Álvaro Pazos, este miércoles por la mañana, en el banco donde vende sus libros clásicos, junto a la parada de bus del Madrid-París, en Ferrol. JOSE PARDO

Este jubilado de 67 años decidió darle salida los numerosos ejemplares de literatura clásica que acumula en su casa
15 oct 2025 . Actualizado a las 19:29 h.

Álvaro Pazos vende libros clásicos en la calle. En concreto, en uno de los bancos que hay junto a la parada del bus del Mercado de Recimil. Es la forma que ha encontrado para darle salida a los más 3.000 ejemplares que acumula en casa. «La cultura no hay que tirarla, hay que aprovecharla», argumenta este ferrolano de 67 años. Detrás de ese pensamiento, hay toda una vida de historias. Reales, las suyas, y ficticias, de la literatura que ha devorado y acumulado porque «el saber no ocupa lugar».

Pero los libros sí lo ocupan. Es la razón que llevó a Álvaro Pazos a intentar dar salida a su biblioteca personal. «Colecciono desde muy joven. Empecé a comprar libros con 16 años y ahí empezó todo», relata. Gastó sus primeros sueldos en libros. Y todos los que siguieron: «El dinero que ganaba lo invertí en cultura». Cuenta que un día, cuando estaba a las puertas de la jubilación, se dio cuenta de la cantidad de ejemplares con las que tenía forradas las paredes de su casa, donde también se pueden encontrar multitud de cuadros, porque le «encanta la pintura», y de películas en DVD, «también clásicas, como las primeras de Sylvester Stallone».

Con el objetivo de dar salida a tal colección de obras clásicas, decidió apostarse en la parada del bus del Mercado de Recimil —una de las más transitadas de Ferrol— y vender sus ejemplares de segunda mano. No se planteó otra opción. «La cultura no se tira. La cultura alimenta. Si tiras la cultura, dejas de alimentar tu mente y tu sabiduría. ¿Por qué? Porque leer entretiene, pero también enseña. Aprendes cosas que nunca jamás habías pensado en que ibas a leer. Es una pena que la gente recurra al acto de tirarlos. Me da mucha pena ver libros en los contenedores. Para eso que los donen, a la biblioteca por ejemplo», reflexiona.

Si Álvaro decidió vender sus libros en lugar de donarlos es porque le «costaron un dinero». Al fin y al cabo, es el resultado de una vida de trabajo. Porque antes de jubilarse, trabajó en unos de los talleres de Navantia, fue delineante para un conocido arquitecto ferrolano, vendedor de enciclopedias en Alicante —a donde se fue con 19 años—, instalador de materiales de aislamiento en A Coruña y un largo etcétera de oficios que, además de darle un sustento, le permitieron dedicar su dinero a la literatura que tanto ama.

Aunque tampoco aspira a hacerse rico, ya que los tiene a un precio de 3 euros, que ajusta en caso de comprar varios. Por poner un ejemplo, este miércoles por la mañana un hombre se llevó dos novelas y dos libros de vaqueros por 5 euros. El tipo de literatura que se puede encontrar en el puesto de Álvaro Pazos son obras clásicas, «publicadas entre los 60 y los 80 principalmente», explica. Cuenta con títulos como Tom Sawyer de Mark Twain, El gatorpardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, Entrevista con el vampiro de Anne Rice o algunos de los primeros escritos de Stephen King. Además, cuenta con un amplio catálogo de libros de vaqueros y algunos infantiles.

Álvaro Pazos, este miércoles por la mañana, en el banco donde vende sus libros clásicos, junto a la parada de bus del Madrid-París, en Ferrol. JOSE PARDO

Álvaro acude a su puesto —cuenta con autorización del Concello— bien temprano, a eso de las 8 de la mañana, con su maleta roja llena de libros. Al finalizar la jornada, sobre las 10 y media, vuelve a su casa en el barrio de Recimil, «a unos 100 metros, por eso elegí este sitio», y repone el número de ejemplares vendidos, «tres o cuatro normalmente, cinco o seis en un buen día». Pese a su extensa biblioteca, sabe qué libros elegir y también cuáles recomendar.

Con emoción en la mirada, recuerda una ocasión en la que recomendó un libro a una joven. «Era de filosofía, pero tocaba el tema mental. De esos que al leerlo te complaces y quedas aliviado. No me llega el día siguiente y me dice: «¡Ay, qué alegría me acabas de dar! ¡Qué libro!». Yo lloraba. Yo lloraba porque ya me dio una impresión… Dije, pues le he dado felicidad a esa mujer. Y entonces, al darle felicidad, me dio felicidad ella a mí. Me di cuenta que acababa de hacer una cosa maravillosa».

Literatura y música en la sangre

«Llevo la literatura y la música en la sangre», confiesa. Y es que Álvaro Pazos viene de una familia de artistas. Su padre tocó en orquestas como la Saratoga o la Clipper, su madre cantó en la Coral Polifónica y su tío fue uno de los integrantes del grupo ferrolano Los Zafiros. «Yo toco teclado y guitarra», comenta. «Y tengo un librazo de composiciones», añade este ferrolano, que guarda especial cariño a uno sobra la muerte de Lady Di y otro sobre el incidente del Discoverer Enterprise.

Álvaro no duda en entonar ambas canciones antes de recoger sus libros y guardarlos de nuevo en su maleta roja. Mañana volverá a su puesto, como hace «todos los días que el tiempo acompaña», para compartir cultura.