“Esto de ‘envejecer con dignidad’ me parece una asquerosidad, una cosa que hacen para hundirnos a las mujeres. Yo quiero envejecer con indignidad, ser una señora que intenta estar lo más mona posible”. Entrevistamos a la periodista Pilar Eyre, especialista en Casa Real, por su nuevo libro, ‘Señoras bien’. Ella pasó de pertenecer a una ‘familia bien’, muy de derechas y muy religiosa a ser la más roja de la Universidad. Aquí nos habla de esta novela y de sus nuevos proyectos; entre ellos, el libro que tiene pendiente sobre la reina Letizia.
Descanso, disfrute y escritura. Así podría resumirse la rutina veraniega de Pilar Eyre, que atiende amablemente la llamada de ‘El Asombrario’ desde el jardín de su casa en Llafranc (Girona), un pueblecito de la Costa Brava del que, según cuenta, se enamoró hace ya varias décadas, tras quedar viuda.
“Cuando tengo que acabar un libro para entregarlo, me vengo aquí, donde en invierno por ejemplo no hay nadie”, comenta la periodista y escritora. “Me encierro en casa 15 días y luego salgo con cinco centímetros de raíz blanca en el pelo, como si viniera de una cueva troglodita. Pero es un lugar que me ayuda a concentrarme, que me aporta soledad y posibilidad de aislamiento, que es lo que necesitamos los escritores, o al menos es lo que yo necesito para poder escribir”.
Desde hace unos años, la finalista del premio Planeta 2014, culo inquieto, publica una columna semanal en Lecturas, graba vídeos sobre casas reales y crónica social para su canal en YouTube y redacta libros que, por lo general, se venden como churros. El último de ellos, lanzado el pasado mes de abril bajo el título Señoras bien (Planeta), es una divertida novela sobre el paso del tiempo. Su protagonista es una mujer, Andrea Capdevila, que en su día montó un estudio de arquitectura junto a su mejor amiga y ahora vive jubilada, con la incómoda sensación de que ya no sirve para nada. Hasta que su hija Loti, que tomó el testigo al frente del estudio, tiene un problema gordo y ella se ve obligada a coger las riendas, demostrando que el problema no es la edad, sino la actitud.
Andrea es una mujer elegante, atrevida, independiente, entusiasta, animalista… ¿Está basado el personaje en la autora del libro?
Un poco sí, claro, porque siempre se escribe sobre uno mismo. Aunque escribiera una novela de extraterrestres, creo que esos extraterrestres serían como yo, amarían como yo, tendrían la misma infancia que tuve yo, compartirían mi forma de ser… En Señoras bien hay mucha parte de mí y mucha de cosas que he escuchado por ahí. La playa, por ejemplo, es un lugar perfecto para esto, porque la gente habla y habla sin darse cuenta de que en la toalla de al lado hay una señora que lo está escuchando todo. Cuando lo hago, me subo corriendo a casa y apunto lo que acabo de escuchar. Y también hay muchas cosas de mis amigos y de mi gente. Claro que luego ellos me vienen reclamando con ‘Oye, ¿no seré yo esta, verdad?’. Y yo les digo ‘No, por favor, ¿tú también me contaste eso? Pues ya ni me acordaba. Esto me lo contó otra persona’. Y, bueno, digamos que voy por el mundo haciendo amistades, como se suele decir.
¿Eres una señora bien, como las protagonistas? Porque alguna vez comentaste que siempre te has sentido una desclasada.
Vengo de una familia muy de derechas, de esas que van a misa los domingos y que son muy conservadoras. Yo era una niña bastante rara que se refugiaba siempre en los libros. Me llevaban a las comuniones y a las fiestas de cumpleaños y luego, cuando me venían a recoger, preguntaban ‘¿dónde está Pilarita?’, y resulta que siempre estaba en la biblioteca de la casa que fuera, devorando libros. Recuerdo que una vez estaba leyendo un libro y, como no me lo pude terminar, me lo llevé a casa. Luego llamaron los amigos de mis padres a casa para preguntar si, por casualidad, ‘Pilarita se había llevado un libro que estaban leyendo sus hijas’. Mis padres se indignaron: ‘¡Pero qué se creen estos! ¿Van a ir nuestros hijos a robar?’. Y resulta que sí que lo había cogido. Era bastante distinta a las otras niñas de mi edad, que lo único que querían era casarse y tener muchos hijos. Bueno, yo también quería casarme, porque me gustaban mucho los chicos, pero también hacer una carrera, trabajar y, sobre todo, escribir y leer mucho.
