Cada uno tiene su propio relato sobre cómo vivió la dana del 29 de octubre de 2024. En primera persona, en segunda, o a través del televisor, todos y cada uno de los valencianos recuerdan qué hacían aquel día, con mejor o peor destino en función de dónde el azar te situara aquel día. En el caso de Alfonso Aguado, fundador de Los Inhumanos, estaba en un bar de Sedaví, el municipio donde reside. El barranco más cercano, el Poyo, está a siete kilómetros, así que cuando el agua empezó a entrar en el local, nadie entendía qué estaba pasando: no llovía, así que todo apuntaba a una fuga de la red hidráulica. Cuando el agua ya llegaba a los tobillos, decidió marcharse a casa, dejando a deber la cuenta y prometiendo pagarla al día siguiente. Los propietarios del establecimiento tuvieron que ser socorridos por los vecinos del edificio colindante, que rompieron la puerta para que pudieran subir a pisos altos.

De aquel estupor, este documental. Se presentará el próximo 28 de octubre en los cines ABC Park. ‘La noche del terror’ es, en palabras del artista, un relato más a lo sucedido aquel día para que no se imponga el «relato oficial» porque «nada tiene que ver con la realidad». «Decidí que haría esto cuando aún estaba lleno de barro, al poco de la riada que arrasó mi pueblo y los vecinos», asegura en sus redes sociales.

En declaraciones a este diario, Aguado explica que han sido once meses de trabajo recopilando imágenes, vídeos y testimonios con un equipo de 15 personas. Sin financiación ni ayudas, completamente autogestionado, han producido este documental «desde la rabia». «No te creías lo que había pasado, pero es que la sensación de abandono posterior fue casi peor«, reconoce. Recuerda experiencias concretas, como que él mismo tuvo que tapar el cuerpo de una mujer fallecida en la calle y que pasó cuatro días allí, sin que ninguna autoridad la recogiera. También han podido hablar con Silvia, la farmacéutica que envió diversos mensajes de audio a su marido mientras su tienda era arrasada por el agua, dando por hecho que iba a morir. Fue rescatada cuando el agua reventó la puerta y la corriente la sacó a la calle.

El rodaje de 'La noche del terror', de Alfonso Aguado.

El rodaje de ‘La noche del terror’, de Alfonso Aguado. / L-EMV

«La conclusión después de todo este trabajo es que la incompetencia de los responsables de emergencias fue exacerbada, con unos cargos políticos que no desempeñan sus cargos por competentes, sino por interés político; todo va bien gracias al trabajo de los técnicos y funcionarios que desempeñan sus labores, pero cuando pasa algo así, se descubre que el emperador no tiene traje», dice Aguado.

Solo el pueblo salva al pueblo

«Después de toda la podredumbre, llegó todo un mundo de solidaridad», recuerda Aguado, quien ha querido plasmarlo en uno de los pasajes del documental. «Después de once meses de lágrimas, me ha conmovido el dolor y las historias… como me dijo uno de los testimonios, ‘estaba rodeado de ángeles y no lo sabía‘», dice. Así, como ha quedado ya patente a tenor de toda la reacción posterior, la tragedia sacó lo mejor de una sociedad, pero con matices, porque el director no ha querido obviar los saqueos que se produjeron no ya en tiendas y multinacionales, sino también en casas de personas mayores.

Cartel de 'La noche del terror', de Alfonso Aguado, que se estrenará en el ABC Park el próximo 28 de octubre.

Cartel de ‘La noche del terror’, de Alfonso Aguado, que se estrenará en el ABC Park el próximo 28 de octubre. / L-EMV

Sin embargo, pesan más las pequeñas sociedades que se formaron en barrios y comunidades de vecinos, donde todos se ayudaban a todos. «Creo que es de las cosas que más me ha emocionado, ver cómo había familias que no se hablaban y se han reconciliado; vecinos que se odiaban y no dejaron de ayudarse tras la dana. Era otro mundo», recuerda Aguado, quien considera que son una sucesión de experiencias que debían ser contadas.

Una pesadilla, un sueño

Como suele suceder, el trágico suceso abrió una ventana en la carrera de Aguado, que siempre había querido ser director, para disgusto de su padre, que le instó a estudiar Derecho, una carrera que terminó aunque no ejerció. «Cuando le dije que quería ser director de cine, me contestó que le parecía muy bien, pero que no me iba a dar un puto duro, así que estudié Derecho y acabé convirtiéndome por casualidad en cantante de canciones festivas y tabernarias. 40 años después estreno mi película, escrita desde las entrañas del dolor de quienes lo perdieron todo en un momento, incluido lo peor: la vida de mujeres, hombres y niños a los que amaban», explica.

«Lo hice papá. Tardé 40 años, pero lo hice. Probablemente no lo habría hecho nunca de no ser por la riada, pero tenía tanta rabia dentro que necesitaba rodarla. Si hay cerveza en el cielo ( ni tu ni yo concebiririamos un paraíso sin cerveza) espero que te tomes una el día del estreno a la salud del cabezota de tu hijo«, escribe Aguado.

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