Tomás Rufo compartirá cartel el 18 de octubre en Arenas de San Pedro con César Jiménez, que vuelve en ese único día y para la ocasión, y con Borja Jiménez, el último en sumarse al atractivo cartel después de que se cayera del mismo Emilio de Justo por un percance en el ruedo. Con el joven Rufo departe Diario de Ávila. Un torero que asegura apuesta «por el temple y el toreo más despacio», que se ha ganado a pulso un sitio en el escalafón y que se enfrenta al coso arenalo desde la relevancia que ha tomado la corrida y con ganas de dar un golpe de autoridad. Todas las plazas son importantes y más queriendo ser figura, como es su objetivo.

Arenas de San Pedro acoge un cartel muy especial con la reaparición de César Jiménez por un día. ¿Qué supone para usted compartir tarde con un torero que marcó una época?

El maestro es un torero muy importante en la historia y además muy arraigado a nuestra tierra. Su hoja de servicios habla por sí misma. He tenido la suerte de torear en los festivales que organizaba en Candeleda y hemos tenido mucha relación desde que empecé. Será un día especial, que moverá recuerdos de mucha gente, y para mí quedará guardado como otra fecha para el recuerdo. 

¿Qué importancia le das al trato directo con los aficionados, en plazas más pequeñas donde el contacto es mucho más cercano?

Creo que están cambiando las cosas gracias a empresas jóvenes que apuestan por los encuentros con los aficionados. Se está perdiendo ese miedo a estar con la gente y a que te puedan decir algo inoportuno. Ahora se ve que la afición luce con orgullo su amor por la tauromaquia y responde con agradecimiento cuando se le trata con el cariño necesario. La 

empresa Tauroemoción es un ejemplo de ese contacto diario que tanto aporta.

Tomás Rufo representa a una nueva generación de toreros jóvenes que están marcando el futuro. ¿Qué cree que aporta su forma de torear al momento actual de la tauromaquia?

Mi forma de entender el toreo es clásica y lenta, donde lo más importante para mí es torear despacio y reducir la velocidad del animal. Creo que los aficionados están viendo en los toreros jóvenes conceptos diferentes, y eso les está ayudando a encontrar lo que más les gusta y a forjar nuevos públicos.

Si tuviera que definir en una frase su concepto del toreo, ¿cuál sería?

Apuesta por el temple y el toreo más despacio.

En muchas ocasiones se dice que «los toreros jóvenes ya no tienen tiempo de rodarse». ¿Se ha sentido así, obligado a estar a la altura desde el primer momento?

En mi caso no te puedo engañar: no tuve rodaje. Sin caballos pude torear 30 festejos, pero  ya con caballos me jugué todo a Madrid con solo tres novilladas. Salió bien, y al tomar la alternativa tuve más rodaje gracias al covid, que me permitió un año más en el campo. Cuando volvió la normalidad, no paramos y rápidamente estuve compitiendo con las figuras.

El inicio de su carrera fue meteórico. ¿Cómo gestiona la presión de tener que responder cada tarde a las grandes expectativas que genera?

Me obligo a no dar vueltas a las cosas. Cuando llegas con triunfos diarios puede llegar un  momento en que todo no salga bien. Hay que asumirlo, ser humilde y volver a apretar más todavía.

¿Cómo imagina su trayectoria en los próximos años: paso a paso o con grandes metas en el horizonte?

Las dos cosas. Mi meta es ser figura del toreo, y para eso hay que dar golpes de autoridad  cada día. Arenas es una plaza de tercera categoría, pero el festejo ha adquirido la relevancia de acontecimiento, lo que lo convierte en algo mucho mayor. Solo hay que ver el nivel cultural que ha traído la ciudad este verano, con artistas de primera fila. Por eso te diría que mi próximo paso es el día 18 en Arenas, y la gran meta es llegar a ser figura.