El agente José Luis Cordera era una de las voces más activas en la lucha que mantienen la Policía Nacional y la Guardia Civil, para lograr la equiparación salarial de sus sueldos con las policías autonómicas, como los Mossos d’Esquadra o la Ertzaintza. Pero este miércoles descendió a los infiernos, tras ingresar en la prisión de Segovia, como supuesto autor de la muerte de su madre.

La conmoción es máxima en el seno de la Policía Nacional por la investigación judicial de este parricidio y que tiene en la diana a un agente con más de dos décadas de trayectoria, con una destacada labor defendiendo los derechos de sus compañeros, como así lo demuestra que en 2023 fue reelegido por votación como secretario general provincial de Justicia Policial (Jupol) en Ávila -un cargo que ostentaba desde el año 2019-.

«Parece que ha sido un acto de desesperación«. «Tenía cierta adicción  al juego», tal y como explican dos fuentes distintas de las Fuerzas de Seguridad. «Sufría problemas económicos graves y mantenía deudas». De hecho, el móvil económico es una de las hipótesis que maneja la Policía Judicial en la investigación que hay declarada bajo secreto de sumario.

En la actualidad, José Luis estaba destinado en el área de seguridad de la Escuela Nacional de Policía de Ávila tras haber pasado por la unidad de Policía Judicial de esta capital de provincia de Castilla y León. «Los compañeros están muy afectados y que sea miembro de un sindicato policial es algo circunstancial que da igual». «El daño es irreparable para la familia que está destrozada porque también son víctimas de todo esto», según reflexionan fuentes policiales.

Aquí hay que aplicar una máxima: un garbanzo negro no puede ensombrecer la labor sindical de Jupol ni el trabajo extraordinario de la Policía Nacional. Prueba de ello es el sentir que trasladan las citadas fuentes sobre el presunto parricidio que se investiga: «Tendrá que pagar por esta salvajada si se demuestra que es el autor«. «Esto no tiene nombre». «Nos hemos quedado alucinados». «Es una aberración».

Una imagen de archivo de la Escuela de Policía Nacional en Ávila.

Una imagen de archivo de la Escuela de Policía Nacional en Ávila.

CNP

La autopsia deberá aclarar si la madre de José Luis murió de hipotermia en el Puerto de la Paramera: un punto donde las temperaturas bajan en picado -hasta los 3 grados centígrados- cada vez que cae la noche. Este informe forense también arrojará luz sobre si esta anciana, de 93 años, recibió un fuerte golpe en la cabeza o fue asfixiada, antes de que su cuerpo «acabara en una zona con maleza», tal y como detallan fuentes de las Fuerzas Armadas conocedoras de la investigación.

De momento, la Guardia Civil parece haber descartado que este policía nacional practicara un ‘suicidio asistido’ a su madre, para ahorrarle sufrimiento por «el notable deterioro cognitivo» que padecía y que la mantenía ingresada en una residencia de ancianos de Mombeltrán. «De haber querido ahorrarle dolor, le habría administrado pastillas o habría tomado otra medida, pero no la habría dejado tirada y sufriendo en el campo». «El cadáver había sido atacado por animales de la zona».

El cuerpo sin vida de esta pobre nonagenaria fue localizado casualmente, en una zona con vegetación que está a unos metros de un apeadero de la carretera nacional N-403, en el término municipal de Tornadizos. Allí hay una fuente con agua de la sierra y es habitual que los lugareños, incluso algún turista, se acerquen a llenar alguna botella.

«Un conductor que estacionó y que iba a hacer sus necesidades, buscó un sitio con intimidad, y se topó a la anciana entre la maleza». Este hombre quedó horrorizado por la escena: «Alguna alimaña mordió el cuerpo«. «Tampoco es descartable el ataque de algún lobo porque por esa zona suelen verse». El macabro avistamiento se produjo durante la mañana del domingo.

«Inicialmente, se pensaba que murió de hipotermia», apuntan las citadas fuentes de las Fuerzas Armadas. La Policía Judicial analizó la vestimenta de la mujer porque en las residencias de mayores, «por protocolo», se marca la ropa de sus usuarios por si se marchan del centro o se pierden. Esta medida se adopta por los usuarios que padecen alzheimer o alguna demencia.

De forma que los agentes identificaron a la mujer y fueron a la residencia de Mombeltrán donde les confirmaron que la usuaria «sufrió una dolencia» y ese fin de semana «la trasladaron en ambulancia» al Hospital Nuestra Señora de Sonsoles.

El cadáver de la anciana fue localizado en el Puerto de la Paramera.

El cadáver de la anciana fue localizado en el Puerto de la Paramera.

