La estación de autobuses de Oviedo, el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega o el campo de fútbol Carlos Tartiere comparten firma. El arquitecto Emilio Llano Menéndez (Tebongo, Cangas del Narcea, 26-8-1952) diseñó estos edificios ovetenses, entre otros muchos, a lo largo de su dilatada trayectoria profesional. A sus 73 años sigue trabajando, con despacho en Oviedo y otro en Marbella, y acudiendo cada semana a la oficina de Cangas del Narcea.
Infancia.«Mi padre, Alipio, era de Tebongo y mi madre, Dolores, de Bebares, un pueblo precioso de Tineo que quedó tapado por el embalse de Calabazos. Allí pasé parte de mi infancia. Tengo un hermano mellizo, Jose».
Corias. «Estudié en la escuela del pueblo y después en Corias, en lo que hoy es el parador nacional y que entonces era monasterio. Allí, los Dominicos impartían un bachiller técnico laboral, que ha sido una oportunidad para mucha gente como yo que no teníamos otras salidas por no estar viviendo en una ciudad. Ese bachiller lo cursamos no solo cangueses, sino de otras zonas de Asturias, porque en la etapa en la que estuve había muchos alumnos, por ejemplo, de las Cuencas».
Interno.«En Corias estudiamos mi hermano y yo. Estuvimos internos, aunque dada la proximidad de mi pueblo, los dos primeros cursos íbamos en bicicleta. Recorríamos los ocho kilómetros que separan Tebongo de Corias. Basilio Cosmen Adelaida, hermano del empresario Pepe Cosmen, era el rector de la orden religiosa en la etapa en la que estuve allí e incorporó la posibilidad de estudiar el Bachiller en el monasterio».

Emilio Llano junto a Luis Riera Posada, en el salón de plenos del Ayuntamiento de Oviedo / .
Londres.«Después de 4º de Bachiller había una reválida y después de 6º otra. Justo antes de terminar este último curso y hacer la reválida ya tenía unas inquietudes que no iban acordes con los medios económicos familiares y decidí marchar a trabajar a Londres durante el verano para ganar dinero. Estuve empleado en un hotel, de mozo de cocina. Fue en el verano de 1969 y recuerdo estar allí cuando llegaron los americanos a la Luna».
Primer viaje en avión. «A Londres fui en barco. Pero al ganar dinero allí trabajando en el hotel pude comprar un billete para volar a Barcelona. No me había subido nunca a un avión y para un chaval de Tebongo supuso abrir una ventana al mundo. Me marcó e hizo que quisiese superarme. Para empezar una carrera superior hacía falta hacer una prueba de madurez. Si se hacía una carrera media, con el bachiller superior era suficiente, pero para estudiar, por ejemplo, Arquitectura, había que pasar esa prueba de madurez, que se hacía en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo. Consistía en un examen oral y otro escrito, y los superamos muchos de los que estudiamos en Corias, lo que da muestra del nivel de la docencia que se impartía allí».
Barcelona. «En ese viaje a Barcelona fui a ver la Escuela Técnica Superior de Arquitectura y conocí a unos chicos que estudiaban allí. Me gustaba la arquitectura. En Corias un profesor que impartía Dibujo me orientó. Me comentó que tenía condiciones, pero igual que me dijo eso otros frailes les dijeron a mis padres que me comprasen el billete de vuelta porque sacar una carrera superior era muy complicado».
Estudios de arquitectura. «Al año siguiente cuando acabé el bachiller en Cangas del Narcea y superé la prueba de madurez fui a matricularme a Barcelona. No me correspondía por distrito universitario porque abría la Escuela de Arquitectura de Valladolid, que era la que nos correspondía a los asturianos. Pero me pude matricular en Barcelona tras justificar que tenía unos parientes en Gerona».
Beca salario y trabajos. «Empecé el primer curso con 17 años y terminé con 22. En mi familia no había medios para que estudiase en Barcelona y la carrera la cursé con una beca salario, que daba el Estado para formarse fuera del distrito al que pertenecías. También trabajé. Hice un poco de todo. Desde elaborar encuestas a trabajar como delineante en un despacho de arquitectos. También di clases de Dibujo y Matemáticas en un colegio. Hace poco tiempo encontré una carpeta con los dibujos que hacían los alumnos, que iban al barrio gótico para hacer los bocetos. Viendo las notas que puse me di cuenta de que igual era un poco duro evaluando».
