El pasado jueves Enrique Bunbury ingresó en el Salón de la Fama de los Compositores Latinos en una ceremonia celebrada en el Flamingo Theater de Miami (Estados Unidos). Una distinción que compartió junto a otros grandes autores como el colombiano Andrés Castro, el cubano Jorge Luis Piloto, la mexicana Mónica Vélez y, de manera póstuma, el fallecido pianista, compositor y director de orquesta argentino Lalo Schifrin.
En su emotivo discurso de ingreso, el cantante zaragozano exhibió una admirable humildad. Así comenzó: “Gracias. No estoy demasiado acostumbrado a recibir premios y condecoraciones, y no suelo ser muy afortunado en mis ‘speeches’, así que seré lo más breve posible».
Y prosiguió plasmando con palabras el orgullo genuino que sentía por esta elección: «Dentro de todos los premios que un músico puede recibir, este es a mi parecer el más importante o, al menos en mi caso, el que más ilusión me puede hacer, muy por encima del Nobel de Economía. Como músico, intérprete, productor y autor, que me reconozcan mis compañeros de profesión en la labor de compositor, es un honor que nunca pensé merecer».
El artista aragonés insistió en un talante humilde: «Primero de todo, y ya perdonarán mi ignorancia, porque desconocía que existiera este tipo de galardones, y segundo, porque se me ocurren muchos otros artistas que creo lo merecen más y antes que yo. Así que, contra todo pronóstico, me encuentro recibiendo un premio por algo que realizo con sumo placer y que me da la vida».
Uno de los capítulos más entrañables fue cuando citó a algunas de sus influencias más notables y profundas, entre las que se encuentra otro aragonés. «Nadie nace sabiendo, ni hemos inventado la rueda. Provengo de una larga tradición de compositores que me inspiraron y animaron para atreverme a grabar mis primeras composiciones y así hasta las últimas. No está de más, reconocer que, sin autores como Santiago Auserón, Andrés Calamaro, Rubén Blades, José Alfredo Jiménez, Manuel Alejandro, Héctor Lavoe o Charly García, por nombrar unos pocos, yo no estaría hoy aquí», reveló.
Un texto en el que también se acordó de sus compañeros en Héroes del Silencio: «También quiero recordar las primeras composiciones a finales de los ochenta y primeros noventa junto a mis compañeros de Héroes del Silencio con los que escribí canciones que recibieron las bendiciones del público, mucho más de lo que pudiera imaginar».