Cuando entraste en la universidad te volviste la más roja. ¿Eres como esos que dicen que, cuantos más años cumplen, más conservadores se vuelven?
A mí me pasó al revés. Cuando era joven, evidentemente, reflejaba la ideología de mis padres. Y en mi familia había mártires de la religión y de la patria por los dos lados; en ese ambiente nací yo. Una hermana de mi padre era la secretaria política de Pilar Primo de Rivera, y mi padre había sido falangista y estuvo en la cárcel durante toda la Guerra Civil. Cuando entré en la universidad me eché un novio progre y me convertí en la más roja. Iba en primera fila de las manifestaciones, el PSUC me parecía reaccionario y me afilié a partidos mucho más de izquierdas… Como comprenderás, tenía broncas constantes con mis padres, era una pesadilla. Cambié mi forma de ser y, además, en plan exagerado. Me negaba a que el personal doméstico me sirviera, llamaba burgueses a mis padres en toda su cara… Ahí fue cuando empecé la vida universitaria más salvaje. Pero enfermé de tuberculosis, me tuvieron que quitar un pulmón y pasé dos años viviendo con mi madre en el Valle de Arán. Yo había estudiado Filosofía y Letras y, mientras estaba enferma, me apunté a Ciencias de la Información. Ahí cambió mi vida, me hice periodista y, bueno, todavía hoy sigo dando guerra. (Risas).
¿Alguna vez has pasado apuros económicos?
La verdad es que no. Aunque en estas cosas siempre depende de con quién se compare uno, claro. Mis padres no tenían apuros económicos y luego, desde que acabé la carrera, estuve trabajando. Mi marido y yo trabajamos desde siempre. Ha habido épocas en que hemos podido hacer más cosas que en otras, por decirlo de alguna manera, pero nunca he tenido problemas para llegar a fin de mes.
Hay quien sostiene que lo ideal es envejecer con dignidad: no retocarse la cara, vestir acorde con tu edad… ¿Qué opinas tú?
Hombre, esto de envejecer con dignidad me parece una asquerosidad, una cosa que hacen para hundirnos a las mujeres. Es un ‘cuanto antes se hagan viejas y se aparten de todo tipo de mercados, mejor’. Yo quiero envejecer con indignidad, ser una señora que intenta estar lo más mona posible. Acudo a todos los médicos, sustancias y tratamientos posibles, voy al gimnasio para mantenerme en mi peso, quiero enamorarme, gustar y que me gusten y, sobre todo, quiero trabajar. Quiero estar en el mercado y en la vida, tengo una enorme curiosidad y muchas ganas de hacer cosas nuevas, porque además soy de las que se cansan de los trabajos, por eso he cambiado tantísimo a lo largo de mi vida. De hecho, creo que esta próxima temporada voy a emprender algún proyecto nuevo, a hacer alguna cosa que no he hecho nunca, estoy ahora dándole vueltas a ver cómo lo puedo hacer. Con indignidad siempre, eso sí. Pero, bueno, hace dos años me reciclé como youtuber y estoy entusiasmada con ello. Es algo que me divierte muchísimo. Me pienso los temas, pienso en los conjuntos que me voy a poner, leo los comentarios de la gente, veo si un vídeo sube o baja en visitas… Ahora he cambiado de móvil y he aprendido a poner filtros. Estoy haciendo experimentos aunque, bueno, de momento no me salen muy bien, porque un día salgo de color dorado y al siguiente, plateado. Pero bueno, en algún momento saldré bien. Me divierto muchísimo. Piensa que he hecho televisión y radio y, sin embargo, la gente me para ahora por la calle por el tema de YouTube. Es increíble.
No sé si eres igual de enamoradiza que la protagonista de tu novela, aunque intuyo que has tenido éxito con los hombres.
Bueno, sería horrible que yo dijera eso de mí, pero mi hermana, que es la chica más guapa de Barcelona, me dice que sí. Yo no era nada mona, pero ella dice: ‘tenías mucho gancho con los hombres’. También he sufrido muchísimo porque, claro, cuando te enamoras de esa forma tan total y absoluta como yo lo hago, también exiges lo mismo de la otra persona, sobre todo cuando eres joven. Y como eso no se puede tener, porque lo absoluto no existe, acabas sufriendo mucho. También me han abandonado, porque yo soy muy intensa y muy pesada. He sufrido mucho cuando me han dejado. En realidad no me considero una mujer que ha tenido éxito con los hombres.