Viajes. «Barcelona era la vanguardia de Europa. Allí vivía en un piso compartido y siempre que tenía oportunidad viajaba por Europa. En aquel momento visité los países del telón de acero. Fuimos a Checoslovaquia y a Rumanía. Con un amigo cogíamos un coche y en ocasiones nos quedábamos sin dinero y volvíamos como podíamos».
El servicio militar. «Cuando terminé el curso volví a Asturias y me colegié como arquitecto. Pero tenía pendiente hacer la mili. Me tocó hacerla en Vitoria. Llegué al Centro de instrucción de reclutas (CIR), donde se recibía formación durante tres meses para mandarte después a otro destino. Pero tuve la suerte de que en ese reemplazo y en ese sitio no había más arquitectos. Y quedé durante toda la mili en aquel centro, que era donde estaban los mandos y donde me encomendaron trabajos ya como arquitecto con el capitán que estaba encargado de las obras, que se llamaba Serafín. Me pasé toda la mili ayudándole. Proyecté unas lavanderías y unos puestos de guardia. Tuve suerte porque ya tenía el título».
Luis riera posada. «Tras terminar la mili volví a Oviedo. Me presentaron a Luis Riera Posada, que era en aquel momento alcalde de Oviedo, por UCD, y me propuso ser el coordinador de Urbanismo en el Ayuntamiento en la legislatura en la que se preveía revisar el plan general de ordenación. Colaboré con él durante el mandato y cuando terminó me propuso ir en la lista con la que se iba a presentar a las elecciones municipales. Me incorporé pero como independiente, ya que nunca milité en ningún partido».
Experiencia política. «Ganó las elecciones Antonio Masip (PSOE) y fui elegido concejal en la lista de Luis Riera. Estábamos en la oposición. Y fue entonces cuando se redactó la revisión del plan general, en la que participé con el arquitecto Pedro Blanco, con el que tenía muy buena relación. Cuando se aprobó la revisión del plan me fui porque mi vocación no era la política, era la profesión. Pero estar ese tiempo en el Ayuntamiento fue una buena experiencia profesional y personal».
Los inicios en la profesión. «Los primeros proyectos los hice estando en la mili y además de para el Ejército diseñé cien viviendas para una empresa promotora en el polígono Lakua, en Vitoria. Eso me permitió, cuando llegué a Oviedo, después del servicio militar, y con una hipoteca, comprarme una vivienda».

Emilio Llano saluda en 1997 a Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias entonces, en la inauguración de la primera fase de construccion del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega / .
La arquitectura. «Se dice que la arquitectura te sobrepasa a ti y a tu vida, porque lo que dejas son obras que van mucho más allá de tu existencia. Tus proyectos se pueden estar observando una vez que te has ido y eso puede ser para bien y para mal».
Planes parciales. «En Oviedo elaboré el plan parcial de Montecerrao, el PERI (Plan Especial de Reforma Interior) de La Ería, y participé en otro plan parcial, el de Monte Canales, que está pendiente. E hice otro documento urbanístico, el de los altos de Santo Medero».
Edificios con su firma. «Diseñé la estación de autobuses actual, que sacó a concurso el Principado. Hice el proyecto y llevé la dirección de obra del centro comercial Los Prados, cuyo promotor era Continente. Diseñé el hotel AC, el Instituto oftalmológico Fernández-Vega, el campo de fútbol Carlos Tartiere, y la rehabilitación de Villa Magdalena, con Sedes como empresa constructora. También elaboré los proyectos del hotel de La Gruta, del centro comercial Valle del Nalón, en El Entrego, y del edificio de Leroy Merlin, en Llanera. Además de edificios de viviendas, que era lo que más se diseñaba».
Viajes a otros países para un diseño complejo. «El Instituto oftalmológico Fernández-Vega es el edificio más complejo que proyecté y quedé muy satisfecho con él. Con el doctor Fernández-Vega viajé a varios países, a Estados Unidos, Alemania o Francia para encontrar el modelo más adecuado para desarrollar esa actividad. Un complejo oftalmológico como este, que iba a ser referencia no solo para Asturias sino también para España y a nivel internacional, obliga al arquitecto a meterse en la materia. Esas dificultades que existen a priori hay que trabajarlas mucho y creo que el resultado de ese proyecto ha encajado correctamente con las necesidades».
La estación de autobuses. «El diseño era muy complicado porque el solar es un rectángulo larguísimo, con más de 100 metros y había que dar una solución adecuada para que hubiese funcionalidad para el uso de los autobuses y a la vez que el espacio interior tuviese algún sentido. Y en la estación hay un mural de pintura lineal, con doble espacio, de forma que cuando estás dentro no estás viendo solo una pared o una tienda de souvenirs, sino que estás viendo un doble espacio que te evoca una obra artística».
