El Casademont, víctima de su indolencia defensiva, protagonizó un revés inesperado en el pabellón Príncipe Felipe, al abrigo de su afición, ante rival que había claudicado en sus dos primeros compromisos de la temporada (84-88). 

El Río Breogán, muy seguro de sus fuerzas, se adjudicó el triunfo con una actitud ejemplar tras un duelo malo, áspero y trabado, sin apenas ritmo. El cuadro aragonés ofreció importantes desajustes defensivos, al margen de exhibir un juego lento en sus acciones de ataque y de presentar una efectividad del 21% en los lanzamientos triples (5 de 21). Además, desperdició hasta 10 tiros libres que hubieran modificado el escenario.

El equipo gallego ya inició el duelo con confianza y determinación, aunque pareció desencajarse ante las primeras adversidades. Yusta, con cinco puntos consecutivos -un triple y dos tiros libres-, sostuvo al cuadro aragonés en los primeros compases (5-6), y luego aparecieron Bell-Haynes y Robinson para edificar una sólida ventaja en el marcador (16-6). Por entonces, transcurridos seis minutos de juego, el Río Breogán ya acumulaba hasta seis pérdidas de balón.

La escuadra visitante, sin embargo, logró recomponerse en los últimos instantes del cuarto (19-16), tras incrementar sus prestaciones defensivas y convertir dos lanzamientos desde la línea exterior -Alonso y Mavra-. Al mismo tiempo, el Casademont había rebajado su rendimiento con las primeras rotaciones, sobre todo en sus acciones de ataque.

Mejoró el cuadro aragonés en los primeros minutos del segundo acto. Y enseguida obtuvo réditos. Miguel González, desde el perímetro, amplió de nuevo la renta local con un disparo desde la esquina (22-16), ejecutado sin ninguna oposición. Después sumaron Soriano y Stevenson (28-18), culminando otras dos buenas jugadas colectivas del Casademont, lo que obligó a Luis Casimiro a detener el encuentro.

El tiempo muerto reactivó al equipo gallego, que volvió a reducir distancias con las acciones de Mavra y Alonso y, sobre todo, con la clarividencia de Russel para hallar grietas en la defensa rival (36-32).

De ahí al intermedio, el Casademont por fin encontró a Soriano en el juego interior, para que el pívot anotara dos canastas fáciles ante Sakho; pero enseguida respondió Andric, con un certero triple, castigando otra desatención defensiva de los zaragozanos. 

Y tras los puntos de Brankovic y Cook, el partido seguía abierto al descanso (43-43), con los locales exhibiendo importantes desajustes en las labores de contención -27 tantos encajados en los últimos 10 minutos del primer tiempo-. 

Andric inauguró el segundo periodo, con un triple liberado (43-46), y poco después volvió a golpear desde el perímetro para alimentar la autoestima de los visitantes (51-56). El Casademont se manejaba en ataque con dificultades, con un juego anárquico y precipitado, y además no había corregido sus debilidades atrás. 

Los zaragozanos se mantenían en el partido gracias al acierto de Yusta, quien emergió con fuerza en un momento especialmente comprometido. El capitán igualó la contienda, con un lanzamiento exterior, en el ecuador del tercer acto, e inmediatamente después puso por delante a los locales con una penetración (58-56), mezcla de potencia e ingenio. Luis Casimiro tuvo que detener el encuentro. Yusta, por entonces, sumaba 18 puntos y 2 asistencias en 17 minutos de juego.

Dos pérdidas de balón consecutivas favorecieron la reacción de los gallegos. La primera se tradujo en un triple de Arturs Kurucs; la segunda se saldó con tres puntos de Aranitovic (58-62). El Casademont no tenía ritmo, ni velocidad, ni buenas lecturas de juego. A falta de una propuesta colectiva solvente, anotó gracias al talento individual de Stevenson, y al poderío en la pintura de Joel Soriano, para ponerse nuevamente por delante a la media hora de partido (67-66).

El Río Breogán, sin embargo, tuvo una respuesta inmediata y contundente. Se fortaleció atrás, anulando la capacidad ofensiva de los locales, y recuperó su ventaja con dos tiros libres de Russel y un lanzamiento de Aranitovic desde más allá del arco. Ahora fue Jesús Ramírez quien solicitó un tiempo muerto, consciente del desplome protagonizado por su equipo en los dos lados de la pista (67-71).

Pese a las instrucciones del técnico, el cuadro aragonés prolongó sus dudas y siguió emitiendo señales negativas. Su juego era lento, plano y previsible. Y en defensa era un bloque inconsistente, vulnerable y quebradizo. Los gallegos no desaprovecharon concesiones de tal magnitud, y ampliaron su renta hasta los diez puntos (70-80), a falta de seis minutos para la conclusión.

En los últimos instantes, Bell-Haynes asumió la responsabilidad, con cinco tantos seguidos, para seguir confiando en la remontada (75-82). Luego aparecieron Yusta y Robinson, desde la línea de personal. Tras una penetración del capitán, el Casademont se situó a sólo dos tantos (82-84), cuando restaban 90 minutos para el final del encuentro. 

Pero el Breogán se mantuvo firme. Y neutralizó al Casademont con los tiros libres de Russel y Kurucs, para acabar conquistando el triunfo, contra todo pronóstico, en el pabellón Príncipe Felipe (84-88).