Mi vecino de abajo, Manolín, cuando fue a estudiar de joven a Madrid, allá por los años 50, intentó probar fortuna en el mundo del … toro. Me contó que llegó a tener apoderado y que se hizo un traje de luces blanco y plata en la sastrería de los toreros, en Fermín, pero que nunca pudo estrenar. La vida y su madre al ver que los estudios no avanzaban como estaba previsto truncaron una vida llena de éxitos, famoseo y carteles compartiendo tardes y noches de gloria con Luis Miguel Dominguín y, sobre todo, con el grandísimo Antonio Chenel Antoñete.

Con Manolín pude ver muchas ferias de San Isidro en diversas cafeterías leonesas, aunque su favorita siempre fue la Solera de Mantecón.

Es un hombre curioso al que jamás vi ponerse un abrigo porque él me decía que si se lo ponía era para que la gente viera que lo tenía y no porque tuviese frío.

Con el vi mucho y aprendí más, como aquella tarde en la que él y Rafa se atrevieron a coger un Alsa Supra e ir a Madrid a los toros. Según cuentan, hicieron el mismo camino que antaño recorrían el tiro de mulillas por toda la calle Alcalá, pero haciendo alguna parada más. Tantas paradas hicieron que aquello parecía a una Cofradía volviendo a su barrio y luego pasó lo que pasó, que no contaron bien los toros y al quinto se fueron en busca de un taxi que los llevara de vuelta a la estación.

Con mi querido Manolín disfruté de grandes faenas, quizá las mejores, como las siete Puertas Grandes en las Ventas de José Tomás. Pero también tuvimos grandes decepciones, monumentales Sainetes, que nos hacían volver a casa un pelín tristes, pero eso sí, nunca enfadados.

Esta semana León ha sido la protagonista del gran Sainete.

La semana comenzaba con dos visitas de Sánchez, y con un debate en el Congreso de los diputados en el que dos diputados por León jugaron al clásico «y tú más» pero tan forzado y con tanta mentira que daba la impresión que se había pactado en la cafetería del hemiciclo.

Luego los del partido leonesista, fueron a ver al ministro de Política Territorial, ante la escolta del diputado leonés del grupo socialista…en fin, otro sainete para un partido que sujeta el Ayuntamiento y la Diputación de León.

El jueves, representantes de la diputación se reunieron con el ministro de transportes para volverse con la promesa de que estudiará si es viable la terminal de carga del aeropuerto de León. ¿Ahora? ¿En serio?

El domingo Morante se retiró de los ruedos como sólo un tipo como él podría hacerlo. Decía Gallito que se torea como se es, y el monstruo de la Puebla no falló a su concepción y a su manera de entender la vida. Y sino, qué me dicen del brindis en batín desde el balcón del Wellington, algo sólo reservado para los más grandes.

Les sacaron a hombros, en una imagen que quedará para la historia del toreo y de las Puertas Grandes, una imagen que rebela más de lo que creemos y que consigo lleva muchas reflexiones. La primera y la que a mi más me llamó la atención es que entre los miles de personas que estaban en el ruedo llevando en volandas al torero, incluido los capitalistas, no había ni un solo calvo. Casi les diría que no había ni edad legal para tomarse un gin tónic. Saquen sus propias conclusiones.