Fue un partido sin historia. No sé había cumplido el minuto uno, y ya se intuía que el electrónico podría irse a la centena… Demasiado … líder para tan poco colista en un cruce de trayectorias que hace menos de un año se vería imposible en tierras pucelanas y tierras navarras. Cómo creer que un equipo de ‘play off’ de Primera FEB, con ínfulas de ACB recibiría a uno de dos categorías inferiores –de bronce– en el campeonato doméstico…

UEMC Valladolid

Pablo Marín (6), Isaac ‘Ice’ Haney (16), Pablo Martín (0), Iñaki Ordóñez (11), Mohamed Fares Ochi (6) -quinteto inicial-, Zaiwo (17), Jacob Hanna (13), Juan García-Abril (6), Juan Rodríguez Neri (-), Pau Isern (9), Pablo Martín (11) y Lucas Barnes (-).

95

70

Castillo de Gorraiz Valle de Egüés

Alejandro Rubiera (4), Pablo Yarnoz (5), Jaxon Knotek (14), James Potier (7), Jean-Baptiste Djery (5) -quinteto inicial-. También jugaron: Alexander Calvo (8), Pau Elso (0), Javier Lacunza (13), Cedomir Zizic (6), Nahuel del Val (8) y Pablo Fernández (-).

  • Parciales
    31-18, 21-18, 26-16 y 17-18 (95-70 final).

  • Árbitros
    Alejo Sánchez, Andrea y Cotta Ávila, Daniel. Sin eliminados

  • Otros datos
    Partido correspondiente a la tercera jornada de la Segunda FEB, disputado en el Polideportivo Pisuerga ante alrededor de 2.500 espectadores.

La realidad que le ha tocado vivir al UEMC CBC Valladolid después de un descenso que le convierte en cabeza de ratón –de momento, ratón gigante– tras su traumático descenso a la Segunda FEB.

La realidad que le ha tocado vivir al Castillo de Gorraiz Valle de Egüés, al que a estas horas aún hay aficionados morados que tratan de situar en el mapa. El equipo navarro es un recién ascendido tras una temporada histórica para el club foral que se saldó con su irrupción en la tercera categoría del baloncesto nacional, pero a estas alturas aún le falta mucho poso para jugar en una cancha como el Polideportivo Pisuerga, con halo de pista histórica, aunque en la actualidad en las gradas haya algo de eco.

Sin embargo, el proyecto deportivo, a tenor de los resultados, y pese a las bajas –con la enfermería incapaz de vaciarse– va viento en popa, con una buena gestión desde el banquillo por parte del técnico local, David Barrio, que hincha las velas.

Con jugadores por encima de la categoría, firmados con esa fórmula del 1+1 –ya llegará mayo de 2026 para hacer balance–, lo cierto es que el UEMC se ha mostrado implacable en los tres primeros partidos de Liga, alcanzando sus máximos en la tarde de ayer ante el colista.

Lo dicho, no se había cumplido el primer minuto e Iñaki Ordóñez ya había puesto tierra de por medio. Pero es que Jacob Hanna –el de los mates en el campus universitario de la UEMC– repetía el concurso, pero en partido oficial y ante su público. No solo mostraba sus dotes a la hora de machacar, sino también con internadas a toda la cancha, que terminaban con la canasta y la falta correspondiente, que se convertía en ese 2+1, que levantaba al público y desesperaba al rival a las primeras de cambio.

Y si a Hanna se le añadía desde el perímetro ‘Ice’ Haney, con tres de cinco desde el perímetro, poco le quedaba al Valle de Egües para mantener el tipo. El marcado no fue escándaloso al término de los primeros diez minutos, porque los navarros fueron capaces de contestar desde más allá de la línea del triple, con un cuatro de ocho, que le daba ‘algo’ de vida con el 31-18.

En el segundo y tercer cuarto, el equipo de Barrio bajó ‘algo’ –también– el pie del acelerador, pero le permitió ver por primera vez en la Liga un rotación aceptable, con el regreso de Pau Isern y Samuel Taiwo, que completaron un buen encuentro, sobre todo en el caso del pívot, que terminó como máximo anotador, con 17 puntos.

El último cuarto solo sirvió para ver si el equipo local llevaba el marcador hasta la centena, después de apagar de forma inmediata el intento de reacción de los navarros a la vuelta del descanso. No hubo opción, y el UEMC manejó máximas rozando los treinta puntos, con hasta cinco jugadores por encima de los dobles dígitos en anotación.