-Fue novillera hace varias décadas, ¿cómo fue aquella etapa? ¿Con quiénes compartió aprendizajes?

-Siempre fui independiente, no tuve nunca ningún afán de más. Siempre que me ha gustado algo, he intentado sentirlo y probarlo para poder hablar con propiedad y, en ese momento, con Javi (Gómez Pascual), el de Guarrate, tuve bastante trato porque venía conmigo en la cuadrilla y era el que siempre me acompañaba.

También coincidí con Antonio de Luisa en algún momento y con alguno más, pero nunca estuve en ninguna escuela; yo era muy pequeña y entrenaba en Salamanca con gente de la zona, con Pascual Mezquita, con Julián Guerra, con Pepe Luis Gallego,…

-¿Cómo surgió ese deseo de torear y por qué lo abandonó?

-Toreé algunos festivales y algunas novilladas, pero siempre me he dedicado a estudiar y a formarme. Torear nunca fue nada importante en el sentido de que entiendo que, para eso, hay que tener unas cualidades que yo siempre supe que, en ese momento, igual, no tenía y, sobre todo, porque tenía otras prioridades.

Fue un poco más la idea de entenderlo, de saber, de poder hablar con propiedad. Creo que conocer esa parte de ponerte delante, de entender cómo funciona el toro, es importante para poder ser un buen aficionado. En su momento, hubo propuestas para debutar con caballos, pero no tenía tanto tiempo de preparación ni el valor suficiente para vestirme de luces y hacer una temporada entera.

– ¿Es importante el papel de la mujer en el mundo rural y en el del toro?

-Estoy un poco en contra de esto de celebrar el Día de la Mujer porque parece ser que el mundo rural ahora tiene género y etiquetas. En el mundo rural, siempre ha habido dos elementos esenciales, que son el hombre y la mujer y, sin ellos dos, no habría gente en él; entonces, creo que no se le puede defender desde la división y, sobre todo, considero que todo esto que tiene que ver con una ideología de género y un poco con enfrentarnos a los unos con los otros no nos está trasladando la realidad del mundo rural. La verdadera diferencia está entre quienes viven en el campo con dificultades y en la ciudad con facilidades.

En la tauromaquia, posiblemente, no tenga que ver sólo porque sea un mundo machista, es porque, en ese momento, igual, no ha habido mujeres que han querido dar el paso porque, cuando las ha habido, se lo han dado; no de ahora, sino de muchos años atrás, Conchita Cintrón, por ejemplo.

Creo que en el mundo rural o en la ganadería, en un sector que está también muy rodeado de hombres, el que es profesional, vale y le dedica tiempo se mantiene y está. Ahora hay novilleras de gran calidad, que tienen sus huecos en los carteles, que torean y lo hacen de maravilla. Personalmente, estoy en contra de hablar del tema de la mujer porque, hoy por hoy, abre más puertas que cierra. Creo que es mucho más difícil para un novillero entrar en un cartel que para una novillera que torea y tiene calidad.

-¿Usted ha tenido alguna piedra en el camino por ser mujer?

-Fíjate, yo he llegado a ocupar puestos importantes dentro de la comercialización, llegando a ser la única «broker» que estaba comprando animales en España y, además, gestionaba bastantes ganaderías. Y a mí lo que me han exigido siempre es ser profesional y dar la talla. No sé si es porque estaba en el lado de comprar los terneros y era diferente, pero no he vivido lo de que preguntasen por un hombre.

Evidentemente, en todos los sectores y ámbitos hay gente de mente cerrada, pero no sólo por ser mujer, por hacer las cosas de otra manera o por trabajar de forma novedosa. No digo que no haya machismo, pero, hoy por hoy, me preocupa más el feminismo radical que el machismo. Creo que va a tener más problemas el día de mañana mi hijo que mi hija.

-Es ganadera y se dedica a los caballos, ¿sigue ligada al mundo del toro?

-Tenemos una ganadería de raza merina, es un negocio familiar y, a su vez, en la familia hay una ganadería en la que yo llevo la representación de caballos de pura raza, con los que estamos compitiendo fuerte a nivel de doma clásica; vamos ahora con «Senador» al Campeonato del Mundo en SICAB.

Siempre he estado unida al toro y al caballo como aficionada o como ganadera. Me dedico, principalmente, a la genética y a criar buenos animales que sirvan como estándares de las razas puras: merino puro 100 % español y pura raza española, defendiendo el patrimonio genético español y creo que es lo más importante que tenemos, la oveja merina y el pura raza, esos animales que eran animales de raza de reyes, que llegaban a obsequiarse a otros monarcas y que llegó a estar incluso penado con la muerte sacar un ejemplar puro de España sin autorización real.

En el toro, tengo buenas relaciones porque fui consejera en Extremadura y, gracias a mí, se dotó de estatuto legal a la tauromaquia; de hecho, la Dirección General, con mucho problema político y demás, conseguí que se llamara Dirección General de Infraestructuras, Mundo Rural y Tauromaquia, siempre he defendido eso.

Camino Limia, en uno de los concursos a los que ha acudido este año con su caballo "Senador", de pura raza española.

Camino Limia, en uno de los concursos a los que ha acudido este año con su caballo «Senador», de pura raza española. / Cedida.

-Ha sido galardonada recientemente con el Premio a la Excelencia como ganadera y defensora de la sostenibilidad agropecuaria de los Premios Europa, ¿una sostenibilidad extensible a la ganadería brava?

Si hay un sector ganadero que es 100 % sostenible y amigable con el medioambiente es el del toro. Es la única actividad ganadera donde el manejo tiene unas características tan cuidadosas con el entorno, que en la dehesa donde conviven toros hay más de 200 especies que viven, además, en un entorno único al de otro modo de ganadería, donde hay mucho manejo y trabajos y, muchas veces, de molestar a determinadas especies que buscan esos espacios tan tranquilos.

Creo que el que no conoce y no vive el mundo de la tauromaquia se está quedando con el último acto de la película; se olvida todo lo que hay delante: ese amor por el campo, por el toro, por el respeto, por una cultura y por una forma de hacer las cosas ancestral que ahí se respeta. Esa forma de hacer las cosas bien, de cuidar ese encinado, ese suelo, esas charcas llenas de tritones y de especies que no está en otras ganaderías más de carne, sólo existe gracias a que ese toro tiene un fin, que es torearlo.

-Desde el prisma político del cargo que ha ejercido como consejera en el Gobierno de Extremadura, ¿qué opina del reciente fracaso de la ILP que pretendía derogar la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial?

-Creo que, al final, muchas veces, no es lo que realmente sucede, o lo que realmente nos quieren vender, como que hay mucha gente que está en contra de los toros. Es que no es así.

Yo creo que la tauromaquia está arraigada incluso en nuestros caracteres más internos, como sociedad, desde la Prehistoria. Entonces, el problema es que muchas veces el taurino o el aficionado no se atreve a defender su papel porque, hoy, ir contracorriente es una cuestión que levanta muchas ampollas y, sobre todo, que pone en conflictos a las personas. Creo que era normal que no saliera adelante.