De lejos podría parecer una txosna que sigue en pie dos meses después de la Aste Nagusia, pero al acercarse a la Plaza de las … Mujeres, bajo el rascacielos de Bailén y frente a la Estación de la Concordia, encontramos un cartel de la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi, que celebra su quinta edición en las tres capitales vascas hasta el 9 de noviembre. ‘Etxenoi’ es el nombre de este pabellón efímero que durará tres semanas, ideado por el bilbaíno Jaime Gutiérrez y la donostiarra Itziar Molinero, fundadores del estudio de arquitectura AMA y ganadores este año del Premio Peña Ganchegui a la Joven Arquitectura Vasca.
Bajo esta estructura de mecanotubo con mallas de andamio a modo de cortinas se suceden estancias que albergan escombros propios de un garbigune, televisores antiguos y viejas máquinas de escribir. Remite a los contenedores llenos de restos de obra y muebles desechados que pueblan nuestras calles, la prueba de reformas que acometemos muchas veces más por una moda estética o una estrategia de mercado que por una verdadera necesidad funcional. Gutiérrez y Molinero reivindican así la sostenibilidad arquitectónica frente al «fast fashion» de las rehabilitaciones domésticas.

Los arquitectos Itziar Molinero y Jaime Gutiérrez y su pabellón Etxenoi.
O. Belategui

«El nombre ‘Etxenoi’ lo sacamos de un poema de Esteban Urkiaga, ‘Lauaxeta’, escrito en 1935 cuando estaba encarcelado y seguramente sabía que no iba a poder regresar a su hogar», explica Jaime Gutiérrez. «Nos pareció interesante porque cada persona tiene una imagen distinta de qué es su casa, de ‘Etxenoi’. En el pabellón hay muebles y objetos de diferentes viviendas que forman un hogar». Los bloques de hormigón, los andamios, las mosquiteras… Todos los materiales de la instalación son reciclables y de empresas locales. «En vez de hacer un pabellón preciosista nos interesaba que todo volviera a utilizarse en un futuro. Y nos servimos de conceptos como la repetición y la simetría para lograr cierta armonía, como el uso de las mallas a modo de telones, para competir con el Arriaga», bromean los jóvenes miembros de este estudio en Zorrozaurre, que lleva apenas dos años y ha brillado con obras como las intervenciones efímeras Dirdirak y Garabiak, instaladas junto a la ría con motivo del Festival Gau Zuria.
«En la arquitectura, como en la moda y el diseño, muchas veces se hace tabula rasa en las reformas en vez de aprovechar ciertos elementos. Igual estamos tirando piedras a nuestro propio tejado, pero ahí está la autocrítica. Quizás sea mejor darle una segunda vida a un armario antiguo que comprar uno de Ikea», defienden los componentes de AMA, que debe el acrónimo a los apellidos maternos: Armendariz Miranda.
Si a Itziar Molinero se le pregunta por una obra arquitectónica de su Donosti natal no duda: la Plaza del Tenis, más conocida como Plaza del Peine del Viento, de Peña Ganchegui. «Esa conexión con el mar y la naturaleza es increíble», alaba. Su compañero iba a elegir el Santuario de Arantzazu, pero tira para Bizkaia y se queda con las viviendas de Juan Daniel Fullaondo en Durango, «con una calidad y un nivel de detalle increíbles».

El pabellón ‘Etxenoi’ en la Plaza de las Mujeres de Bilbao.

La Bienal de Arquitectura de Euskadi se bautiza ‘Mugak’ (fronteras) y esta edición lleva como lema ‘Castillos en el aire o cómo construir la utopía hoy’. Un sinfín de actividades gratuitas acercarán la arquitectura a la ciudadanía en Bilbao, San Sebastián y Vitoria. Entre ellas, ‘Protopía’, de Ana Retuerto y Pablo Alberich, que enviaron cajas vacías a profesionales de la arquitectura, el diseño y el arte partiendo de la idea de la vivienda como utopía. El resultado se expone en la Estación de Abando hasta el 14 de noviembre.
Uno de los talleres en la Escuela IED Kunsthal imagina el futuro mediante el uso crítico y creativo de la Inteligencia Artificial. ‘We Make Cities’ mostrará, entre otras impactantes imágenes, un Museo Guggenheim rodeado por la vegetación y sobrevolado por vehículos de ciencia-ficción. El pabellón ‘Etxenoi’ acogerá otro taller con la artista Kris Meraki, que emplea lana de nuestras ovejas, un material precioso en el pasado y hoy desechado.
El reconocido arquitecto italiano Massimiliano Fuksas ha demostrado que es posible imaginar utopías y llevarlas a cabo, como su centro de congresos La Nuvola, el edificio más grande construido en Roma en el último medio siglo. De ello hablará en Azkuna Zentroa junto al editor Ramón Prat. Por su parte, el programa ‘Oteiza y la ciudad inmóvil’ recupera el proyecto que el artista concibió para el concurso de ideas sobre Zorrozaurre en 1994.