Todo se va recolocando en el clan Urdangarin Borbón, aunque el episodio del caso Nóos vuelva cada cierto tiempo a la actualidad. Salvada esa circunstancia, hasta podría decirse que la infanta Cristina está lista para reconciliarse con la opinión pública que en aquel tiempo fue temible: su aparición en el Homenaje a la Bandera en Torrejón de Ardoz este mismo mes así parece indicarlo.

La infanta Cristina y la infanta Elena, mano a mano, hicieron su primer aparición juntas desde hace una década y, de repente, el tiempo volvió a aquellos años 90 en los que fueron el dúo más dinámico de la Casa Real. Sabemos que la ex duquesa de Palma pasa bastante tiempo en España, no solo por estar cerca de sus hijos, sino por acompañar a su madre, la reina Sofía, y su tía, Irene de Grecia, a la que está muy unida. Los rumores insisten en que su presencia en Zarzuela es frecuente.


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Con todo, la presencia de la infanta Cristina en España se relaciona sobre todo con su hijo Pablo, pues acude habitualmente al pabellón del Granollers para verle jugar y, muchas veces, ganar. Barcelona es su destino preferente en España y, de hecho, ultima allí la reforma de su más reciente adquisición inmobiliaria: un piso en el barrio de Pedralbes, en el que residió durante los años más felices de su matrimonio con Iñaki Urdangarin.

A efectos públicos, mucho de lo que pasa en el clan Urdangarin Borbón gira alrededor de Pablo Urdangarin, sobre todo porque el resto de los hijos de los ex duques de Palma se refugia en un anonimato que defienden con uñas y dientes. Nada se sabe de Miguel Urdangarin, más allá de su relación con Olympia Beracasa. Lo mismo puede decirse de Juan e Irene, residentes en Londres. Por el contrario, la carrera deportiva de Pablo le coloca en una zona de visibilidad que no puede evitar. Una visibilidad que, en breve, va a aumentar.

Pablo parece el hijo favorito de los ex duques

Sabemos que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin sienten debilidad por su hijo Pablo, algo comprensible dada su sensatez, talento deportivo y elegancia a la hora de lidiar con las circunstancias que le ha tocado vivir. Además, el ex duque de Palma ha de verse reflejado en su hijo, al que aconseja y motiva para que pueda moverse en la élite del deporte con la suficiente inteligencia emocional.

A Cristina de Borbón solo hay que contemplarla en los partidos del Granollers: los vive al máximo. Podemos imaginar su reacción de felicidad al saber la noticia que va a cambiarle la vida a Pablo Urdangarin, aunque de alguna manera estuviera escrita en su destino. Era cuestión de tiempo, dada su exitosa carrera deportiva, que fuera llamado a integrarse en la Selección Nacional de Balonmano, un honor que también tuvo su padre Iñaki, uno de los jugadores más valiosos de la historia del combinado nacional.

La infanta Cristina y su hijo Pablo, después de un partido.

La infanta Cristina y su hijo Pablo, después de un partido.

GTRES

La llamada del seleccionador nacional, Jordi Ribera, lleva a Pablo Urdangarin a la élite de su deporte con solo 24 años. Su padre Iñaki fue reclutado a los 22, y en esa misma convocatoria ganó su primera Copa de Europa. Va a ser ciertamente complicado que el hijo supere la carrera de su padre, aunque todo puede ser. No olvidemos que Iñaki Urdangarin posee el mejor palmarés deportivo de la historia del balonmano español, hasta el punto de que su equipo, el Barcelona, retiró su número cuando dejó de jugar.

Pablo Urdangarin entiende que le comparen

Con todo, no es difícil imaginar el entusiasmo que ha de invadir a la infanta Cristina, cada vez más cerca de revivir los momentos deportivos más felices de su vida, los olímpicos, al lado de su hijo. Aunque los partidos a los que ha sido convocado Pablo Urdangarin sean amistosos (jugará contra la selección de Suecia), todo el mundo espera que el joven deportista se haga un hueco en el combinado nacional y comience a computar títulos. No es tan descabellado que pueda ser convocado con el equipo olímpico que viaje a Los Ángeles, en 2028.

«Sé que la gente va a compararme con lo bueno que era mi padre, pero yo prefiero pensar en lo mío, mejorar como jugador y ver hasta dónde puedo llegar. No me gusta que me comparen, pero entiendo que se haga», reconoció Pablo Urdangarin en una reciente entrevista que concedió a la agencia Efe. «Que me comparen con mi padre significa que algo estoy haciendo bien, soy como la versión mini, la versión un poco más ágil y frágil», confesó en Televisión Española. Qué orgullosa ha de estar la infanta Cristina. Y qué nostalgia el revivir este camino olímpico a través de su hijo.


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