Hay legados en la Fórmula 1 que el tiempo no puede borrar. La huella que dejó Juan Pablo Montoya en el equipo Williams es uno de ellos. Y para celebrar esa era de agresividad, velocidad pura y batallas épicas, la escudería de Grove ha decidido rendir uno de los homenajes más espectaculares de los últimos años: correrá el Gran Premio de Estados Unidos de este fin de semana con una decoración retro, inspirada en el legendario FW24 que el piloto colombiano llevó al límite en la temporada 2002.
“Un ícono regresa”: El FW24 vuelve a la vida
Bajo el lema “Un ícono regresa. El espíritu de 2002 renace”, Williams presentó en Austin, Texas, su monoplaza vestido con los colores que marcaron a toda una generación de aficionados. La combinación del blanco, el azul profundo y los toques de rojo y amarillo de sus patrocinadores de la época, transporta inmediatamente a aquellos años en los que Montoya, al volante de su Williams-BMW, se atrevía a desafiar el dominio absoluto de Michael Schumacher y Ferrari.
El homenaje no se limitó al diseño. El propio Juan Pablo Montoya fue el invitado de honor en la presentación, visiblemente emocionado al ver renacer el espíritu de su coche. “Es súper chévere porque trae buenas memorias. Williams, para mí, fue parte de mi familia”, expresó el bogotano.

Un diseño que enamoró a la parrilla
La reacción en el paddock fue unánime. Carlos Sainz, actual piloto de la escudería, fue uno de los más entusiastas. “Es como un ‘Old School’ Williams, 2002, ¿no? Luce como el de Montoya y Ralf (Schumacher). Deberíamos mantener este livery, me gusta”, comentó el español, resumiendo el sentir general de que, a veces, el pasado sigue siendo insuperable.
El propio equipo, al compartir las imágenes, destacó la importancia de su ex piloto: “Condujo el OG (el original), ahora ve renacer su espíritu”.
Una era de gigantes
El homenaje de Williams no es solo a un piloto, es a una de las épocas más vibrantes de la Fórmula 1 moderna. Entre 2001 y 2004, la dupla de Juan Pablo Montoya y Ralf Schumacher le dio a Williams sus últimas grandes glorias, con victorias memorables y duelos que quedaron grabados en la retina de los aficionados.

La imagen de Montoya poniendo contra las cuerdas a Michael Schumacher, su agresividad en los adelantamientos y su velocidad pura en clasificación, definieron a un piloto que no llegó a la F1 a participar, sino a desafiar a los gigantes.
Este fin de semana en Austin, cuando los coches de Williams salgan a la pista, no solo llevarán una decoración retro. Llevarán consigo el espíritu de una era, el rugido de un motor V10 y la memoria de un piloto que, con su talento y su carácter, dejó una huella imborrable en la historia del Gran Circo.
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