La historia del balonmano en Zaragoza ha vivido etapas de esplendor y también de dificultades. El histórico Balonmano Aragón desapareció en 2016 por problemas económicos. Hoy, casi una década después, Álvaro del Valle, Quique Camas y Jorge Gómez, que jugaron en aquel equipo, forman parte del Balonmano Contazara, que ascendió a la División de Honor Plata la pasada temporada. Los tres coinciden en que el inicio de temporada ha sido duro, pero los ánimos no decaen entre los jugadores. Han competido contra rivales potentes como el Puerto Sagunto, a quienes consiguieron ganar, y Oviedo, con el que empataron tras dejar escapar una cómoda ventaja en la primera parte del partido.
Jorge Gómez pone en valor ese arranque: «Nos ha tocado contra los equipos que van a estar arriba en la clasificación y como novatos en la categoría eso es un hándicap, pero hicimos un partido muy completo ante el Puerto Sagunto, que el año pasado estuvo a punto de subir». Ahora, subraya, llegan «los partidos que no se pueden escapar, los de nuestra liga«.
Uno de los grandes atractivos del Contazara es su identidad local. La mayoría de los jugadores son de Zaragoza, algo que era justo lo contrario en los tiempos del Balonmano Aragón. «Antes teníamos tres jugadores de aquí y el resto eran fichajes, ahora es al revés y eso engancha a la gente«, explica Quique Camas. Para él, este cambio no es mejor ni peor, sino diferente, pero sí resalta que llevar «el equipo de tu ciudad con chavales de aquí está muy guay». Del Valle también ve una ventaja en ese arraigo: «Muchos hemos crecido juntos y eso se nota en la pista porque ya nos conocemos«.
Aunque las raíces de ambos equipos sean comunes, el Balonmano Aragón y el Contazara representan dos modelos muy diferentes. Jorge Gómez lo resume en que «aquello fue un club con presupuesto millonario que cada vez iba a menos. Esto es justo al contrario, un proyecto que empezó de muy abajo y que va creciendo año tras año con más apoyos e ilusión», y recuerda que «a mitad de temporada se dio la carta de libertad a muchos jugadores y en la segunda vuelta nos tocó viajar en furgonetas«. Camas, por su parte, remarca la unión del grupo: «Nos conocemos todos, sabemos de qué pie cojea cada uno. Cuando a uno le pasa algo, nos pasa a todos». Los tres han vivido diferentes etapas en su carrera, pero comparten una visión: han evolucionado hacia un juego más colectivo y maduro. «Antes pensaba más en mis goles, ahora lo importante es que el equipo gane«, afirma Álvaro.
Quique Camas, que compagina el balonmano con su negocio, destaca cómo el paso del tiempo le ha dado madurez: «Físicamente me sigo encontrando bien porque me cuido, pero ahora juego con más cabeza y manejo la presión de otra forma«. Jorge Gómez valora el poder seguir jugando en su ciudad: «He estado en muchos equipos, pero esto es especial, jugar con compañeros que ya son como mis amigos«.
El objetivo inmediato del equipo es claro: mantener la categoría, pero «podemos ganar a cualquiera si estamos centrados los 60 minutos», apunta Camas. Los tres coinciden en un deseo común: que la afición vuelva a llenar el pabellón. «Antes teníamos mucha masa social, queremos que la gente venga a vernos», admite Gómez, portero del Contazara, que sigue haciendo su camino.