Rehabilitación en el centro de la ciudad. «Diseñé la rehabilitación del edificio en el que se ubicaban los cines Fruela y Aramo, que se convirtieron en la tienda Sfera. Se vació el edificio y se hizo la tienda para El Corte Inglés. Conservé las taquillas y el ambigú de la primera planta».
La familia. «Me casé en 1978 con Mercedes, que era de La Rioja. Falleció en 2012 tras una larga enfermedad. Tuvimos dos hijos, Javier y Felipe. Mi pareja actual, María del Carmen, es de Cangas del Narcea».
El salto internacional. «Mi hijo Javier se incorporó al despacho en 2011 y dirige la oficina que tenemos desde hace casi dos años en Marbella. Hay bastante trabajo en el sur. También trabaja en el despacho mi hijo Felipe, que es informático. Cuando se unió Javier empezamos a trabajar fuera de España. Diseñamos proyectos en América y también en el Adriático, concretamente en Montenegro y Albania. En Montenegro diseñamos un plan parcial para un complejo en una zona que se llama Kotor, con hoteles y una marina. En Albania hicimos desarrollos urbanísticos para un fondo americano y en la ciudad mexicana de Mérida un proyecto de un hotel. En Paraguay también elaboramos diseños de hoteles. En la etapa en la que surgió aquí la crisis inmobiliaria desarrollamos todo tipo de obras en América».

Emilio Llano junto a su hermano mellizo / .
Llave en mano. «En el sur hay muchos inversionistas extranjeros que encargan proyectos y que quieren que nos ocupemos no solo de la redacción del proyecto sino también de la ejecución de la obra, una fórmula que se llama llave en mano».
La comarca occidental. «Llevo toda la vida trabajando en el occidente, fundamentalmente en Cangas del Narcea, Tineo y Allande. Esa zona la llevo con mucho cariño porque es donde empecé y de donde tengo referencias personales y familiares y un arraigo con el territorio que quiero conservar».
Despacho en el concejo natal. «En Cangas del Narcea tengo un despacho, al que voy todas las semanas a pesar de que está a 100 kilómetros de distancia. Allí hice muchas viviendas, un parque público y gané un concurso recientemente para la rehabilitación del edificio de ‘El Molín’, construido en 1900. También estoy trabajando en la restauración del hotel Truita, que se quemó. La obra se lleva a cabo respetando la arquitectura del autor del proyecto, del cangués Gómez del Collado. Hice, además, unidades de gestión, hoteles y viviendas unifamiliares. En Corias, donde estudié el Bachiller, restauré varios edificios, lo que me permitió volver al lugar donde he pasado varios años».
Referente. «Rafael Moneo, figura a nivel mundial, tenía la cátedra en Estados Unidos y vino a la Escuela en la que estudié en Barcelona para impartir un curso de proyectos de arquitectura de 4º curso. A todos los que tuvimos la suerte de ir a sus clases magistrales nos marcó. Me encantaba escuchar sus lecciones. Decía que lo más importante de la arquitectura era el fin social y que este va más allá de propio diseño. A Moneo lo pude saludar en Oviedo, después de muchos años, cuando le dieron el premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2012».
Cambios en la arquitectura. «Ha habido uno fundamental, que afecta a la forma o el método de trabajo. Conservo el proyecto fin de carrera, de un aeropuerto en La Rioja, y lo hice a mano en papel vegetal y con rotring. Mi hijo ya estudió con la tecnología del autocad o de los programas de ordenador. Ese es cambio fundamental, en la herramienta, pero no en la capacidad de creación. La tecnología ha cambiado radicalmente de cuando estudié a ahora. La Inteligencia Artificial (IA) lo va cambiar todo, pero al final el ser humano tiene que dejar su impronta en el diseño».
África. «Me gusta mucho viajar y me interesa África y convivir con las etnias. Conozco Zimbawe, Zambia, Sudáfrica y Boutsana. En este último país hay un río, Okavango, que nace en Angola, pasa por Namibia y desemboca en Boutsana. Lo traga el desierto del Kalahari y es el único río caudaloso de África que no desemboca en el mar. En épocas de lluvias tiene un caudal muy fuerte y hace una marisma en el desierto. Si un día me pierdo, me encontrareis en África. En un viaje a Zimbawe un agente, al ver el pasaporte, pensó que Tebongo era un lugar africano y tuve que explicarle que era español».
Suscríbete para seguir leyendo