Mientras todas las miradas en España hoy estaban fijadas en el fracaso de la opa del BBVA sobre el Banco Sabadell, un temblor con un potencial disruptivo mucho mayor ha golpeado a la banca europea, en forma de ventas masivas que han teñido de … rojo las Bolsas, para beneficio de los activos refugio. El origen del fenómeno está en la confesión por parte de dos bancos regionales en EE.UU. -Zions Bancorporation y Western Alliance- de que están expuestos a fraudes por parte de algunos de sus prestatarios, lo que ayer provocó un efecto dominó que se extendió a otras entidades financieras del país y arrastró al Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq a perdidas de en torno a medio punto a la hora del cierre.

El pánico saltó al otro lado del Atlántico esta mañana, tanto es así que a la hora de cierre BBVA es el único entre los grandes del índice Stoxx 600 Banks -un indicador que aglutina a medio centenar de las principales entidades europeas- que luce color verde, con una subida del 5,9%, tras una corrección a su favor ante la certidumbre de que la entidad utilizará parte del dinero que invirtió en la operación frustrada para ‘mimar’ a sus accionistas.

Por lo demás, el rojo ha dominado buena parte de la jornada: a la hora de cierre, Deutsche Bank caía un 6%; Barclays, un 5%; Société Générale, un 5%; el Santander, un 3,36%; BNP Paribas, un 3,9%; UBS, un 3%; ING, un 2,7%; Unicredit, un 2,6%; suma y sigue. Con todo, el índice bancario de referencia se ha anotado una caída de dos puntos porcentuales que ha arrastrado al color rojo a todas las Bolsas del Viejo Continente.

Los analistas consultados por ABC coinciden en que la situación vivida en las últimas horas es un aviso. Lógicamente, la caída de dos bancos regionales en un país que tiene 4.000 entidades no es la única razón que explica los sucesos de las últimas horas. Como explica a ABC Xavier Brun, codirector del máster en finanzas y banca de la UPF-BSM, los problemas crediticios de estas dos entidades simplemente han despertado unos temores que ya estaban latentes en torno a la salud de la economía estadounidense. La primera señal que alarmó al mercado fue la repentina quiebra del fabricante de componentes automovilísticos First Brands a finales de septiembre, tras reconocer un pasivo de 10.000 millones de dólares.

El ruido de fondo, explica Brun, es la compleja situación macroeconómica en los EE.UU., que ha sido exacerbada por la arriesgada política comercial de la nueva Casa Blanca, vía unos aranceles que amenazan con disparar la inflación mientras la economía no remonta. Añádase a esto el cambio de política monetaria por parte de la Fed y la previsión de más rebajas de tipos, fenómeno que afecta negativamente a la rentabilidad de los bancos. La lista sigue, por ejemplo, con el creciente temor a que los sensacionales resultados bursátiles de las empresas vinculadas a la Inteligencia Artificial respondan a una burbuja que, en caso de estallar, afecte negativamente un crédito que ya empieza a renquear.

Un síntoma evidente de que la confianza va a menos es el sensacional repunte del oro, el valor refugio por excelencia, que hoy cotiza al récord de 4.300 dólares la onza. Y mientras esto ocurre, el VIX, un índice que refleja los niveles de volatilidad en las Bolsas -por eso se le llama ‘el índice del miedo’- ha remontado hasta los treinta puntos, cifras no vistas desde el pasado mes de abril, cuando Trump empezaba a sacudir el tablero comercial mundial. En cualquier caso, en opinión de Xavier Brun no hay motivos aún para prever un pánico que pueda derivar en un ‘shock’. Sobre la burbuja de la IA, que tanto ha dado que hablar de un tiempo a esta parte, recuerda que solo afecta «a un barrio» y no a los otros activos.