A las cosas nuevas hay que quitarles el envoltorio, perderles el miedo y usarlas bien. El Alimerka Oviedo Baloncesto acabó entendiéndolo ayer en su victoria frente al Tizona Burgos (93-80), en la que realizó una segunda parte espectacular, igual de sobresaliente que la primera en defensa pero sin que el brazo se les encogiera, sin que les pudiera la presión por ganar el primer partido en el reformado Palacio de los Deportes y a su vez lograr la primera victoria de curso en Primera FEB.

Calvin Hermanson, en estado de gracia

El gran protagonista fue Calvin Hermanson, que acabó con 25 puntos y que volvió loca a la defensa del conjunto burgalés cuando empezó a meter uno tras otro todos los lanzamientos que intentó. También dejó un gran sabor de boca Marques Townes en su debut. El estadounidense con pasaporte dominicano sumó 16 puntos y, más importante que eso, dio tranquilidad al OCB en momentos importantes. Su incorporación parece una gran solución después de los fichajes frustrados de Goodine y Johnson.

Una victoria coral

Pero fue una victoria coral la del equipo de Oviedo, que se comportó como un engranaje en el que todas las piezas sabían lo que tenían que hacer. El trabajo fue bueno desde el primer cuarto, pero en esos primeros instantes se notó el peso de las derrotas anteriores, de la oportunidad desperdiciada en Cartagena y de la necesidad que tenía el equipo de sumar su primera victoria. La ansiedad suele reducir la efectividad de cara al aro .

La confianza se tiene o no se tiene, y el Alimerka Oviedo no la tuvo en la primera parte. Esas cosas se notan en detalles de tanta importancia como los tiros libres, en los que hizo 8 de 17 en esos dos primeros cuartos, una suerte de las más sencillas en este deporte, que permite lanzar sin un defensor delante, y en la que eso, la confianza, tiene mucho que ver. También se notó en los triples (4 de 13).

La sensación de haber despediciado la primera parte

Y eso que el Alimerka hizo el partido que necesitaba en un primer tiempo del que debía de haber sacado más rédito. Frenó al Tizona, un conjunto que se siente aún más cómodo que el de Javi Rodríguez cuando el partido se juega a toda velocidad, defendió a un nivel altísimo y encontró a sus interiores, con un Nwaokorie que hizo muchas cosas bien. Townes, el debutante, demostró pronto que puede ser una pieza muy relevante en este equipo, con maneras de jugador importante y un físico que le permite defender con dureza. Pero, con todo eso, al descanso el OCB solo llevaba dos puntos de renta (36-34), con una sensación de haber dejado escapar una gran oportunidad de despegarse en el marcador.

Andy Huelves, un asturiano cargado de futuro

Un primer tiempo en el que también tuvo minutos de mérito el joven jugador asturiano Andy Huelves, del Tizona Burgos, que salió de inicio y anotó seis puntos. Con tan solo 18 años, el base de El Franco, formado en la cantera del Navia, es una perla del baloncesto español que se está cocinando con un entrenador contrastado como Jordi Juste y en una ciudad que respira baloncesto como Burgos.

Todo camió en la segunda parte

Todo cambió en la segunda parte, cuando por fin se dieron cuenta de que al Palacio se viene, como se hacía antes en Pumarín, a pasarlo bien. Cuando el equipo lo sintió, empezó la fiesta del Alimerka Oviedo Baloncesto y sin duda el que puso la música para que la gente bailara fue Calvin Hermanson. El estadounidense se fue a los 25 puntos y arrastró al resto del equipo, que empezó a sentirse cómodo. También fue el responsable de que la gente se enganchara. Todo es nuevo y también la afición tiene que tomarle la medida al Palacio. Algo nuevo nació en este partido, en el que la gente acabó cantando y coreando a sus jugadores.

Una victoria necesaria

Necesitaba el Alimerka esta victoria, que las cosas empezaran a encajar, con la lucha incansable de Dan Duscak, con la inteligencia de Robert Cosialls, con el trabajo de Raúl Lobaco (también con sus puntos), con el esfuerzo de Shelist, Nwaokorie, Faure y el resto de un equipo que debe hacer clic a partir de ahora. No ganara siempre, pero, aun perdiendo, el Palacio tiene que ser una fiesta.

El que mejor lo entendió fue Hermanson, un jugador que puede pasar desapercibido durante muchos minutos, como sucedió en la primera parte de este partido, pero que en el momento en el que se conecta lo cambia todo. Tras una primera parte errática, el estadounidense devolvió con un triple la ventaja (42-41) que había perdido en el inicio del tercer cuarto. El resto del equipo, Duscak, Lobaco, Copes, empezaron a ver con más claridad el aro. Un dos más uno de Faure dio once puntos de renta al OCB(59-48)cuando quedaba 2:38 para el final del cuarto. Por si quedaba alguna duda, Hermanson sumó otros 14 puntos en el último cuarto y puso a todo el mundo a bailar.

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