El alto el fuego y la apertura de un proceso de paz no han acabado con el horror en Gaza. Circula en internet el vídeo … de una ejecución en plena calle. Fue grabado, al parecer, el pasado lunes, justo cuando Donald Trump y un grupo de líderes mundiales anunciaban el final de la guerra. En esas imágenes, varios supuestos milicianos de Hamás disparan contra siete gazatíes arrodillados de espaldas y con los ojos vendados. Sentenciados por «colaborar» con Israel. En estos ajustes de cuentas han fallecido desde el viernes al menos 33 personas, según informa ‘The Times of Israel’. En los enfrentamientos con bandas rivales, también han muerto varios miembros de Hamás. Tras dos años de invasión israelí y más de 67.000 fallecidos, la posibilidad de una guerra interna planea sobre los escombros de la Franja.

Despúes del descorche de euforia por el anuncio de paz, ahora amenaza el caos. La primera fase del acuerdo de alto el fuego no deja claro quién gobierna en el territorio. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ya ha dicho que no contempla la intervención ni de Hamás ni de la Autoridad Palestina en el futuro de Gaza. La milicia, por su parte, asume que no formará parte del gobierno y defiende que el control lo tenga un organismo compuesto por tecnócratas palestinos. Queda en el aire la posible entrega de las armas, un punto clave para Israel. En cualquier caso, Donald Trump y mediadores como Egipto y Catar marcarán el porvenir de la región.

Tras el cese de los bombardeos de Israel, Hamás ha iniciado su reorganización. Según la BBC, ha conseguido reunir a cerca de 7.000 unidades a través de llamadas telefónicas y mensajes de texto. Desde el pasado fin de semana, patrullan armados por distintos puntos de la Franja. La cadena británica asegura que la organización, considerada terrorista por EEUU, ha nombrado a cinco nuevos líderes, varios de ellos procedentes de su brazo armado, las Brigadas Al Qasam. La BBC confirma la presencia en las calles de milicianos, aunque Hamás lo niega.

A principios de este año, Netanyahu admitió que había armado a grupos opuestos a la milicia

A la espera de que la negociación de paz avance y se establezcan los fundamentos para la reconstrucción de Gaza, el grupo islamista actúa como vigilante. Dispone, según la prensa israelí, del beneplácito de Trump. Cuando un periodista le preguntó sobre el papel de policía de Hamás, el presidente de Estados Unidos respondió: «Quieren poner fin a los problemas y se han mostrado abiertos. Les hemos dado la aprobación por un periodo de tiempo».

La retirada de las tropas de Israel de las zonas urbanas ha dejado Gaza a merced de las rencillas internas. El pasado fin de semana, dos milicianos de Hamás murieron en un cruce de disparos con miembros del clan Duhgmush, un grupo palestino rival promovido, al parecer, por Tel Aviv. Como reacción, Hamás rodeó un barrio donde se atrincheraban unos 500 integrantes de la banda proisraelí. Según varios canales palestinos, capturaron a una treintena de miembros de Dughmush.

Hamás acusa a este clan y a otros como el de Abu Shabab de saquear los camiones con ayuda humanitaria para derivar los suministros al mercado negro. «No podemos dejar Gaza en manos de ladrones y milicias impulsadas por la ocupación israelí. Nuestras armas están legitimadas para resistir ante esa ocupación y seguirán existiendo mientras continúe», advirtió un cargo de Hamás en la BBC. «Estamos persiguiendo los restos de la invasión hebrea y a los mercenarios que fueron sus colaboradores. Continuaremos hasta que se restaure la seguridad en nuestra querida Franja de Gaza», añadió. A principios de este año, Netanyahu admitió que Israel había armado a grupos opuestos a Hamás. Según la agencia Reuters, clanes como Dughmush disponen de financiación para pagar buenos sueldos a sus integrantes.

Temor a una guerra interna

Crece el temor a un derramamiento de sangre entre los propios palestinos. El plan de paz de Trump prevé la salida de Hamás del poder y la desmilitarización de Gaza. El territorio estará dirigido por un comité palestino bajo supervisión internacional. Una misión formada por varios países velará por la estabilidad de la Franja y apoyará y formará a una fuerza policial local. Se trata de crear las condiciones para que los gazatíes puedan recibir ayuda y levanten de los escombros un nuevo futuro.

Ese proceso apenas se encuentra en la casilla de salida. Tiene que dar muchos pasos hacia delante y, presumiblemente, dará más de uno hacia atrás. La estabilidad pende de un hilo. Un oficial ya retirado que sirvió bajo el gobierno de la Autoridad Palestina asegura que «Hamás no ha cambiado». «Sigue creyendo –agregó– que las armas y la violencia son el único medio para mantener vivo su movimiento». El alto del fuego ha permitido a la milicia recuperar en parte el control de unas calles llenas de trozos de hormigón y hierros doblados de encofrado, las ruinas de lo que era Gaza hace poco más de dos años.