No son buenos tiempos para Conor McGregor. Después de que el excampeón de la UFC quisiese volver a luchar y que ese combate nunca llegase, el irlandés ha estado en la Casa Blanca visitando a Donald Trump y ha anunciado su candidatura oficial a las elecciones de su país. Después de aquello, una cantante puso en evidencia al irlandés por enviarle unas fotos subidas de tono sin su consentimiento. Pero los mayores varapalos para el luchador de artes marciales mixtas (MMA) llega desde los juzgados, ya que el Tribunal de Apelaciones de Dublín rechazó este jueves un recurso presentado por McGregor contra la condena por violación que se le impuso el pasado noviembre en un proceso civil.
Un jurado del Tribunal Superior irlandés condenó a McGregor a pagar una compensación por daños y perjuicios de 250.000 euros a Nikita Hands, a quien agredió sexualmente en un hotel de la capital en 2018.
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El controvertido exdeportista, que poco después comenzó otro litigio civil por una nueva demanda de una mujer que asegura que sufrió un «contacto sexual ilegal», apeló la decisión del Tribunal y trató de presentar nuevas pruebas para ofrecer una explicación alternativa a las heridas que presentaba la demandante tras la agresión.
Esta evidencia, según los abogados de McGregor, podría llevar a otro jurado en un nuevo juicio a exonerarlo, pero la corte de apelaciones no aceptó la petición y las supuestas nuevas pruebas no se incluyeron en este recurso.
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El tribunal basó este jueves su fallo en los cinco argumentos presentados por la defensa de ‘The Notorious’, pero los tres jueces que lo componen desestimaron el recurso de apelación «en su totalidad».
La defensa del irlandés sostuvo que el Tribunal Superior no debería haber incluido en el sumario los interrogatorios efectuados por la policía tras la denuncia de Hands, en los que el luchador se limitó a contestar «sin comentarios».
La estrella de las artes marciales mixtas insistió en su inocencia durante el juicio al subrayar que mantuvo sexo «consentido, vigoroso y enérgico», pero «no duro» con Hands, a quien conocía desde hace años porque los dos nacieron en la misma zona de la capital irlandesa y tenían amigos en común.
Ambos sí reconocieron que consumieron alcohol y cocaína durante las horas que duró la fiesta en el Beacon Hotel de la capital irlandesa en diciembre de 2018.
En definitiva, una estrella del deporte venido a menos, a quien sus excesos fuera de la MMA han mermado mucho su imagen.