En su día llegaste a ligar incluso a través de las redes sociales. ¿De esto sí que te retiraste?
Sí, sí, totalmente. Con lo que me gustan las redes sociales, no tengo ni idea de cómo funcionan las aplicaciones para ligar. No he entrado nunca en ellas, pero sí fui una especie de precursora hace miles de años, cuando escribí un libro sobre cibersexo. Con la excusa del libro, me empecé a meter en las redes sociales que había entonces, todas superprimitivas, y me lo pasé genial conociendo gente. Además, me hacía pasar por una chica joven, estudiante, pero no lo hacía por engañar, sino por divertirme como una chica joven, para que no quedara ridículo que una señora de 40 años estuviera ligando como una de veinte. Me reía un montón, pero, claro, el problema era cuando me querían conocer en persona, porque evidentemente no era una chica de 20 años. Fue una época divertida, pero se acabó y ahora ni se me ocurriría hacerlo, no sé. Y eso que tengo amigos que han conocido a sus parejas a través de las redes sociales. Soy pro, pero no las uso.
Supongo que ya estás trabajando en tu siguiente libro.
Sí. Cuando alguien me dice ‘tú vives sola’, respondo ‘¿cómo sola? ¡Yo vivo con los personajes de todos mis libros! Debo haber creado unos 300 personajes a lo largo de toda mi vida, y todos ellos viven conmigo, todos asoman el morro de vez en cuando. Ahora está empezando a tomar forma la siguiente novela, y me los imagino a todos ellos abriéndose paso a codazos, como diciendo… ‘estamos aquí, hemos venido, somos nuevos’. En mi cabeza está germinando el argumento del nuevo libro, este mes de agosto le daré forma y supongo que en septiembre ya tendré una idea general de cómo será ese próximo libro, que creo que saldrá en 2027.
Va a tener que esperar entonces tu libro sobre la vida de la reina Letizia…
Tengo ya propuestas de varias editoriales españolas y extranjeras para hacerlo. Sé que acabaré escribiendo ese libro, pero quiero esperar un poco, esperar a que su biografía sea algo más rica, que tenga más elementos para constituirse en una biografía más acabada. Y, bueno, también estoy esperando a que afloje la censura tan brutal que tenemos con los miembros de la familia real española en la actualidad para escribirlo, que podamos empezar a contar realmente lo que sabemos y lo que pensamos.
Conociendo tu trayectoria, imagino que no será uno de esos libros complacientes y pelotilleros que ya existen sobre ella.
Por favor, Álex, ¡la duda ofende! Si no, ya habría escrito este libro sobre Letizia, porque además, mira, sin consultar un papel podría ponerme y escribir 300 folios sobre ella, puesto que llevo escribiendo de Letizia desde 2004. Pero es que yo quiero hacer un libro que sirva para comprender al personaje, un libro en la línea de Yo, el rey, La soledad de la reina, Franco confidencial… Un libro para que podamos conocer su infancia, entender sus motivaciones… Que sepamos cómo era y cómo es ahora, porque creo que, a pesar de que pensamos que conocemos mucho sobre los miembros de esta familia real, en realidad no los conocemos. Oye, yo no sé lo que hacen Felipe y Letizia en su tiempo libre, quiénes son sus amigos, a qué se dedica el Rey los fines de semana… Y de Letizia hay muchas leyendas, pero ¿cómo sabemos esto? Son rumores que se reproducen una y otra vez, pero a lo mejor la primera persona que dijo eso contó una mentira que los demás hemos ido repitiendo. Sus hijas, por ejemplo, son un absoluto misterio también. No tenemos idea de qué hacen, puesto que su vida privada se ha blindado totalmente. Pienso que ahora que cambian de director de comunicación esto tendría que subsanarse, pues tampoco se quiere lo que no se conoce, y desconocemos la parte humana de estas chicas.
Hablando de esto, ¿qué te pareció que nuestro compañero Jaime Peñafiel perdiera un trabajo y fuera cancelado a raíz de publicar un libro que habla de la historia entre Letizia y Jaime del Burgo?
