Martes, 14 de octubre 2025, 14:17
| Actualizado 16:26h.
Frente al Muelle Santa Catalina, donde hace casi sesenta años atracó el primer barco coreano, una figura azul de seis metros inclina su cuerpo en un gesto de respeto. Es el Greetingman, la escultura del artista Yoo Young-ho que desde este martes saluda al Atlántico y a quienes se acercan a la Plaza de Canarias. Un saludo que viaja desde Corea del Sur hasta Canarias, cargado de historia, memoria y gratitud. Un lugar con mucho simbolismo ya que fue donde comenzó el contacto entre marinos coreanos y canarios, una relación que, seis décadas después, sigue viva.
Este martes cientos de personas asistieron a la inauguración de la obra donada por el escultor coreano Yoo Young-ho. No era una ceremonia más: en el aire se percibía la emoción de un reencuentro. En el evento participaron el embajador de Corea en España, Lim Soosuk, y el cónsul general en Canarias, Koh Moon-hee, junto a autoridades locales y miembros de la comunidad coreana que lleva más de medio siglo tejiendo lazos con el archipiélago y que dieron lectura a una carta de felicitación del rey Felipe VI.
La pieza, realizada en aluminio y donada por el artista surcoreano fue inaugurada este martes con motivo del 75 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Corea y España y del próximo 60 aniversario de la comunidad coreana en las Islas que se cumplirá en el año 2026.
El Greetingman honra esa memoria. «Queríamos que esta obra fuera un gesto permanente de amistad, respeto y gratitud hacia Canarias», expresó el cónsul Koh Moon-hee durante el acto. Su creador, Yoo Young-ho, envió un mensaje en el que deseó que la escultura «transmita paz y reconciliación en el mundo».
Desde 2009, la serie Greetingman ha llevado su mensaje a Alemania, Uruguay, México, Panamá y Vietnam. El de Las Palmas de Gran Canaria es el primero que se instala en Europa, y quizás el más cargado de simbolismo: no solo mira al mar, sino al pasado compartido entre dos pueblos que aprendieron a entenderse más allá de los idiomas.
El acto contó con presencia de autoridades de Canarias, como el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, el portavoz del Gobierno de Canarias, Alfonso Cabello o la presidenta de la autoridad portuaria en Las Palmas, Beatriz Calzada.
«Desde el puerto solo tenemos palabras de agradecimiento para la comunidad coreana por todo lo que han dado al puerto de Las Palmas y a su ciudadanía. Queremos que la escultura sea un punto de encuentro para el agradecimiento y la paz», comentó durante el acto Beatriz Calzada.
La jornada de actos de celebración del 75 aniversario de las relaciones entre Corea del Sur y España comenzó a primera hora de este martes con una ofrenda floral en el cementerio de San Lázaro recordó a los 83 marinos coreanos fallecidos en aguas canarias durante las décadas de 1960 y 1970. Aquellos hombres, que partieron de Busan para trabajar en la pesca de altura, enviaron a su país más de 870 millones de dólares entre 1966 y 1987, contribuyendo al desarrollo económico de una Corea que entonces comenzaba a industrializarse.
60 años de relaciones entre Corea del Sur y Canarias
Para el Consulado de la República de Corea en Las Palmas, el próximo año tendrá un valor especial. Se cumplirán seis décadas desde que los primeros marinos coreanos llegaron a las Islas, iniciando una relación que va mucho más allá de los lazos económicos.
El cónsul general, Koh Moon-hee, destaca que este aniversario «nos invita a recordar la historia compartida entre dos pueblos que se entendieron desde el respeto y la colaboración». Añade que la instalación del Greetingman «simboliza ese espíritu de amistad y abre una nueva etapa de intercambio cultural y humano entre Corea y Canarias».
«Queremos que esta escultura no sea solo un homenaje al pasado —explica—, sino también un punto de partida para fortalecer nuestras relaciones en el futuro, desde la educación, la cultura y el turismo. Es un saludo que mira al mañana», concluye el cónsul general.
La jornada concluirá con una recepción en el Auditorio Alfredo Kraus por el Día Nacional de Corea. Allí se mezclarán los acordes del K-pop con el aroma del ramén, las sonrisas con los recuerdos, y la certeza de que aquel saludo inclinado —tan ajeno y tan universal a la vez— seguirá recordando que el respeto también puede ser arte.
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