Los rivales del Hestia, que vienen siendo los mejores equipos de la liga por posición clasificatoria y momento de forma —Coruña y Palencia—, han dejado al descubierto la mandíbula de cristal de un equipo todavía en construcción.

El conjunto que dirige Javi Zamora arranca bien los partidos, pero le cuesta horrores encajar los golpes y mantenerse de pie en la batalla, dejándose vencer muy pronto. Y eso es lo que ha vuelto a ocurrir en la noche del viernes en la ‘Caldera de Castilla’. El gran róster de Súper Agropal Palencia se ha encargado de demostrar a partir del segundo periodo por qué es un candidatísimo al ascenso desde el día uno y por qué los de Bintalfa deben seguir trabajando en encontrarse con ellos mismos.

Planteamiento de ritmo bajo

El Hestia ha salido a pista con un plan de partido claro y trazado con maestría por la pizarra de Javi Zamora, que ha vuelto a aplicar la fórmula que mejor le ha funcionado contra los equipos punteros: el ritmo bajo. Para abrir la lata se ha arrancado con un Littleson dominante al poste bajo (2-4), como viene siendo habitual en los primeros compases de partido.

Pol Figueras, desde su función de director, ha controlado las pausas de los insulares, pero no ha logrado sumar desde el tiro —ha acabado con un 2/13 en tiros de campo—. Agotar las posesiones se ha traducido en una mejor organización defensiva visitante, la cual ha dejado momentáneamente anulado en ataque a un Palencia que solo ha sido capaz de deshacer ese tejido con una combinación rápida culminada en triple de Kamba (5-4).

Alberto Padilla ha introducido tres cambios de golpe cumplidos los tres primeros minutos y que han sido el preludio al vendaval palentino: Xabi Oroz, Ugochukwu y Álvaro Muñoz. El de Azkoitia se ha convertido en el Jacobo Díaz particular de Alberto Padilla: un antídoto muy efectivo para secar por completo en la primera parte a Spencer Littleson, quien no ha vuelto a hacer acto de presencia hasta la segunda mitad.


El conjunto menorquín arranca bien los partidos, pero le cuesta horrores encajar los golpes y mantenerse de pie en la batalla. | Víctor Quintana

Por su parte, Ugochukwu, junto a Vrankic, se ha encargado de intimidar a los interiores menorquines, que han empezado a cargarse de faltas tras aguantar bien las primeras embestidas. Primero Vicedo y luego Arteaga, que ha sufrido de lo lindo con jugadores más móviles como Wintering o Borg, los cuales han encontrado pasillos al aro sacando al de Cuenca de la zona.

El comodín Lobo

A continuación, Cone ha reemplazado a Figueras a mitad de cuarto para compartir minutos con Molins en lo que ha sido uno de sus mejores tramos. Se ha estrenado con acierto con un lanzamiento sobre bote (9-11) desde el 6,75 m.

Pero todavía ha faltado por aparecer el tercero en discordia: Álvaro Muñoz. El ex de Obradoiro ha puesto por delante a los suyos con sendos triples de mucho mérito (15-11).

Sin embargo, Javi Zamora ha tenido un as bajo la manga: Jaume Lobo. El catalán, incluso empujado por su entrenador, quien dibujaba y también se ha atrevido a ejecutar sus propias jugadas provocando faltas, ha fortalecido a los suyos desde la línea de tiros libres (5 de 6) para poner el 17-18 e irse 18 iguales al segundo cuarto. Sin embargo, Lobo no ha vuelto a jugar en lo que ha quedado de partido, tan solo esos cinco minutos.

Inyección de veneno

Como si la marea morada se hubiese puesto de acuerdo para cantar al unísono «Cacho a cacho» de Estopa, el Palencia ha conectado y no se ha atrevido a volver a mirar atrás una vez ha pisado el acelerador.

Y es que precisamente así, cacho a cacho, todas las piezas de Súper Agropal Palencia han empezado a aportar puntos como si nada. Adam Kunkel ha personificado el cambio de ritmo evidente con un 2+1 antológico a Wembi (29-24) y Ugochukwu lo ha evidenciado aprovechando la asistencia de Álvaro Muñoz para volar sobre Galette y hacer estallar La Caldera.

Menorca ha muerto en ese preciso instante y el intercambio de golpes a un ritmo infernal no ha hecho más que constatar el rodillo castellano-leonés. Kunkel ha encontrado canasta desde la esquina y ha confirmado el parcial de 10-2 (37-26) con el que Zamora lo ha detenido. Pero la sangría no lo ha hecho.

Crecidos desde el colectivo y tanto con Wintering como con Borg sueltos, los de Alberto Padilla han cosechado un parcial de 16-2 (43-26) que ha puesto demasiada tierra de por medio. Así las cosas, ambos equipos se han marchado al descanso (48-31) con 17 puntos de diferencia.

Sin más tela que cortar

La situación no ha ido a mejorar de inmediato a la vuelta de vestuarios. Dos minutos y medio (7:16) ha tardado en volver a anotar el Hestia y Littleson, que lo ha probado de tres después de todos sus intentos fallidos al reverso en los lanzamientos de dos.

Sin la sombra de Oroz en el horizonte, el estadounidense ha tratado de reflotar la nave menorquina a base de amasar tiros en varias situaciones de poca tensión competitiva (7/21 TC). Pero Kunkel (4/9 T3 y 7/14 TC) ha sido el verdadero martillo pilón que ha marcado el ritmo con sus lanzamientos de tres (63-45).

Zamora ha pedido un nuevo tiempo muerto, llevándose una técnica una vez consumido, y ha intentado agarrarse al choque con una nueva defensa en zona mixta, un intento desesperado que ha recordado a Coruña y que algo ha frenado con un 1-7 de parcial (65-52). Pero solo ha sido momentáneo. Con Jakovics lanzando de tres y Vrankic en el carril central, Palencia ha dejado el último cuarto en un mero trámite.