luego, cuando sale el toro, a la mayoría ocasional e ignorante, casi todo le da igual siempre que haya gintonic. Así, se celebró largamente la puerta grande de un Sebastián Castella soberbio en el mano a mano con Aarón, quien dio la medida de un torero de gran proyección. Sobresaliente. Una bandera para esta tierra.

El francés, que repitió para cubrir la baja de Morante no estuvo afortunado a la segunda. En ese cartel repitió también Fernando Adrián, que había cortado dos orejas (una y una) y que también obtuvo un trofeo el día de la alternativa de Cristiano Torres. El zaragozano estuvo realmente bien ofreciendo una versión desconocida de su toreo cortándole las dos orejas al toro de la alternativa. Magnífico.

Y Daniel Luque

Otro de los toreros destacados (puerta grande) fue Daniel Luque, triunfador de la feria del año 2024 ¡que se había quedado fuera de los carteles! y entró como sustituto de Roca Rey.

Bien la representación aragonesa que había iniciado El Mene (una oreja) igual que los jóvenes de las escuelas taurinas (un único trofeo para Miguel Remiro) y que cerró Alberto Álvarez el día del Pilar despidiéndose del toreo sin hacer ruido ante un lote infumable de Salvador Gavira. Por supuesto, la de rejones, bolón de público y puerta grande para Sergio Galán y Diego Ventura.

Llega ahora el momento de redactar el nuevo pliego de condiciones para la explotación del coso en busca de una empresa que esté a la altura de Zaragoza. Y tal.