En un entorno global marcado por la transición entre ciclos y la búsqueda de equilibrio entre crecimiento y estabilidad, la gestión de carteras enfrenta un nuevo desafío: combinar prudencia con oportunidad. Mientras Estados Unidos mantiene su resiliencia, Europa avanza hacia una etapa de normalización monetaria y China lidia con tensiones estructurales, los inversores deben reordenar sus estrategias bajo un prisma más selectivo y defensivo. Para comprender cómo se traduce este contexto en las decisiones de asset allocation y en la evolución del inversor de banca privada en España, hablamos con Pilar Cañabate, gestora de carteras en Andbank Wealth Management SGIIC, que analiza las claves de un momento de mercado donde la preservación del capital, la gestión activa y la tecnología se convierten en los pilares de una nueva etapa de sofisticación patrimonial.

/ ¿Qué señales observas sobre la evolución del ciclo económico global y cómo condicionan hoy las decisiones de asset allocation?

Actualmente, se observan señales claras de una desaceleración moderada en el ciclo económico global, aunque con marcadas diferencias entre regiones. En Estados Unidos, la economía muestra resiliencia pero empiezan a notarse tensiones ante referencias macroeconómicas menos débiles de lo esperado que pueden poner en duda los recortes de tipos de interés. En Europa, expectativas de crecimiento moderado en los próximos meses, que estaría marcado por la recuperación de Alemania y su gasto fiscal y una política monetaria expansiva que en principio ha llegado a su fin. Por su parte, China enfrenta desafíos estructurales, como la debilidad del sector inmobiliario y menor confianza empresarial, pese a estímulos fiscales recientes.

En este escenario, el asset allocation debe hacer énfasis en la preservación del capital y una búsqueda selectiva de oportunidades. Por ello en renta fija, preferimos duraciones intermedias para evitar la volatilidad de los largos plazos y calidad crediticia grado de inversión para evitar posibles eventos de crédito. En renta variable, mantenemos una visión neutral, priorizando sectores defensivos como salud y consumo básico. De cara a diversificar y reducir el riesgo de la cartera, tenemos un presupuesto de riesgo asignado en activos alternativos líquidos.

/ ¿Cómo está evolucionando el perfil del inversor de banca privada en España y qué demandas o sensibilidades nuevas estáis detectando?

En los últimos años, el perfil del inversor en España ha experimentado una evolución significativa. Nos encontramos con un cliente más informado y formado, que posee un mayor conocimiento de los productos financieros y muestra un claro interés por comprender y participar activamente en la gestión de su patrimonio. Al mismo tiempo, las nuevas generaciones de inversores, más habituadas al uso de la tecnología, exigen canales de información más ágiles, accesibles y eficientes.

En este contexto, nuestra respuesta como entidad se basa en la evolución y adaptación continua de nuestros servicios. Seguimos apostando por la gestión discrecional a medida, un servicio que ofrece carteras personalizadas, diseñadas en función de las necesidades y objetivos de cada cliente, siempre acompañadas de la cercanía y experiencia de un gestor personal. Creemos firmemente que el factor humano sigue siendo esencial para generar confianza y tranquilidad. Además, estamos reforzando nuestras capacidades digitales con soluciones tecnológicas que faciliten el acceso a información actualizada y detallada sobre las inversiones, aportando mayor transparencia y control al cliente.

/ ¿Qué sectores o geografías consideras que presentan mayor potencial de crecimiento en la renta variable en los próximos trimestres?

Siempre es importante tener en cuenta la diversificación y los perfiles de riesgo individuales, no obstante hay dos zonas geográficas que creemos que presentan un gran potencial para generar rendimientos atractivos:

Nos mantenemos positivos en nuestra visión sobre India, país perjudicado en 2025 por mayores aranceles de lo esperado. Algunos de los catalizadores que vemos son: crecimientos esperados del +5-6% para el año fiscal 2025 y del +8-10% para 2026, compañías robustas con un Retorno sobre el capital (ROE) del 15,3%, el mayor en los 10 últimos años, una mejora en el contexto social y político y flujos sostenidos por la inclusión en diversos índices emergentes.

En Estados Unidos, nos mantenemos constructivos de cara a los próximos trimestres, los múltiplos altos se justifican ante la evolución del crecimiento de los beneficios. Además, a nivel macroeconómico vemos una publicación de datos que sostienen la economía americana y que ofrecen margen de acción a la Reserva Federal para bajar tipos de interés. En concreto, vemos mayor potencial en el sector tecnológico ligado a inteligencia artificial (compañías que se beneficien de la demanda global y optimicen procesos) y compañías de pequeña capitalización (más del 45% de su deuda es a corto plazo o a tipo de interés variable que se beneficiarán de las bajadas de tipos de interés).