Sábado, 18 de octubre 2025, 00:38
Una editorial es una casa de las que salen libros, es una firma que edita las obras de los autores literarios, gráficos, musicales, científicos… Dicho así puede sonar a una realidad uniforme, a una manera de hacer común. Pero, nada más lejos de la realidad. La diversidad, pluralidad, variedad, diferencia de estilo, singularidad –llámese como se quiera–, bien puede acompañar como calificativo al bello trabajo de los editores. Y para muestra Valencia como botón. En esta tierra las editoriales tienen probada su capacidad para generar riqueza.
La oferta editorial de la capital, como la del resto del territorio de la Comunitat, está sembrada de sellos que de manera continuada aportan novedades a las librerías y a los lectores. Y lo hacen con apuestas muy distintas que van más allá de la diferenciación por género creativo que ya puede ser un elemento diferenciador. LAS PROVINCIAS ha recorrido la oferta valenciana. Y entre el abanico de opciones destacan opciones que hablan de perfiles con carácter propio.
La visita conduce a Media Vaca, sello editorial cuyo producto, cuyos libros, ofrecen a los lectores adultos e infantiles propuestas en las que la ilustración, gran valor para las obras literarias, es la marca de la casa. Llevan veinticinco años manteniendo una apuesta de éxito, lo atestiguan los premios cosechados, que les ha situado en el mercado internacional.
También Sargantana ha conquistado una gran porción de mercado más allá de las fronteras españolas y lo ha hecho de la mano de la literatura local, circunstancia que le concede singularidad en medio de un mapa editorial donde los autores valencianos que escriben en lengua castellana no disponían de sello que publicara su trabajo hasta que hace diez años Sargantana abrió sus puertas. La casa suma a cientos de autores a los que les ha ofrecido la oportunidad de que las obras que salen de sus escritorios en Valencia lleguen a librerías de toda España y también de muchos países de Hispanoamérica. El recorrido editorial valenciano conduce, además, hasta El Nadir, sello con marcadísima personalidad que pone al alcance de los lectores amantes de la literatura gráfica un encuentro con la sátira, temas surrealistas y literatura de entreguerras con presentaciones coloristas con marcado acento gráfico. En la variedad está el gusto, y también la riqueza de la oferta valenciana.

Vicente Ferrer, editor de Media Vaca en la editorial.
Irene Marsilla

«Cuando llegamos no había libros ilustrados para adultos»
La editorial valenciana Media Vaca, un sello con 25 años de vida, ha puesto el punto sobre la í en ilustración. Esa es la apuesta de la casa. Cuando ellos empezaron «no había editoriales que publicaran con ilustraciones», apunta Begoña Lobo, gestora de la firma que dirige Vicente Ferrer. Ese era un producto que quedaba reservado a los títulos infantiles. Pero había que llegar a los adultos. Y ese fue el camino escogido para una aventura editorial que en 2018 dio a Media Vaca el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural. La concesión del premio, se fundamentaba en «el cuidado exquisito del catálogo, la calidad de sus libros y el respeto a los lectores y al resto de agentes de la cadena del libro». Además están en posesión del Bologna Ragazzi Awards de 2009 y 2016, así como con los Premios Cálamo de 2004 y 2006. Begoña Lobo explica a LAS PROVINCIAS que para ellos las «buenas prácticas» son junto con el cuidado de la edición la inquietud que les guía. Cada año sólo sacan tres títulos a a la calle. Pero, eso sí, mantienen todos los libros en catálogo. «Lo hacemos para que los autores no desaparezcan, para que sigan formado parte de una biblioteca básica». Mantienen «88 títulos vivos». En torno a Media Vaca se reúnen «más de un centenar de autores, literarios y gráficos». La casa cuenta con los dos, y los gráficos con peso notorio, el que concede marcada personalidad al sello.

Quique Olmos y Paz Navarro, editores de Sargantana.
Irene Marsilla

«Ofrecemos autores locales a lectores universales»
Hace diez años, los autores valencianos que escribían en castellano «no tenían quien les diera voz». Y salieron al paso dos jóvenes editores: Quique Olmos y Paz Navarro con el sello Sargantana. La editorial llegó para ofrecer «autores locales a lectores universales». Sargantana ha puesto a muchos autores locales en la órbita internacional. Esa es, entre otras, su grandeza, el acierto en la apuesta por lo local. En este sello los escritores de la tierra encontraron la oportunidad de dar a conocer el resultado de su creatividad literaria.Sargantana, que esta misma semana ha conmemorado su décimo aniversario, se había convertido en aliada de una familia literaria que estaba huérfana. Quique Olmos y Paz Navarro empezaron con muy pocos medios, pero poco a poco han conquistado espacio para el sello que ampara a no pocos autores valencianos. Ahora ya forman parte «del mercado internacional. Estamos en 19 países», explica Quique Olmos. Por las páginas de la casa han pasado 700 firmas en las distintas colecciones editoriales de Sargantana. Entre ellos Posteguillo, Paco Roca o Bárbara Blasco, que encontraron allí sus primeras oportunidades. Como estos nombres, otros muchos, a los que el sello de Quique y dePaz desde el ámbito local han puesto en la órbita de «600 millones de personas de lengua castellana».


«Apuesto por recuperar la tradición gráfica»
René Parra es un joven de 36 años que decidió sumergirse en el universo de la edición hace seis años cuando la empresa familiar iba a cerrar y se decidió a comprarla. «Vi ese mundo y me fui enganchando», explica a LAS PROVINCIAS. Dirige El Nadir, un sello editorial con una marcada personalidad, una firma que aporta estilo muy propio a las producciones editoriales que salen desde Valencia. Apuesta por «recuperar la tradición gráfica», apunta René. El joven editor ha puesto el ojo en el gusto por la «sátira», y también refiere «el surrealismo». También presta atención a la novela de entreguerras. Pero para comprender El Nadir sólo hay que acudir a su propia carta de presentación para comprender la clave que define la peculiaridad de la casa. El proyecto de René Parra trabaja «en busca de la diferencia desde 2003». Es así porque considera que si todas «las editoriales siguiéramos el mismo camino, nuestra cultura no sería la que ha sido, y no tendría el porvenir que tiene en este siglo XXI. Hay multitud de obras pendientes de ser editadas y apostamos por la audacia de sacarlas a la luz». Es un sello de los que se conocen como independientes, lo que significa «que no dependes de ningún grupo», afirma el joven editor, quien puntualiza que es eso y nada más, aunque a veces «editorial independiente se identifica con algo underground».
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