Nunca gusta perder, pero cuando lo haces con pelota para empatar a pocos minutos del final y castigado por dos de tus ex jugadores durante los últimos años como son los hermanos Martínez duele aún más por como se dio esa decepción que supone volver a perder en Huerta del Rey y que el fortín inexpugnable empiece a tambalearse (solo un poco). Los gladiadores azules estuvieron en partido durante 50 minutos pero acabaron claudicando por el desgaste físico y mental de una exigente cita.

El siempre amargo sabor de quedarse sin sumar genera en el técnico del conjunto vallisoletano una sensación de autocrítica y de ponerle las cosas fáciles a un Logroño que está un paso por encima de los gladiadores azules, al menos en lo deportivo en las últimas campañas: «Logroño seguramente está a un nivel de plantilla superior».
Además, aprovechó para analizar la derrota y el juego desplegado por ambos equipos «Una derrota contra Logroño que puede ser factible y hay que asimilarla. Nos ganaron con un juego directo, fácil y muy vertical. No fuimos capaces de parar su uno contra uno y las transiciones y goles sencillos nos hicieron mucho año, aunque no merecimos tanto castigo como pasó con Huesca y Guadalajara cuando les ganamos». Pisonero achacó en parte el desgaste físico de sus jugadores a «un brote de gripe que tuvimos en el vestuario y ahora se puede decir, aunque mantuvimos el tipo durante bastante tiempo nos exigió mucho en el 5:1».
Se intentó su continuidad
En balonmano no es tan habitual que existan cláusulas del miedo cuando buenos jugadores con pasado en tu equipo se enfrentan contra ti y eso lo sufrió un Recoletas que sintió el nivel de los hermanos Martínez en sus propias carnes. Por ello, en relación a los hermanos Martínez, que cuajaron un excelente partido en su regreso a Huerta del Rey, Pisonero reconoció querer haberlos renovado para que continuaran con los gladiadores azules, «apostamos por mantenerlos, dos jugadores hechos y crecidos aquí, pero no pudimos».