Paca Velardiez siente la llegada del verano como un aumento de la felicidad, con más ganas de salir a la calle con una vestido y … sandalias y sentirse feliz. No le resulta fácil planificar sus viajes o descansos porque trabaja en cuatro montajes teatrales, pero lo agradece. El verano para ella, además, está inevitablemente unido a las noches en el Teatro Romano de Mérida.

–¿Le gusta el verano o prefiere otro momento del año?

–Me encanta el verano, me encanta. Me da igual el calor que pueda hacer, que tú sabes que aquí en nuestra tierra es mucho, pero yo lo soporto muchísimo mejor que el frío. Y mira que soy calurosa, que yo el frío tampoco lo llevo mal. Y con mi menopausia que llevo ya así como dos años, pero algo bueno tienen porque en realidad el invierno no tengo tanto frío como otra gente (se ríe).

Día especial

«Cualquier día de verano en el Teatro Romano es maravilloso porque es mágico siempre»

Turismo

«Por mi trabajo no suelo poder planificar los viajes, son a contrarreloj salvo alguno concreto»

–¿Cambia el horario de sus rutinas en verano?

–Depende. Imagínate que has llegado un día tarde, pues igual te levantas un día más tarde. Si tengo ensayos, la rutina es distinta. Si estoy en casa que no tengo mucho que hacer, siempre intento dormir un poco más, pero casi nunca es posible, siempre me despierto antes de que suene el despertador.

–¿Y en general tiene más trabajo?

–También depende un poco, porque fíjate, este año por ejemplo, así en general está la cosa un poquito más flojita. Pero en teatro es cierto que, si te va bien, puedes funcionar igualmente en invierno y en verano. Lo único que pasa es que en verano se trabaja más días. En invierno los teatros suelen funcionar viernes, sábados y algún domingo. En verano puedes actuar cualquier día de la semana porque la gente es más libre.

–¿Suele planificar el verano, sus viajes?

–Realmente las veces que planifico ha sido cuando he salido de España, algún viaje un poco más concreto que sí que tienes que organizar un poco. En general no puedo planificar por mi trabajo. La decisión suele ser de última hora, ya no puedo comprar un billete más barato con tiempo porque nunca sé qué va a pasar. Así que lo hago a contrarreloj.

–¿Viaja en verano u en otra fecha?

–Suelo hacerlo en enero, febrero o últimos de diciembre porque es cuando está la cosa pues un poco más paradita.

–¿Cuál es tu plato favorito en esta época?

–Las cositas fresquitas, ensaladita, aunque sea una con garbanzos, otra con atún, otras con lo que sea, pero ensaladita. No soy muy gazpachera, que fíjate que le encanta a todo el mundo. También tengo un gran problema, que a mis 57 años yo lo de la cocina lo llevo muy mal (se ríe).

–¿Y cambia mucho su forma de comer, se abandona?

–La verdad es que tengo menos hambre. No sé si le pasa a todos. Sobre todo porque no te van a meter platos calientes, que son a lo mejor más contundentes en invierno.

–¿Se echa la siesta?

–No. Recuerdo que de pequeña venía un primo mío de Madrid todos los veranos y y jugábamos a disfrazarnos y a historias así, pero qué va, nos aguantábamos ahí. No te voy a decir yo que a lo largo de la vida alguna cabezadita, pero en general la siesta no va conmigo.

–¿Diría que socializa más en verano?

–Cuando ya va llegando el buen tiempo, a mí se me despierta algo. Me viene la felicidad, será por el simple hecho de que me gusta más este tiempo. Si quieres salir a la calle, te pones un vestido, metes los pies en una sandalia y no tienes que pensar más nada. Te tiras a la calle y eres más libre.

–¿Hay algún sitio que le guste para escaparse?

–Ahora mismo voy a Valencia a dar una sorpresa a unos amigos y es muy bonito, no te voy a decir yo que no. Pero por ejemplo, si tengo poco tiempo, nosotros estando aquí en Badajoz, pues tenemos Portugal que me encanta. Y sin salir de Extremadura hay zonas maravillosas también.

–¿Trabaja mucho este verano? ¿Estará en muchos escenarios?

–Tengo trabajito, sí. Haremos Medellín y Regina por lo por las extensiones del Festival de Teatro Romano de Mérida. También tenemos funciones con ‘La aparición’ y con ‘Retiro espiritual’ en las unidades móviles de la Junta de Extremadura y tenemos funciones en ‘Bodas de sangre’. Son casi todas comedias, salvo ‘Bodas de sangre’, lógicamente. Un veranito divertido y la gente las comedias las vive estupendamente. Así que contenta. Siempre con trabajo.

–En septiembre, ¿le cuesta volver a la rutina?

–Claro. Lo mismo que me pongo contenta en este momento, cuando empieza el verano. Cuando termina le toca una especie de depresión que nunca en la vida me acostumbro. Es el cambio de tiempo, empiezo como a sentirme triste, un poquito mal y así todos los años. Luego ya se supera. No hay problema, se puede ser igual de feliz en invierno que en verano.

–¿Recuerda algún día de verano especial?

–Cualquier día de verano en el Teatro Romano de Mérida es maravilloso porque es mágico siempre, da igual cuando sea. Sí que recuerdo, por ejemplo, ver la luna llena impresionante allí con un lleno absoluto. Cuando se encienden las luces hay 3.000 personas mirándote. Recuerdo ‘El cerco de Numancia’, en 2017. Ese verano hizo un calor impresionante y llevábamos un vestuario con una camiseta de manga larga, más un jersey como de agujeritos también de manga. Los días de calor casi nos daba algo, pero fue un montaje increíble y fue muy bien recibido. Fíjate que ahora, con todo lo que está pasando, lo que trataba esa obra sigue siendo actual, podríamos hacer ese montaje toda la vida porque, por desgracia, eso no se soluciona. Pero bueno, tengo el Teatro Romano como algo especial. Quien lo pisa, lo sabe y para quien no lo haya pisado, es maravilloso.