La vida sigue. El fracaso del intento de compra (OPA) de BBVA por Sabadell ha dejado a las dos entidades con la exigencia de seguir adelante con sus planes de negocio en solitario. Una estrategia que llevaba 17 meses marcada por una operación corporativa que no ha materializado por el rechazo mayoritario de los accionistas del banco catalán. Ahora, ambas partes tienen que plantearse el camino a seguir que, aunque plagado de incertidumbres, también presenta certezas, sobre todo, por la lluvia de dividendos que han prometido a sus respectivos accionistas.
Lo primero que parece despejarse –al menos, de momento– es que las dos entidades van a mantener a sus respectivos equipos directivos. El de Sabadell sale muy reforzado de la OPA, porque ha triunfado su hoja de ruta y, sobre todo, porque tiene un amplísimo respaldo entre los pequeños accionistas. En el caso de BBVA, el batacazo de la oferta podría haber abierto la puerta a la salida de la presidencia a Carlos Torres, más aún cuando ha intentado dos veces la misma fusión y en ambas ocasiones ha tropezado. Sin embargo, el directivo ha dejado muy claro que piensa continuar.