Resulta paradójico que, en el deporte más tecnológico del mundo, exista un problema como el del control de los límites de pista. Desde que, en aras de la seguridad, proliferaron las escapatorias de asfalto en los circuitos, su uso y su abuso por parte de los pilotos ha metido un pernicioso ingrediente a la competición. Los comisarios en las carreras no dan abasto para perseguir las infracciones. Y gran culpa de ello la tiene lo rudimentario de los métodos de control. Urge dar un paso adelante.
Es llamativo que en el tenis, el ojo del halcón —con una tecnología que procede de la propia Fórmula 1— eliminara de raíz el síndrome McEnroe acerca de si la bola entró o no entró. El árbitro ahora tiene a su disposición una herramienta donde ya puede dar un punto por bueno sin temor a equivocarse. Pero claro, controlar un espacio como la central de Wimbledon es cuestión de metros, mientras que hacerlo en un circuito de Gran Premio hablamos de alrededor de diez kilómetros. Un coste inviable de afrontar.
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Por increíble que parezca, saber si un piloto ha sobrepasado o no los límites de pista se sigue haciendo fundamentalmente por el método de la vieja escuela del video. Se anota cuando hay sospechas y posteriormente se analiza. Un método ineficiente a más no poder y que, además, provoca muchas situaciones injustas. La decisión sobre si debe haber o no sanción, si se toma con mucho retraso, crea casi más problemas de los que soluciona. Recuerden el esperpento de hace dos años en Red Bull Ring con ¡83 infracciones a revisar!
En Austin, recordamos también muchos momentos polémicos como aquel podio perdido por Max Verstappen por adelantar fuera de pista a Kimi Räikkönen. La curva más problemática del circuito texano siempre ha sido la 12, pero el año pasado, sobre todo en la carrera al esprint, se contabilizaron hasta un total de 23 infracciones, incluyendo la curva uno, la nueve, la 19 y la 20. Está previsto modificar algunos bordillos e incluso podrían, igual que se ha hecho en Austria, habilitar zonas con grava. Remedios todos que mejoran, pero que no curan.
En Austin, las escapatorias de asfalto dan pie a polémicas. (Eric Alonso/DPPI/AFP7) Un nombre legendario
Lo que sí que no se esperaba era que la solución a este problema, que afecta no solo a la Fórmula 1, sino a todas las competiciones de coches y motos en circuito, viniera por parte de una leyenda. Un personaje singular al que teníamos perdida la pista desde hace muchos años: Lord Hesketh. Sí, el mismo Lord Hesketh del equipo homónimo que disparó al estrellato a James Hunt. Con un monoplaza construido en uno de los cobertizos de su mansión, el aristócrata británico fue capaz de poner firme a todos los grandes equipos de la época. Poca broma.
Alexander Hesketh vuelve a ser ahora noticia en los círculos de la Fórmula 1 por ser el impulsor de una empresa llamada IRK, que ha desarrollado un revolucionario sistema de control de límites por infrarrojos. Es una tecnología que permite decir en tiempo real, con absoluta precisión, si un coche está dentro o fuera de los límites de pista. De este modo, los comisarios podrían, en caso de infracción, tomar decisiones en el acto. Con un margen de error de apenas un centímetro, se acabó ya la polémica.
Lord Hesketh y el autor del artículo en el circuito de pruebas de Mallory Park. (PdV)
Siempre estará el debate de las excursiones fuera de pista a resultas de ese ambiguo criterio de ser forzado a sobrepasar los límites. Pero incluso aquí, el sistema es de ayuda, porque puede ofrecer datos a los comisarios acerca de la trayectoria del coche forzador. La visita a dirección de carrera cuando dos pilotos se enzarcen seguirá siendo inevitable, pero el cuerpo arbitral tiene ahora un elemento más para juzgar quién tiene razón y quién debe ser penalizado. Un avance enorme y de urgente implementación.
En conversación con El Confidencial, Lord Hesketh explica cómo surgió la idea de este revolucionario sistema. «Después de la Fórmula 1, durante muchos años fui consejero de la industria aeroespacial británica. Este es un ejemplo más, como en su día fuera Internet, del trasvase de tecnología que hay desde el campo militar a la vida civil. En este sector es donde conocí al profesor Andrew Bradley, que fue el que propuso la idea a partir de los sensores infrarrojos de un caza Eurofighter».
Múltiples aplicaciones
El sistema, aunque revolucionario en las soluciones que aporta, en principio parte de tecnología probada y accesible. Una vez que se tiene un mapa en tres dimensiones del circuito, se colocan alrededor de unas 100 cámaras sobre mástiles repartidas por todo el trazado. Acabada la instalación, se complementa con dos pequeños dispositivos (uno delante y otro detrás) en el coche o la motocicleta de competición. En tiempo real, te dice la ubicación exacta y la velocidad del vehículo en pista.
Con el sistema, la aplicación más obvia —y necesaria— es la del control de los límites de pista, pero es útil igualmente para que dirección de carrera detecte si algún competidor se ha quedado parado por accidente o por fallo mecánico. Pero hay una aplicación que de nuevo podría marcar un antes y un después, como son las competiciones a motor en simulador. Al ofrecer las cámaras la posición y la trazada de los participantes de una carrera, se podría competir en ellas desde cualquier simulador como uno más de la parrilla.
Una vez se tiene un mapa en tres dimensiones del circuito, se colocan alrededor de unas 100 cámaras sobre mástiles repartidas por el trazado
A Lord Hesketh se le recuerdan a menudo fracasos empresariales como sus motocicletas de alta gama o el propio equipo de Fórmula 1. Sin embargo, hay que ser justo y darse cuenta de que también ha acumulado muchos éxitos en diversas iniciativas. Ha sido presidente del BRDC, el poderoso club de pilotos británico, del grupo Babcock y fue Secretario de Estado de Industria bajo el mandato de Margaret Thatcher. La Dama de Hierro fue quien le recordó que su deber histórico como Lord era participar activamente en los intereses de su país.
Va a ser interesante ver en este fin de semana en Austin cómo se gestiona todo el asunto de los límites de pista que tantos quebraderos de cabeza dio en el pasado. No dejará de ser curioso que sea Lord Hesketh, quien promovió al mayor espíritu libre de la historia de la Fórmula 1 como fue James Hunt, el que vaya ahora a meter en cintura a los pilotos para que no se pasen de la raya. Literal.
Resulta paradójico que, en el deporte más tecnológico del mundo, exista un problema como el del control de los límites de pista. Desde que, en aras de la seguridad, proliferaron las escapatorias de asfalto en los circuitos, su uso y su abuso por parte de los pilotos ha metido un pernicioso ingrediente a la competición. Los comisarios en las carreras no dan abasto para perseguir las infracciones. Y gran culpa de ello la tiene lo rudimentario de los métodos de control. Urge dar un paso adelante.