La cocina del programa «Gran Hermano» de Telecinco que se instaló en un piso tutelado de Pontevedra, perteneciente a la asociación Alba. Ramón Leiro
Hace unos quince años, una persona ligada a una asociación pontevedresa de familiares y amigos de personas con enfermedades mentales, escribió al programa porque se enteró de que sorteaban su mobiliario. Lo que pasó después aún es recordado ahora en la entidad
17 oct 2025 . Actualizado a las 09:45 h.
Alba, una asociación de familiares y amigos de personas con enfermedades mentales, gestiona ocho pisos tutelados en Pontevedra, a los que el Sergas deriva a pacientes con patologías como esquizofrenia. Las viviendas se han revelado como un lugar que aporta paz, equilibrio y una vida mejor a sus usuarios después de que se viese que su convivencia en familia o pareja era inviable. Nadie duda ahora de los beneficios que suponen, ya que se comprobó que estos enfermos recaen con menor frecuencia y tienen menos ingresos hospitalarios. Pero, en el año 2000, cuando Alba abrió estos pisos protegidos, la asociación fue pionera en este tipo de iniciativas. Y, como casi siempre que alguien va a la vanguardia, les costó mucho sacar adelante esos inmuebles y ponerlos en funcionamiento. Aunque se buscó la complicidad de las Administraciones, había que buscar recursos para las viviendas hasta debajo de las piedras. Y en ese camino se acabó incluso llamando a la puerta del entonces todopoderoso programa televisivo Gran Hermano. La historia con este espacio tuvo miga y la cocina de una de las casas famosas del programa acabó viajando a Pontevedra.
Cuenta Roberto Fernández, psicólogo y portavoz de la asociación Alba, que las viviendas tuteladas se pusieron en marcha en las antiguas viviendas para profesores que había en el complejo educativo Príncipe Felipe de Pontevedra. La entidad se encargó de restaurarlas. Y lo hizo poco a poco. Unos diez años después de tenerlas en marcha, se produjo una entrañable historia. Una persona ligada a Alba permanecía ingresada en el hospital. Allí fue donde leyó una revista en la que ponía que Telecinco iba a sortear la cocina del programa Gran Hermano, que entonces ya llevaba unas cuantas ediciones a sus espaldas. Esta persona no lo dudó y escribió a la cadena televisiva: «No sabemos si fue por lo que envió, porque les conmovió lo que estábamos haciendo con los pisos protegidos, o porque entramos en sorteo. Pero lo cierto es que un tiempo después nos llamaron para mandarnos la cocina».
La cocina se instaló, alrededor del año 2010, en uno de los pisos de Alba. Y el resultado fue inmejorable: «Es de calidad y actualmente sigue en unas condiciones buenísimas», señalan desde Alba. Efectivamente, así es. De hecho, los muebles de color crema y la barra tipo bar que tiene como mesa de cocina le aportan un aire más actual a un piso que, por lo demás, se nota que tiene décadas encima a pesar de los esfuerzos de la asociación y los propios usuarios de mantenerlo cuidado y limpio.
En ese inmueble que tiene la cocina de Gran Hermano viven actualmente cuatro personas con enfermedades mentales, supervisadas por terapeutas de Alba. Las estancias no tienen fecha de caducidad, se prolongan hasta que cada persona lo necesite. Pero es habitual que vaya habiendo relevos en los pisos, porque hay personas que cuando se estabilizan vuelven a los hogares con sus familias. A todos los que van llegando nuevos al piso se les cuenta la curiosidad de esa cocina en la que tantas horas pasarán: que es un mobiliario que pasó por la televisión.
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