La tensión en el mar Báltico volvió a escalar este miércoles tras el avistamiento de un submarino ruso en aguas cercanas a la costa sueca, un hecho que activó de inmediato la respuesta militar del país escandinavo y que ha despertado la atención de sus aliados de la OTAN.
Según confirmó la Armada sueca, el sumergible fue detectado en la región del Kattegat, una estratégica zona marítima situada entre la península de Jutlandia (Dinamarca) y la costa occidental de Suecia. El submarino habría ingresado por el estrecho de Suur-Beldi antes de ser localizado y rastreado por aviones de combate y buques de guerra suecos.
«Se trata de una operación rutinaria que se lleva a cabo en estrecha colaboración con nuestros aliados», indicó la Armada a través de la red social X, asegurando además que tienen «una buena visión general de la situación en nuestro entorno inmediato».
El primer indicio de la presencia del submarino vino del navegante noruego Petter Ingebregtsen, quien navegaba cerca de Smögen, en la costa oeste sueca. «Apareció una silueta en el horizonte… Cuando estaba a unos 500 metros, parecía un submarino», declaró al diario Aftonbladet.
Con ayuda de unos binoculares, Ingebregtsen confirmó que se trataba de una embarcación militar rusa y afirmó incluso haber visto a miembros de la tripulación. Apenas media hora después de su avistamiento, varios cazas suecos y la guardia costera llegaron a la zona.
Este incidente se suma al resto de violaciones recientes del espacio aéreo de la OTAN por parte de cazas rusos y drones kamikaze. Como respuesta a estas intromisiones, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, anunció en Bruselas un refuerzo de la presencia militar en el este de Europa. De hecho, Alemania ya ha asegurado que desplegará varios Eurofighters en Polonia como parte de las patrullas de protección del flanco oriental de la Alianza.