Jaime es una de las personas a las que más quiero en esta profesión. Sabe más que todos nosotros juntos, ha estado con todo el mundo, tanto por edad como por posición. Yo he utilizado muchas veces material escrito por él que ni él mismo recuerda, puesto que se trata de alguien que ha sido testigo en primera fila de la historia de la monarquía y de la historia de España. Me pareció duro aquello, la verdad, y además te diría que él fue muy prudente en este libro. Yo conozco la génesis del libro y sé todo el material que Jaime tenía y que hubiera podido publicar. De hecho, Jaime del Burgo se enfadó con él porque no había publicado todas las cosas y todas las pruebas que él le había dado. Creo que han sido muy injustos con él, y me alegro de que continúe trabajando. Sé que está escribiendo en Ok Diario y que está fenomenal, pues hablo con él cada dos semanas o así. Fui a la fiesta que hizo por su 90º cumpleaños, en el hotel Santo Mauro, y allí estaba todo el mundo importante de España: el IBEX al completo, jueces y médicos importantes… Eso me hizo entender que la red de contactos que tiene Jaime no la tiene absolutamente nadie. Ojalá algún día conozcamos todos sus archivos y todo lo que sabe realmente.
¿Tú también has sufrido episodios de presiones, coacción o cancelación desde que escribes sobre Casa Real?
Hombre, sí, sí. Es muy sospechoso que todos los años, desde que hace como 15 empecé a escribir sobre monarquía española, haya tenido inspecciones de Hacienda. Inspecciones que, por cierto, siempre dan negativos. Un año nos dimos cuenta incluso de que me había equivocado y tuvieron que devolverme ellos dinero a mí, es decir, que estuvo bien que me la hicieran, porque así la repasamos y dijimos ‘ay, mira, hemos puesto esto que no teníamos que poner’. Yo, además, no he hecho nunca todo eso de las sociedades que han hecho otros compañeros, porque mi gestoría me lo desaconsejó, o sea que nunca he tenido ningún problema. Y además te aseguro que pago mucho. Por otro lado, cuando publiqué La soledad de la Reina, directamente me despidieron. Iba a las televisiones a que me entrevistaran y los de la puerta de la cadena decían ‘ah, no, Pilar Eyre que no entre, no’. Algunos me decían ‘es que hemos recibido órdenes directas’, otros me ponían excusas del tipo ‘no, es que se ha caído el tema por una cuestión de escaleta’, y los había que directamente me decían ‘es que nos han llamado de Casa Real para pedirnos que no te hagamos la entrevista’. Como los medios importantes no me entrevistaban, bueno, me iba a todos los medios locales. Recorrí toda España, estuve en todas las ferias de pueblos pequeños con mi libro… Tuve la inmensa suerte de que tanto mi editorial como El Mundo, periódico donde entonces trabajaba, me apoyaron mucho. Y también los lectores; de hecho, creo que sigue siendo el libro mío que más se ha vendido y todavía se reedita. Y, bueno, contra esa fuerza no se puede hacer nada.
Y a pesar de esos sinsabores, y de que podrías vivir solo de los libros, no has pensado en dejar de hablar de la Familia Real en los medios.
Podría vivir de los libros y ahora también podría hacerlo perfectamente de YouTube, pero continúo haciendo periodismo, sí. ¡Es que me encanta! Por una parte, escribir libros me entusiasma pero, por otra, también necesito seguir el pulso de la actualidad. Lo primero que hago cuando me levanto por las mañanas es mirar las audiencias de televisión, algo absurdo puesto que yo no trabajo en televisión desde hace años. También leo todos los periódicos. Y si algún día no estuviera ahí, si yo no pudiera decir de una noticia ‘mira, esto ya lo dije yo hace unos años’, ‘mira, esto lo voy a aprovechar para un artículo’, o ‘claro, esto lo hacen por tal cosa y por tal otra’… Si no pudiera sentirme dentro de la actualidad, dentro de las cosas que pasan, bueno, entonces ya puedes preguntar cuándo será mi funeral, porque esto significará que he muerto. De hecho, creo que lo que más me mantiene con vida es la curiosidad y las ganas de pasármelo bien con esto.
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Álex Ander. Periodisto. Defensor de causas perdidas y alérgico a la gilipollez humana. No tengo una opinión para todo. Desde 2018, escribo de forma habitual sobre cine y televisión en la revista Cinemanía. También he publicado artículos en medios como Vanity Fair, Dosmanzanas o The Objective. He escrito los libros ‘Divine. La historia de la mujer más hermosa del mundo’ y ‘Veneno. De Adra a las estrellas. Una biografía ilustrada’, editados por Egales.
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