Simón Treloar

La lupa de la Policía Judicial se puso sobre el agente Cordera, cuando revisaron las cámaras de seguridad del centro hospitalario, pensando que la anciana pudo marcharse por su deterioro cognitivo, vulnerando los controles del personal médico, como le pasa a muchos de estos pacientes al desorientarse, pero detectaron que su hijo fue a recogerla. A partir de ahí, pidieron triangular las antenas de telefonía, para analizar los movimientos del móvil de este liberado sindical, y revisaron las cámaras de la carretera. Y saltó la sorpresa. 

«Había una imagen suya, conduciendo su coche, sin su madre en el interior»El análisis de los movimientos de José Luis, obtenido con la geolocalización de su teléfono, le ubicaba en la zona donde se encontró el cadáver de su propia madre. De modo que se deshizo como un azucarillo la teoría de que la mujer se escapó del Hospital Nuestra Señora de Sonsoles y sufrió un accidente en el Puerto de la Paramera, una caída fortuita, como antesala a una muerte por hipotermia por la bajada de las temperaturas. «El análisis del móvil le situaba en el recorrido del hospital al apeadero«.

Además, las grabaciones eran palmarias: «Pudo haber lanzado a la mujer al campo». «Le pillan por cámaras que tienen en carreteras de entrada y salida a Ávila». Este policía nacional siguió con su vida, sin sospechar que estaba en la diana de la Guardia Civil porque los investigadores siguieron recabando información y detectaron otro indicio que apuntalaba sus sospechas sobre este agente de la escala básica: «Arrastraba deudas por encima de los 30.000 euros». Prueba de ello es que en la residencia debía mensualidades por la plaza de su madre, incluso le faltaba dinero a la anciana en su cuenta bancaria.

El martes, en plenas Fiestas de Santa Teresa, la Policía Judicial procedió al arresto de este policía nacional porque «los aparentes signos de violencia que presentaba el cráneo de la mujer, unido al contenido de las cámaras de seguridad, desmontaron la hipótesis de una muerte accidental, por hipotermia, de una paciente dependiente extraviada en el hospital».

La puesta a disposición judicial se llevó a cabo este miércoles 15 de octubre, día grande en Ávila, por lo que su llegada a los juzgados pasó inadvertida. Pero tarde o temprano el escándalo iba a saltar: trascendió en el Escuela de Policía su ingreso en la prisión de Segovia y Jupol emitió un comunicado.

Los juzgados de Ávila.

“Desde esta organización sindical queremos manifestar, en primer lugar, nuestro más absoluto rechazo ante cualquier conducta que vulnere la ley o los valores éticos que sustentan nuestra razón de ser», según expone el comunicado de Justicia Policial (Jupol).

«El compromiso del sindicato con la justicia, la igualdad, la legalidad y la defensa de los derechos humanos es firme e inquebrantable, y por ello no podemos ni debemos permanecer ajenos ante una situación tan grave como esta. Queremos dejar claro que los hechos que se investigan corresponden al ámbito estrictamente personal de un policía nacional, destinado en la Escuela Nacional de Policía de Ávila, y en ningún caso representan al conjunto de los policías nacionales ni a la Institución”.

A falta de conocer el resultado de la autopsia definitiva de la nonagenaria, la Policía Judicial indaga en las deudas que arrastraba el principal sospechoso, casado con una funcionaria muy querida en Ávila y padre de dos hijos. En Jupol han subrayado que su secretario provincial no metió la mano en la contabilidad de esta organización: «No tenía acceso a las cuentas del sindicato. Así que es materialmente imposible».

Las pesquisas también buscan aclarar si la anciana, de 93 años, tenía suscrito algún seguro de vida y cuál era el alcance de su patrimonio, para valorar si su muerte podría ser la solución que buscó José Luis a su difícil situación económica. O si perpetró un supuesto parricidio porque vació la cuenta bancaria de su madre para finiquitar sus «problemas con el juego». 

Durante la investigación han trascendido datos sensibles, como que el cambio del agente Cordera de la Policía Judicial al área de Seguridad de la Escuela de Policía de Ávila, se produjo después de que en la primera unidad se produjeran situaciones extrañas, como la pérdida de material o de dinero de carteras que eran incautadas. «Oficialmente no se le expedientó, se le invitó a cambiar de destino y lo hizo en base a su antigüedad».

La autopsia deberá aclarar si José Luis, durante el trayecto en coche desde el hospital al Puerto de la Paramera, en un momento dado, agobiado por su situación personal, le dio un fuerte golpe en la cabeza a su madre y la arrojó como un animal herido, para que las frías temperaturas de Ávila, los animales y la naturaleza hicieran el resto: acelerar la descomposición del cadáver y eliminar huellas.